Las encuestas sobre las elecciones de Madrid difieren en los números, pero todas sitúan a Ciudadanos como la clave del futuro Gobierno. Ayuso y Vox están al borde de la mayoría absoluta y necesitarían a los naranjas para formar el nuevo ejecutivo. Sin embargo, para que esto suceda los de Inés Arrimadas deben superar la barrera del 5% de los votos. La izquierda no consigue, de momento, tener a sus votantes en un alto grado de movilización por lo que está enquistada en números que no mejoran su actual representación en la Asamblea.

Ante este escenario tres son las incógnitas a despejar. La primera, Ciudadanos debe despejar cuánto antes quién es su cabeza de cártel --con la propuesta de Edmundo Bal-- para intentar atajar la sangría de cargos que abandonan el partido. La imagen de descomposición que se traslada tiene un efecto demoledor en sus votantes. De hecho, un 40% están indecisos. No han definido su voto.

La segunda, la izquierda debe movilizar. Los sondeos demoscópicos apuntan que hay partido a partir del 75% de participación. Incluso la izquierda podría ganar sin la presencia de Ciudadanos. La derecha está muy movilizada y la campaña de confrontación garantiza que se mantendrá hasta el 4 de mayo. La entrada de Iglesias ha agitado el tablero y los de Podemos, casi condenados a no entrar en el nuevo parlamento, parecen consolidar posiciones. El fracaso de la candidatura única no es una mala noticia porque agita el debate. La izquierda también buscará la confrontación para aumentar la tensión electoral y frases como “si eres fascista estás en el lado bueno”, de Díaz Ayuso, ya desmelenada con su comunismo o libertad, ayudan a atizar las brasas en pro de mayor participación.

La tercera, el PSOE mantiene a Ángel Gabilondo, un líder con poco --ninguno-- atractivo electoral. Este es el punto débil, no tiene tirón, pero tiene un punto fuerte, representa el sosiego y a la izquierda sensata, la izquierda de gobierno. Sin embargo, no parece que este perfil tenga la fuerza, el empuje, suficiente para tirar para arriba al PSOE. Los socialistas están en una posición rocosa de 37 diputados, que ya los obtuvo en 2015 en pleno apogeo de Podemos y el PSOE estaba inmerso en una profunda crisis. ¿Es suficiente? A todas luces no. El PSOE tiene que poner su granito de arena para animar a la participación y luchar por el electorado huérfano de Ciudadanos al tiempo que intenta atraer a los votantes más centrados de la izquierda. Y Gabilondo no es suficiente, por sí solo, para conseguir este objetivo.

En el PSOE, son conscientes, y en la Moncloa también. Saben que necesitan una Kamala Harris. Así, con nombre y apellidos, definen el golpe de efecto que se está buscando. La confirmación de la candidatura de Gabilondo cerró la posibilidad de una crisis en el siempre dispuesto a liarla Partido Socialista de Madrid. Se quería transmitir tranquilidad y serenidad. Ahora se busca ese revulsivo que haga posible un efecto Illa en Madrid. Los socialistas catalanes estaban bloqueados con 27 diputados en las encuestas. La sustitución de Iceta por Illa cambió el escenario y el PSC obtuvo 33 diputados y ganó las elecciones. ¿Existe está Kamala Harris en Madrid?

Seguramente no es fácil. En la Moncloa repiten constantemente que todavía no se ha visto todo. Habrá que esperar, pero encontrar su Kamala Harris con efecto Illa no debe ser tarea fácil. Lo de Illa se preparó con tiempo, cosa que ahora no sobra. Además, la Kamala Harris socialista tendrá que luchar contra el alcalde de Madrid en el que Ayuso se apoyará, para reforzar su flanco más moderado. El que no aparece en la estrategia es Casado que no tendrá otra opción que ir mendigando su protagonismo. El transfuguismo ha salvado del fiasco al PP, ha hundido a Ciudadanos y abre otro frente de campaña porque el Tamayazo no se ha olvidado para la izquierda, que lo agitará contra la coalición Vox-PP.

Ciudadanos resolverá su liderazgo en las próximas horas. La movilización parece estar asegurada. A un mes y medio de la cita, se registra expectación en los electores y el grado de participación estimado aumenta. Solo falta conocer a la castiza y socialista Kamala Harris. Ya tardan.