Isabel Díaz Ayuso
Son como niños
Todos sabemos que, una de las principales actividades de nuestros políticos (por no decir la única), consiste en insultarse y hacerse la puñeta mutuamente (el bienestar del sufrido pueblo español es un asunto secundario). Pero la manera que escogió Isabel Díaz Ayuso el pasado viernes para chinchar (un poco más) a Pedro Sánchez es de un ridículo y un pueril que atufa: nada menos que concederle la Medalla Internacional de la Comunidad de Madrid al presidente de Argentina, Javier Milei, ese energúmeno que hacía campaña blandiendo una sierra mecánica como si fuese el Leatherface de La matanza de Texas. ¿Era necesario premiar a semejante hotentote, quien, además, lleva semanas poniendo verde a nuestro presidente del gobierno? Vale, yo tampoco soporto a Sánchez, pero es mi presidente y, en este caso, tengo que ponerme de su lado por mucho que me pese; también lo hizo el rey, quien se negó a recibir a Milei porque, desde un punto de vista institucional, no puedes darle bola a alguien que se cisca en tu presidente día sí, día también.
Milei anda por Europa de gira triunfal. Un día de éstos le dan otra medalla en Hamburgo (es como si la Derechona Internacional se hubiese puesto las pilas en comandita). Gracias a Díaz Ayuso, el hombre podrá volver a decir aquello tan bonito de que vuelve a la Argentina surfeando una ola de lágrimas socialistas. Pero no es él quién queda peor en este sainete, pues el dudoso honor le cabe a la presidenta de la comunidad de Madrid, que ha vuelto a ejercer uno de esos papeles zarzueleros que tanto domina. El principal problema de este penoso vodevil es que el único motivo para representarlo ha sido hacerle la pascua a Pedro Sánchez, quien no diré que no se lo merezca, pero a nivel interno, sin necesidad de contratar a figurantes extranjeros para darle donde más le duele. La actitud de Díaz Ayuso no puede ser más infantil, más de patio de colegio, más del modelo "Chincha, rabia". ¿Es esto lo que el español medio espera de sus políticos? Bueno, la verdad es que lamentablemente sí, dada la sobredosis de gansadas a la que nos tienen permanentemente expuestos. Pero si tuvieran un poco de vergüenza, torera o no, nos ahorrarían estos espectáculos lamentables que no llevan a nada más que a perpetuar el mal rollo entre ideologías (si es que se puede llamar ideologías al pensamiento profundo de Sánchez y Díaz Ayuso).
Para mí que la "ideaca" ha surgido de la mente retorcida de Miguel Ángel Rodríguez (alias MAR), que es el que le va soplando por el pinganillo a su jefa lo que tiene que hacer y que decir. Perpetrado el disparate, la izquierda apenas ha hecho comentarios (más allá de un tuit de Pablo Echenique, que con algo se ha de entretener desde que no puede entrar en la taberna Garibaldi porque Pablo Iglesias le ha puesto a la entrada dos peldaños insalvables para alguien en su situación, y otro de Óscar Puente, inesperadamente suave, con lo bien que le queda a Milei el apelativo de saco de mierda). Y, mientras tanto, el español medio (yo mismo) se ha llevado las manos a la cabeza unos segundos y luego ha seguido con sus cosas.