Este sábado se celebrará, previsiblemente en Ginebra (Suiza), la primera reunión del PSOE y Junts con el verificador (una persona o una institución) de los acuerdos entre ambos partidos, un mecanismo que el PSOE nunca debió aceptar porque sitúa las negociaciones a la altura de un conflicto internacional y se producen, además, en el extranjero.

Pero, ante la determinación de Pedro Sánchez de impedir por todos los medios un Gobierno del PP y de Vox, todas las exigencias de Junts fueron asumidas por los socialistas. Esta es la única razón para las cesiones, como reconoció ayer el propio Sánchez en una entrevista en TVE en la que admitió que la amnistía “no era el paso siguiente que quería dar” en la política de normalización de las relaciones con Cataluña. Lo mismo vale para el mecanismo de verificación y también para aceptar el relato independentista en el acuerdo entre el PSOE y Junts.

La reunión de Ginebra, si finalmente se celebra en la ciudad suiza, es un monumento al secretismo y a la opacidad. Ni se sabe con certeza el lugar, ni quiénes van a participar por parte del PSOE ni los temas a tratar ni si se va a informar de lo tratado ni quién o quiénes van a desempeñar el papel de verificadores.

Si tenemos en cuenta la literalidad del acuerdo entre el PSOE y Junts, el partido de Carles Puigdemont planteará un referéndum de acuerdo con el artículo 92 de la Constitución, mientras que los socialistas propondrán el desarrollo del autogobierno y del Estatut de 2006 que fue recortado por el Tribunal Constitucional. Otro aspecto es la cuestión financiera, en la que Junts defiende una excepción para Cataluña en la LOFCA (ley de financiación de las comunidades autónomas) mientras que el PSOE aboga por mejorar la financiación sin privilegios.

Las posturas están muy alejadas, pero, además, en los días previos Junts ya se ha ocupado de lanzar serias advertencias sobre los pactos, como si no acabaran de suscribirse y antes incluso de iniciarse las negociaciones. Primero fue Toni Comín, que alertó de los “muchos disgustos” con que podría encontrarse el PSOE, perdiendo votaciones en el Congreso, si no se cumplían los acuerdos.

Después ha sido Puigdemont, quien, en una conversación de unos minutos, “informal” y de pie, con el presidente del Partido Popular Europeo, Manfred Weber, le dijo que Junts “podría votar con el PP” para tumbar iniciativas de Sánchez –los presupuestos o alguna sobre Israel, por ejemplo-- si no hay “suficientes avances”. La conversación se produjo en una gala organizada en Bruselas por el diario digital Politico, que es el medio que ha informado de las palabras del expresident.

Puigdemont llegó incluso a evocar su eventual apoyo a una moción de censura siempre que el candidato fuera un independiente y no Alberto Núñez Feijóo. “Pero para eso el PP tiene que dar un paso hacia nosotros, no puede seguir tratándome como un terrorista”, aseguró también Puigdemont, según la misma fuente.

La advertencia, interpretada en el PSOE como “teatro”, suena poco creíble. De hecho, Junts matizó después que “en ningún caso se formularon propuestas formales y menos aún se estableció ninguna negociación para escenarios que, como remarcó el presidente Puigdemont, pertenecen a la política ficción mientras se mantenga la actual actitud del PP en relación con Cataluña y la connivencia con Vox”.

Política ficción, en efecto, aunque Puigdemont eligiera bien a su interlocutor, no en vano Weber está totalmente alineado con Feijóo en su  cruzada contra la amnistía. El episodio solo confirma la desconfianza que existe entre el PSOE y Junts a dos días de la primera reunión sobre los pactos, pero Junts, una vez presentada la ley de amnistía, no está en condiciones de cambiar de caballo.

Es también un guiño al centroderecha para el futuro, en la línea del acercamiento entre Junts y el PNV de cara a plantear una alianza entre los dos partidos más de derechas de los que apoyaron la investidura de Sánchez y que se pueden entender sobre todo en temas económicos, fiscales y sociales frente a las propuestas más radicales de Sumar y del Gobierno de coalición.

Un detalle: Puigdemont acudió a la gala de Político porque estaba incluido en una lista de los 28 personajes más influyentes de Europa en 2024. En la categoría de “disruptores”, eso sí.