El periodista y escritor Arcadi Espada, durante la entrevista con Crónica Global /CG

El periodista y escritor Arcadi Espada, durante la entrevista con Crónica Global /CG

Pensamiento

Espada: "Cs puede gobernar Barcelona con Valls, pero no tiene líder en Cataluña"

Espada señala que Ciudadanos no puede contar con el PSC, un partido que "sólo tiene un camino, el de desaparecer", al considerar que ha legitimado el proyecto independentista

16 septiembre, 2018 00:00

Arcadi Espada (Barcelona, 1957) es contundente. Respuestas cortas a preguntas abiertas, que pretenden una reflexión sobre lo sucedido en los últimos 25 años. Incita a ello el propio Espada, que ganó el Premio Ciutat de Barcelona en 1997 con el libro Contra Catalunya (Ariel)Ahora lo ha reeditado, con la seguridad de que, entonces, se dibujaba lo que se ha constatado en los últimos años, con un plan ideado por el nacionalismo desde 1980, con la victoria de Jordi Pujol. En el postfacio a la nueva edición, Espada señala que “todo estaba dicho y hecho entonces. Otra cosa es que quisiera verse, oírse y sobre todo decirse”. Sobre el presidente Quim Torra, considera que “un presidente xenófobo no es novedad”, en alusión a los escritos también de Jordi Pujol, cuando consideraba que el hombre andaluz era “un ser insignificante, incapaz de dominio, de creación”. El periodista y escritor entra de lleno en la reflexión sobre el papel de los socialistas catalanes, y cree que Ciudadanos, un partido que el propio Espada ayudó a constituirse como uno de sus impulsores, “no tiene líder en Cataluña”, con Inés Arrimadas, aunque pueda gobernar Barcelona con la candidatura de Manuel Valls.

--Pregunta: Hay quien sostiene, para explicar la evolución política en Cataluña, que en 1980 hubo una confusión. Ocurrió lo contrario a lo que se pensaba: había más mercerías que cantautores, y ganó Jordi Pujol. ¿Por qué no ganó la izquierda que había arrasado en las municipales de 1979?

--Respuesta: Por una cuestión muy importante en la vida que es el liderazgo. Jordi Pujol ha sido el único líder que ha tenido este país. El proceso habría sido diferente, no sabemos cómo, con él al frente. No fue un líder Mas, ni Puigdemont, ni su valido (Quim Torra), ni Junqueras. Ganó por ese liderazgo, y por ese mensaje nacionalista, que es difícil de resistir. Y todo eso demuestra que Cataluña no era la sociedad madura que los comunistas pensábamos que era en ese momento.

--El PSC no pactó con Pujol en 1980, ¿pensando que ganaría en 1984?

--Joan Reventós se equivocó, pero no podemos decir qué habría pasado en 1984. ¿Una mayoría todavía mayor de Pujol? Pero el papel de los socialistas, en todo caso, es clave y está en la base de este libro. Es el planteamiento de una generación, que entonces, con cerca de 40 años, creíamos en un proyecto que pone en marcha Pasqual Maragall, de confrontación entre la ciudad y la nación. Toda la operación de Maragall, con Mascarell, Bohigas, o Subirós, lo que planteaba era el concepto de Cataluña-ciudad, una idea del noucentisme. Lo más importante de Cataluña es Barcelona. Nos creímos ese discurso, intelectualmente solvente, que Colau no ha sabido recuperar. Lo que vimos, sin embargo, es que ese proyecto sólido desde el punto de vista intelectual, era oportunista. Maragall, después de promover ese proyecto, al frente de la ciudad, pacta con ERC en la Generalitat, y legitima todo lo que ha llegado después.

--¿Maragall llega tarde a la Generalitat?

--Sí, pero eso es igual. Lo que digo es que hay una construcción teórica que es traicionada por su propio líder. No aplica el proyecto de ciudad desde el Govern. Deja TV3 en manos de ERC. ¿Por qué? Porque en el fondo se trató de un oportunismo.

--Pero quería gobernar, y el PSC no tenía mayoría suficiente. ¿Qué debía hacer?

--Pues no gobiernas. ¿Qué es más importante, gobernar o tener un proyecto político? Gobernar con la comarca, nos ha llevado a que gobiernen los de comarcas. Era gente de pueblo, pero no lo digo como algo peyorativo, sino como algo diferente, opuesto, al proyecto de ciudad que tenía Maragall.

