Santi Vila: "Sin Puigdemont no habrá solución al conflicto en Cataluña"
El 'exconseller' considera que el independentismo debe asumir un nuevo papel y aprovechar la oportunidad que "se abre" pero cree que el peso judicial fue "excesivo"
15 febrero, 2020 21:20Santi Vila (Granollers, 1973) sigue siendo un político hábil, denostado por una parte de los suyos, y aplaudido por otros, que lo han considerado como un posible renovador del catalanismo. Sigue de cerca los pasos de la Lliga Democràtica y de Lliures, pero también los de Poblet y el PDeCAT. Acaba de publicar, Vencer y convencer (Península), con un ideario claro: sólo los moderados de todos los partidos acabarán encontrando una solución al llamado conflicto catalán. Y tiene claro que "sin Puigdemont no habrá solución al conflicto en Cataluña". El camino de Puigdemont, que fue un estrecho amigo personal, no le gusta, pero su vuelta a la política, defendiendo las tesis más moderadas, no podrá ser inmediata. Fue inhabilitado, tras haber sido consejero de la Generalitat, a un año y ocho meses, en la sentencia del Tribunal Supremo de octubre de 2019. En todo caso, apoyará a quién defienda ese proyecto, a la espera de que el catalanismo de centro moderado sepa organizar una candidatura propia.
--Pregunta: ¿El independentismo debería decir de forma clara que no lo volvería a hacer, para recuperar y apostar de verdad por el diálogo, como le reclama el PSC?
--Respuesta: El independentismo debe decir de forma clara que no piensa renunciar a sus ideales, pero que piensa jugar con las reglas de juego con las que nos hemos dotado, dentro de la democracia, y que debe tratar al que no piensa como él como un adversario, y no como un enemigo.
--¿Pero debería decir que no lo volvería a hacer?
--Debería decir que lo hará mejor.
--Mejor, no, porque eso querría decir que sigue igual. Porque se podría interpretar que lo quiere hacer mejor para poder derrotar al Estado. Le repito, ¿debería decir que no lo volvería a hacer?
--A ver, hay dos reproches claros que se le deben hacer: que la vía unilateral no lleva a ninguna parte, y que no se puede hacer nada sin mayorías reforzadas, que no ha tenido.
--Entonces, una vía posible es que se deje a un lado la autodeterminación. ¿Se quiere decir eso?
--Se quiere decir que en España, donde hay una Constitución que no defiende una democracia militante, deben tener cabida las ideas independentistas, como tienen cabida las republicanas. Que los caminos legales hay que respetarlos, pero que no se debe ser tramposo, y que, por tanto, no se debe conducir a caminos sin salida. Eso implica que se debe llegar a algún acuerdo entre ley y democracia, para que puedan ligar.
--¿Se puede incorporar ese derecho de autodeterminación en una reforma constitucional, o es mejor un camino más llevadero, a partir de diferentes acuerdos?
--Lo que está claro es que desde 2010 España no ha hecho ninguna propuesta efectiva. Si se apostara por una España nación de naciones; por un mayor reconocimiento; por el blindaje de competencias; por mejoras en la relación fiscal; por inversiones; por la cocapitalidad de Barcelona; por repartir funcionarios, con el Congreso en Madrid y el Senado en Barcelona, muchos catalanes no sentirían la necesidad de tener un estado propio, porque España sería su Estado.
--Entonces, ¿es una cuestión de reconocimiento?
--Es una doble cuestión. De reconocimiento y de hechos tangibles. ¿Qué peso tiene el Estado en Madrid, y qué impacto económico tiene? ¿Por qué no puede haber sedes judiciales en Barcelona? De eso se trata.
--¿Y por qué no esas sedes en Málaga o en Valencia? ¿El problema es España o Madrid?
--En España hay dos grandes ciudades que juegan en la liga del mundo. Y el inconveniente para Barcelona es que el Estado juega para Madrid. Además de que somos los que más pagamos, no contamos con el Estado.
--Pero insisto, ¿no puede haber una complicidad con otros territorios para buscar esa España más plural?
--Es verdad que hay una España plural que está tapada. Y es que es incomprensible que Zaragoza y Bilbao, por ejemplo, estén sin una conexión ferroviaria potente, o que Extremadura no esté conectada con Lisboa o el centro con Andalucía.
--Ahora hay diversas opciones catalanistas, que construyen nuevos espacios. ¿Son una posible renovación o el catalanismo ha muerto?
--Yo creo que el catalanismo tiene un gran recorrido, y que algunos estamos huérfanos porque no tenemos una opción que nos represente. Queremos que, sin renunciar a nada, se pueda renovar el consenso constitucional.
--¿La oferta creará la demanda?
--Sin duda. Si se vota ahora una cosa y no otra, es porque no hay una oferta concreta de esas características.
--¿Y llega esa oferta?
