Se han producido dos golpes de Estado en la historia de la democracia española del siglo XX. El primero, de 1981, es el de Tejero y Milans del Bosch.

El segundo golpe de Estado, en el año 2017, lo asestó la Generalitat de Cataluña, encabezada por los señores Puigdemont (presidente) y Junqueras (vicepresidente). 

¿Cuáles fueron los agentes que desactivaron el golpe de la Generalitat? Estos ocho:

Uno, el Rey de España. El 3 de octubre del 2017 tuvo un papel decisivo con un discurso excelente y preciso que demostró que no es sólo una figura decorativa en la representación del Estado, sino un agente activo en defensa de la democracia. “Desde hace ya tiempo, determinadas autoridades de Cataluña, de una manera reiterada, consciente y deliberada, han venido incumpliendo la Constitución y su Estatuto de Autonomía...”.

Dos, Mariano Rajoy y el Gobierno de la nación --entonces del PP-- mediante la aplicación, tardía, temerosa, pero rigurosa y decisiva, del artículo 155 de la Constitución por el que se expulsó a los golpistas del poder y se frenó la ruinosa fuga de capitales de Cataluña.

Tres, las fuerzas policiales fueron determinantes para indagar quiénes y en qué medida fueron agentes y cooperadores del golpe, y llevarlos ante...

...cuatro, el poder judicial, que impuso a estos, en juicios impecables, publicitados con luz y taquígrafos, castigos severos, pero justos.

Cinco, el partido político Ciudadanos y otras entidades más o menos significativas y numerosas tuvieron un papel importante denunciado en el ágora los despropósitos del nacionalismo, sus mentiras y sus planes.

Seis: la prensa y la intelectualidad de Madrid contaron la verdad cuando la prensa de Barcelona estaba sobornada por el Govern. (Baste recordar que los hermanos Antich dirigían La Vanguardia, molde del influyente pensamiento burgués catalán, y no durante unos meses, sino durante los años 2000-13, sin duda los mejores de sus vidas).

Siete: la ciudadanía, cuando fue convocada de una manera no manipulada y partidista, salió a la calle en defensa de la democracia, del Estado de Derecho y de la fraternidad entre los españoles.

Y ocho: algunas personalidades, incluidos el comunista Paco Frutos y el novelista Vargas Llosa, pudiendo quedarse en casa y ahorrarse enemigos salieron a dar la cara.    

Mientras todos estos colectivos y personalidades remaban contra corriente, ¿qué hacían los socialistas, o sea, el PSOE y el PSC? ¿Sólo templar gaitas, o ser cómplices? Veamos.

Antes del golpe:

Uno, en el año 2003, el presidente del PSC, Pasqual Maragall, probablemente ya enfermo de alzhéimer, subscribió con fuerzas separatistas y comunistas el llamado pacto del Tinell, con una cláusula excluyendo la posibilidad de cualquier pacto de gobierno o de establecer acuerdos de legislatura con el PP, tanto en la Generalitat como en las instituciones de ámbito estatal; o sea, de hecho, arrojando fuera de la vida política a la mitad de los votantes españoles.

El alzhéimer de Maragall ya califica como irracional, cosa de soberbia locura, el citado pacto y el proyecto de Gobierno “tripartito”, que sin embargo aquí se vio con naturalidad hasta que el vicepresidente Carod Rovira fue pillado pactando la geografía de los asesinatos con la dirigencia de ETA (según los términos que ya había expuesto en su famoso artículo en el diario Avui) mientras se zampaba un suculento filete de ternera…

Dos, el mismo señor Maragall, secundado por el multimillonario socialista, también probablemente enfermo de alzhéimer (esta enfermedad se manifiesta mucho antes de ser médicamente detectada) Xavier Rubert de Ventós, redacta un nuevo Estatuto de Autonomía que nadie les había pedido y que opera como vehículo de conflicto con el resto de España hasta llegar al golpe de Estado, o declaración de independencia de Cataluña.

Después del golpe:

Uno: cuando Mariano Rajoy se decide a aplicar el artículo 155, los socialistas, para garantizarle su lealtad a la traumática medida, le fuerzan a “respetar” TV3, que es la correa de transmisión de la agitprop nacionalista y el molde de ideología de las clases medias y bajas, como en Cataluña sabemos todos lo que no cobramos, de una u otra forma, de esa cadena televisiva.

Así el PSC redujo considerablemente el efecto sanativo y cauterizador del 155.

Dos: se difunde mediante la prensa gubernamental un discurso según el cual en realidad el golpe no lo dieron los golpistas, sino el PP con su extremosa severidad.

Tres: los socialistas obtienen fraudulentamente el Gobierno de la nación prometiendo a diestro y siniestro que no decretarán la amnistía para los golpistas: “No, no y no, ¿cuántas veces se lo tendré que repetir?”.

Cuatro: indultan a la dirigencia golpista. Medida que muchos apoyamos por causas humanitarias, no políticas, sin imaginar lo que detrás de ella se preparaba, empezando por la hasta hace poco inimaginable amnistía y siguiendo, cuando el nivel de chantaje lo exija, por el referéndum, etcétera.

Cinco: pactan la continuidad de su Gobierno progresista con los comunistas, con los golpistas catalanes, con los nacionalistas vascos, con los terroristas convictos como Arnaldo Otegi. En fin, con lo mejor de cada casa.

Y a esto lo llaman “Gobierno progresista”.

Pero tú les votarás, ¿verdad? Cómo no votar a los buenos chicos del PSC, tan idealistas. Adelante. Pero luego no te quejes, o no te quejes mucho.