--El PSC, en todo caso, viene marcado por el caso Banca Catalana, y la operación de Pujol, que deja a Obiols eternamente cabizbajo, como explica en el libro.

--Sí, Maragall intenta algo diferente, al margen del PSC. Pero está claro que con Obiols, y hasta Montilla, se lleva un camino que es el de la cesión. Entran en el terreno de juego nacionalista. Y con Montilla un camino de indignidad. Montilla es uno de los personajes más indignos de la sociedad catalana. Me causa una profunda repulsión. En el proceso hay tres protagonistas: los nacionalistas; los que los legitiman, los socialistas; y los que lo explican y lo construyen, los periodistas.

-Manuel Vázquez Montalbán legitima a Pujol en aquel momento, con el caso Banca Catalana, a diferencia de otros, como Jordi Solé Tura.

--Lo quise y lo quiero mucho a Vázquez Montalbán. Fue el intelectual de mi juventud, pero se comportó como el charnego agradecido. Firmó mi carnet del PSUC, junto con Albert Viladot, que fue muy amigo mío, pero yo soy del PSUC de Solé Tura, que reaccionó de forma diferente con Banca Catalana, diciendo que debía quedar en manos de la justicia.

--En el campo cultural analiza el papel de la lengua, del catalán. ¿Hubo renuncias, como aquella encuesta de la revista Taula de Canvi sobre qué se entendía por literatura catalana, que llevó a Vázquez Montalbán a arrepentirse por encargarla?

--Sin ninguna duda. Desde 1980 la gente que tiene el catalán como lengua propia vota nacionalista. Hay excepciones, una era Montalbán, pero esa división se mantiene. Ha durado 40 años, ¡y no ha cambiado! ¿Dónde está el sol poble que decían?

--¿Puede ser Manuel Valls un elemento disruptivo que lo cambie todo?

--No conozco los planes de Valls. Lo que veo es que esos dos bloques, esa fractura social, durará mucho tiempo. Pero hay dos realidades que la pueden cambiar: que Barcelona lidere moralmente Cataluña, con un proyecto cosmopolita, como capital de mediterráneo, y un líder que llegue a mucha gente. Todos los protagonistas políticos ahora son de cuarta división. Del valido no hablo, porque es un delegado, pero tampoco lo es Inés Arrimadas.

--¿Arrimadas, por qué no?

--Lo lamento, pero cometió un error de parvulario, al no presentar un programa alternativo en el Parlament tras las elecciones. Si Manuel Valls se convierte en un líder, puede cambiar la situación. Hay gente permeable a eso también, a buscar y encontrar un líder. Y tiene un gran elemento a favor y es que, ¿quién puede rechazar que esté aquí, que pueda ser candidato a la alcaldía?

--¿Y Ciudadanos?

--Ciudadanos tiene una oportunidad muy seria de gobernar Barcelona, con Manuel Valls, En cambio, no veo que pueda gobernar Cataluña. Por eso lamento que no tenga líder.

--¿No gobernará porque no tiene aliados?

--Pero, ¿cómo puede tener aliados, por ejemplo, en los socialistas, con un hombre como Miquel Iceta, que ha traicionado siempre a los suyos? Iceta esa totalmente desautorizado para una política de la razón, incapacitado para ser un líder, y al PSC sólo le queda un camino: el de la desaparición.

--¿Es necesario un cambio respecto a la gestión de los políticos presos?

--Toda la estrategia independentista es de clemencia. Se quiere presionar a los jueces y a los políticos para que tengan algo de clemencia, para que no les condenen por rebelión o sedición, pero la clemencia no se puede compaginar con el derrocamiento de un Estado de derecho.

--¿Se deberá intentar un nuevo pacto interno en Cataluña?

--¿El tercerismo? No, para nada. A no ser que gente como Antón Costas, que son nacionalistas, que se han quedado descabalgados, puedan convencer a los independentistas. Costas al principio del proceso era equidistante, quería buscar un acercamiento, y luego, lógicamente se ha distanciado. Es muy representativo de una parte de la sociedad catalana, pero todos ellos deben convencer a los independentistas para que vuelvan al terreno de la democracia.