--Está en ebullición, pero sólo tendrá éxito si todos van juntos, la Lliga Democràtica, Lliures, el movimiento de Poblet, o Units per Avançar.
--¿Units per Avançar debe dejar su acuerdo con el PSC?
--Es evidente que la democracia cristiana no puede ir con los socialistas más allá de un momento coyuntural. El centro se debe reagrupar.
--Pero hay diferencias entre ellos, con el referéndum.
--Yo no pediría renuncias a nadie. Pero sí que se aprendieran lecciones del pasado. Yo creo, por ejemplo, que las identidades forman parte del ámbito privado, y que lo que nos debe unir es el patriotismo constitucional.
--Al margen de las penas judiciales que marcó la sentencia del Tribunal Supremo, ¿Qué cree que se quiso hacer y se hizo, finalmente?
--Tensar la cuerda sin llegar a romperla, como dice la propia sentencia. Pero no se hizo, o no se pudo hacer.
--¿Por qué?
--Tal vez pecamos de ingenuos, pensamos que Mariano Rajoy podría ceder.
--¿Pero en qué?
--Un alto el fuego, convocar elecciones y dialogar, dejar a un lado las querellas en marcha. Pero cuando Jordi Cuixart y Jordi Sànchez entran en prisión, el Gobierno pierde el control.
--¿No quería esa decisión el Gobierno de Rajoy?
--No, no querían, está claro que en ese momento quedan desbordados y pierden el control.
--¿A favor del poder judicial?
--Sí, es un poder autónomo, y se muestra insensible.
--¿No se convocan elecciones porque Rajoy no ofrece garantías, con el 155 sobre la mesa?
--Es eso, sí, y creo que Carles Puigdemont tiene razón cuando dice que Rajoy no le ofreció garantías, y es que nos hubiéramos acogido a ello, porque no teníamos otra alternativa. Sin embargo, no se movió nada.
--Usted conoce bien a Puigdemont
--Sí, y le digo que hubiera sido el primero en tomar la mano. En esos momentos reiteró que no quería que se lanzara todo por el barranco.
--¿Entiende que por eso se le hace pagar ahora a Oriol Junqueras, por impedir aquella convocatoria de elecciones?
--La situación de Junqueras es penosa, está en prisión y el castigo impuesto es desproporcionado. Y no se le puede reprochar nada.
--¿Puigdemont debería volver a España y aceptar ser juzgado? ¿O es necesario contar con él para algún tipo de solución?
--Sin Puigdemont no habrá solución al conflicto en Cataluña. El Gobierno de España debe trabajar para que los presos salgan lo antes posible y se ofrezca una solución a los exiliados.
--¿Es eso lo que se pretende con la reforma del código penal que impulsa el presidente Sánchez?
--Es la solución más factible, y para ello debería ayudar la derecha española.
--¿Cree que hay que establecer algún puente con el PP?
--Sí, yo he conocido gente muy noble en el PP, que está muy preocupada con todo lo que ha sucedido. Debemos abandonar el sectarismo. Toda la gente moderada de todos los partidos debemos aunar esfuerzos. No es tan difícil reconducir las cosas.
--¿Y los que siguen a Puigdemont?
--También, igual muestran esa posición más dura porque no tienen alternativa. Si le lanza a Puigdemont un guante, lo cogerá.
--Pero, ¿qué reacción tuvo cuando vio la entrevista a Oriol Junqueras? ¿Está clara la vía que escoge?
--Quiero pensar que hay dos planos diferentes, y que habla para la opinión pública y para los que están dialogando. Espero que lo relevante sea ese segundo plano.
--¿Pero, no es caer otra vez en el mismo error, para tratar de contentar a todos los flancos?
--Tal vez, pero hay un hecho objetivo: Esquerra, contra pronóstico, ha resistido la presión y garantizó la investidura de Sánchez. Se va aprendiendo la lección. Somos más maduros. El presidente del Parlament, Roger Torrent, no se ha equivocado ni una vez.
--¿Y los de Puigdemont?
--Por eso quiero elecciones. Hay quien piensa, como los de JxCat, que España sólo negociará por la fuerza; y hay otra estrategia que cree que se dialogará a partir de la desinflamación. Hay que decidir. Yo estoy por esa segunda vía, pero no sé si me equivocaré. Hay que medirse en las urnas, y que todos digan con claridad lo que quieren hacer.
--¿Entiende los reproches de Junqueras al PSC?
--Me parece que el PSC está comprometido en la reconciliación, y en la convivencia. No toca ajustar cuentas, y menos con quien lleva el extintor.
--¿El camino del PSC y de Sánchez es el único posible?
--El camino está claro, lo protagonicen ellos o no, lo que siguen es el camino, el único.
--¿Y qué hará Santi Vila?
--No me siento representado ahora por nadie, pero estoy en esas tesis que he ido defendiendo, y que se están fraguando.