El padre del cartel cubano

En julio de 2004 se inauguró en el Instituto Europeo di Design (IED) de Barcelona una muestra dedicada a Félix Beltrán (La Habana 1938- México, 1938), reputado diseñador gráfico cubano-mexicano, conocido en su día como el padre de los carteles de la revolución castrista. Entonces Beltrán tenía 66 años y ya residía en Ciudad de México, donde se exilió por lo que él consideró “el fracaso del socialismo”.

A pesar de su exilio, Beltrán, que se hacía arrancar la marca de la ropa y se resistía a trabajar para empresas que representasen valores contrarios a los suyos, decía que él no había renunciado nunca a los principios de la revolución cubana, “un proceso social que pretendía trascender el capitalismo y que resultó un capitalismo de Estado despiadado con una cultura de poder despiadada y sectaria”. “Me gusta decir que me fui de Cuba no por el socialismo, sino por la falta de socialismo”, confesó en ese momento al diario El País.

Félix Beltrán

El diseño ha de ser crítico y perdurable

Diecinueve años después de esa exposición en Barcelona, cuando Beltrán hubiera cumplido 85 años, el centro de arte de la Universidad Complutense de Madrid (C arte C) acaba de inaugurar una muestra dedicada a repasar la vida y obra de este prestigioso diseñador nacido en Cuba y formado en la School of Visual Arts y en la American Art School, ambas en Nueva York. En los años 60, influenciado por el modernismo y la abstracción que había visto en Nueva York, regresó a la isla para dar clases de diseño gráfico en institutos de referencia de la isla y diseñar carteles para la revolución, hasta que en la década de los 80 se autoexilió a México.

“Beltrán entendió siempre que el diseño debe ser crítico y que debe tener intención de perdurar en un mundo como el actual, donde se olvida todo rápidamente,” dijo Gabriel Martínez, coeditor del libro Félix Beltrán. Inteligencia visual, y comisario adjunto de la recién inaugurada exposición.

Exposición sobre los diseños de Félix Beltrán

'Clik'

La muestra reúne más de un centenar de carteles, logos, diseños y portadas de libros del reconocido diseñador, que supo imponer sus diseños y logos geométricos en los carteles revolucionarios en medio del auge del realismo socialista que llegaba de la Unión Soviética.

Una de sus creaciones más conocidas es el cartel Clik, un póster que hizo por encargo del Gobierno comunista cubano para promover el ahorro de energía eléctrica en una Cuba que entonces no tenía muchos recursos, a pesar del apoyo de la Unión Soviética. En el cartel la palabra clik aparece en el centro, en tipología de letra de palo pequeña, amarilla, sin signos de exclamación, en medio de una enorme extensión azul. Más abajo, en letra de palo blanca todavía más pequeña, se lee “Ahorro de electricidad es ahorro de petróleo”.

Cartel de Félix Beltrán sobre el ahorro energético

Un símbolo

“Los responsables del partido comunista cubano le dijeron: ‘Esto lo tienes que poner mucho más grande’, a lo que Félix les respondió: ‘Si lo pongo más grande, no dirá clik, dirá ¡clank!, ¡cataclank! o algo así’. Y consiguió convencerlos”, explicó Manuel Estrada, presidente ejecutivo de la Bienal Iberoamericana de Diseño, en una conferencia reciente en Casa América Madrid. Para Estrada, el cartel Clik fue una provocación gráfica en toda regla: “Para sorpresa de la dirección comunista, el cartel se convirtió en una especie de símbolo entre los jóvenes: se formaron unas brigadas clik de adolescentes, que pedían a la gente apagar la luz”.

Otra de sus obras más famosas es el cartel sobre Ángela Davis, icono de su carrera, que encabezó las manifestaciones multitudinarias que tuvieron lugar en 1971 en Estados Unidos para exigir la liberación de esta conocida activista afroamericana.

'Libertad para Angela Davis', uno de los carteles más icónicos de Félix Beltrán

Metódico y ‘revolucionario’

“Beltrán fue un diseñador de gran compromiso social”, remarcó Martínez, co-comisario de la exposición. Mediante sus diseños innovadores, Beltrán abrazó causas y movimientos, exigió libertad, compromiso y cambios de actitudes.

“Su madre decía que era un suizo nacido por error en el Caribe, por su carácter metódico, por la presencia de geometrías y colores fuertes y planos, aunque algunos de sus carteles del Che Guevara utilizaban la fotografía como base. Fue muy innovador”, añade Estrada, recordando que Beltrán nunca dejó de ser revoucionario. “Beltrán no se marchó a Miami, como hacían la mayoría de cubanos, porque él seguía siendo socialista”, añadió.

Cartel de Félix Beltrán sobre el Che Guevara

Diseño corporativo y consejos

En Ciudad de México, Beltrán desarrolló una importante carrera académica y profesional en el ámbito del diseño corporativo. En 1988 fundó la Galería Artis y luego el primer Archivo de Diseño Gráfico Internacional de América Latina en la Universidad Autónoma Metropolitana. Un año más tarde fundó la Galería Códice del Instituto Nacional de Bellas Artes.

Además de sus carteles, la muestra de Madrid destaca sus consejos, una serie de frases con las que acompañaba sus obras, que iban dirigidas no solo a quienes aspiran a dedicarse al mundo del diseño gráfico, sino también a quienes simplemente quieren conocer las motivaciones de su obra. “Una palabra dice más que mil imágenes”, “Quien sueña con ser diseñador gráfico debería primeramente despertar y conservar los ojos abiertos”, “La función del diseño es influir para informar o persuadir”, “Busca el sentido práctico y social (no existe lo apolítico en el diseño)”, “El diseñador es una especie de telegrafista (siempre tiene un mensaje que enviar)”, “Todo diseño cobra sentido si parte de la verdad”.

Cartel simbólico de Félix Beltrán

Sus logos

Miembro del American Institute of Graphic Arts y del Type Directors Club de Nueva York, Beltrán creía que a lo largo de su historia, el cartel se había enfrentado a la creciente aparición de medios e influencias, pero seguía manteniendo su rasgo distintivo: la persuasión. Uno de los periodos más ricos de este género gráfico, según Beltrán, fue la década de 1920, “cuando el cartel en Europa Central tuvo su época de esplendor, y como resultado de sus propiedades y simplicidad, constituía casi un escándalo en las calles, una exhibición de arte para todos los transeúntes”, escribió en un ensayo un año antes de morir. Beltrán tuvo la oportunidad de realizar varias estancias en Europa central y del este (República Democrática Alemana, Polonia, Checoslovaquia y en la antigua Unión Soviética), “que le acabaron dando un aire de europeo con un español recubierto de acentos mezclados”, escribe Estrada.

En los últimos años, ante el desarrollo acelerado de nuevos medios de comunicación y la necesidad de expansión para llegar a los rincones más alejados del mundo, Beltrán creía que el cartel “tendrá que luchar por sobrevivir y ocupar espacios interiores. También deberá hacer un mayor uso de los efectos especiales, aprovechando las diversas posibilidades que ofrecen los procesos de impresión”, escribió.

Cartel de Félix Beltrán

Por encima de las modas o las influencias de las herramientas digitales, “sus logos –síntesis geométricas en grande y en color— son piezas únicas. De una fuerza estética y gráfica difícilmente igualable. Que supera su propia función”, concluye Estrada en una emotiva efeméride publicada en la revista de diseño Experimenta.