El Centre d’Estudis d’Opinió hizo pública una encuesta esta semana. Sobre autonómicas y generales. No sobre municipales, que es el próximo pulso político que tiene fecha en el calendario en Cataluña, pero los datos del CEO están marcando una tendencia que tendrá, a buen seguro, impacto en los próximos comicios municipales, donde PSC y ERC se juegan la hegemonía; Junts tratará de recuperar posiciones, sobre todo, en la conurbación urbana de Barcelona y en las grandes ciudades; el PP ansía reponerse y conquistar alguna ciudad como Badalona y Castelldefels; los comunes abrigan la esperanza de mantener la plaza de Barcelona, casi como único objetivo; Ciudadanos firmará su defunción definitiva; y Vox intentará emular aquellos datos que obtuvo hace años Plataforma per Catalunya.

Partit dels Socialistes. La oposición de Salvador Illa al Govern de la Generalitat con puño de hierro y guante de seda le está dando sus frutos con un lento pero constante crecimiento. Incluso, Pedro Sánchez puede salir bien parado en Cataluña a diferencia de otras comunidades donde el PSOE ha decrecido de forma más que preocupante, lo que motivó los últimos cambios en la cúpula de Ferraz. Con estos datos, Illa puede tener a su alcance recuperar mayorías en Barcelona, Tarragona y Lleida, consolidar su poder territorial en el área metropolitana y ampliar su presencia territorial maltrecha desde las elecciones de 2015. A favor de Illa juegan dos factores en su particular lid con ERC: la debilidad de los comunes y la actitud del mundo municipalista de Junts, que acaricia la idea de pactar con el PSC para debilitar a los republicanos. En contra, la gangrena que la crisis está haciendo en la economía, que sitúa al Gobierno en una fragilidad que aumenta de forma exponencial cada día que pasa. La pandemia política de la crisis está pasando factura a todos los gobiernos europeos. Y un aspecto positivo que añadir. Los socialistas han despejado la incógnita Collboni, que será candidato, y en mucho tiempo, cree que puede ganar, y querer ganar siempre ayuda.

Esquerra Republicana de Catalunya. Los republicanos mantienen posiciones en el CEO, pero no despegan. Pierden claramente ante los socialistas y no se distancian de los junteros, mientras que la CUP crece a su izquierda. Conclusión, el peor panorama ante las municipales teniendo en cuenta además que la mala gestión de Tarragona y Lleida, las joyas de la corona, hacen peligrar mantener las plazas. En Barcelona, recurren a Ernest Maragall sin despejar la lista. ERC necesita un número dos potente que consolide el partido porque Maragall no es una excepción a la vida biológica, gane o pierda las elecciones. Maragall es como es y no está dispuesto a que nadie ponga en duda que puede acabar la legislatura en plena forma con 84 años. Con este panorama, Junqueras está tratando de fortalecer las candidaturas metropolitanas con pesos pesados como Rufián –que dirá sí, quiero a Santa Coloma manteniendo su escaño— y Telechea de ejemplos. No consiguió Junqueras convencer a Tardà para ser el cabeza de cartel en Cornellà. La batalla metropolitana le pinta bien a ERC. No tanto en la Cataluña rural y la interior, donde Junts resiste y la CUP, partido municipalista, cosecha buenos resultados.

Junts per Catalunya. El desgaste a la ausencia de partido y de líder es una constante, pero se equivocan quienes auguran un batacazo. Ciertamente, la crisis del circo Borràs no ayuda a ampliar la base y solo contenta a los más cafeteros. Por eso, el partido está trabajando con candidaturas que le hagan resistir el envite de ERC, CUP y PSC, y no lo hagan desaparecer del área metropolitana. Es fundamental que los junteros tengan líder en Barcelona y tal y como están las cosas Xavier Trias puede ser el remedio al caos interno. Cuanto antes mejor. Si el sector más municipalista se hace con el control del aparato, Junts puede ser fundamental para decantar alcaldías si decide apertura de miras en los pactos. El PSC puede ser el gran beneficiado de la guerra cainita entre los independentistas.

Comunes. Con los datos del CEO se entiende que Ada Colau se vuelva a presentar en Barcelona. Es el único activo de los comunes que tiene valor añadido. El retroceso de su formación es palmario en el CEO, quedando reducida a la mitad en la banda baja de la encuesta. Los beneficiados de la caída, por un lado, el PSC y, por otro, la CUP, lo que deja a los comunes como relleno de bocadillo. Las municipales serán un antes o un después para Ada Colau y su formación. La caída de Barcelona puede tener consecuencias muy directas. La primera, la marcha de Colau, quizás al lado de Yolanda Díaz, y con ella la ausencia de un líder para Barcelona y Cataluña, aunque antes de desaparecer Colau puede ser fundamental para designar a su sucesor en la alcaldía.

Partido Popular. Resurgen los populares tras la llegada de Feijóo, pero las municipales las juega el PP catalán históricamente en campo contrario. Nunca ha tenido un partido consolidado en el territorio y no está en condiciones de conseguirlo para 2023. Badalona y Castelldefels se convertirán en su oscuro objeto de deseo, aunque Xavier García Albiol haya dado fiesta a las siglas del partido. Necesita, como Junts, un líder urgente para Barcelona porque un PP en alza puede decantar balanzas en el consistorio, convirtiéndolo en determinante para decidir la alcaldía y las políticas. Además, una subida como la registrada por el CEO dejaría al PP como el único partido de la derecha no nacionalista en Barcelona, con Ciudadanos y Vox en la cuneta.

Ciudadanos. Serán las municipales su puntilla. Para los naranjas nunca fueron un escenario proclive porque los de Arrimadas tienen una escasa implantación territorial. Se vio en sus momentos más álgidos. Ahora en época de vacas flacas es un imposible la recuperación porque no tienen líder, ni se le espera. No han sabido adaptarse a los nuevos tiempos. En un momento en el que el no a la independencia sube al 52% y el sí se sitúa en el 41%, el partido que ganó las elecciones de la trinchera de 2017 va a desaparecer.

CUP. Los anticapitalistas recogen el descontento por el fiasco del procés y por las consecuencias de la crisis económica. Aumentan apoyos de forma sustancial, pero es una incógnita cómo repercutirán en unas municipales. Los múltiples grupos que componen la CUP hacen imposible un análisis homogéneo, la ausencia de líderes también, y los fracasos –sonoros y estrepitosos— en los grandes municipios que han gobernado no auguran que el avance autonómico y de generales sea una realidad en municipales. El termómetro será Barcelona, donde siguen en el alambre.

Vox. Ignacio Garriga consiguió un buen resultado en las últimas autonómicas, pero desde entonces es o un fantasma o un convidado de piedra. Vox es como el Guadiana. Aparece y desaparece, pero en el caso del Vox catalán es inexistente. El rearme del PP de Feijóo le está afectando y la ausencia de líderes municipales los puede dejar en la inanición sobre todo en esos municipios castigados por la crisis y por la inmigración donde aspiraban a hacer un siete a la izquierda. El CEO no le augura buen futuro municipal a Vox, donde puede perder votos en varias formaciones, sobre todo favoreciendo al PP.