Eugenio Fuentes

Eugenio Fuentes IVÁN GIMÉNEZ

Letras

Eugenio Fuentes: "Las preguntas que te plantea un libro te llevan a otro libro"

El escritor extremeño, que acaba de publicar Los bajos fondos del corazón (Tusquets), un ensayo sobre la escritura de novelas policiacas, reflexiona sobre las convenciones del género negro y desmiente muchos de los tópicos que acompañan a esta forma de literatura 

8 febrero, 2024 19:00

Para muchos, el nombre de Eugenio Fuentes está asociado al de Ricardo Cupido, el famoso detective privado protagonista de sus novelas: Perros mirando al cielo, Mistralia, La sangre de los ángeles o Piedras negras. Escritor reconocido de narrativa negra, Fuentes presenta ahora Los bajos fondos del corazón (Tusquets), un erudito e interesante ensayo sobre el género, un intento de explicar un estilo que –lamenta– todavía no ha despertado el suficiente interés en los ámbitos académicos. En su libro, el escritor desmonta tópicos y explora los elementos que han servido para definir y encorsetar una forma narrativa que alimenta la literatura desde sus comienzos.

Este ensayo, afirma usted en el prólogo de su libro, nace en parte de la voluntad de desmontar los tópicos que envuelven al género negro o policial. ¿Es el concepto de género lo que favorece su cosificación?

Efectivamente, todo género literario tiene unos correajes. Ante este hecho, inevitable, está la habilidad del escritor para deshacerlos y conseguir mayor libertad dentro de ese ecosistema. Rodrigo Fresán decía en una entrevista que le hiciste en Letra Global que él no iba al género, sino era el género venía a él. Me llamó muchísimo la atención esa respuesta. Pensé que Fresán tenía razón, Si tú vas al género lo que haces es asumir aun terreno acotado donde no te puedes mover con libertad. Sin embargo, si haces que ese terreno, ese ambiente, venga hacia a ti, la libertad es mayor y el espacio se amplía en lugar de acotarse. El género negro solo tiene una constricción: en el título de la novela no puedes dar el nombre del asesino. Dicho esto, no hay más normas obligatorias. Te las puedes saltar todas. Y está bien hacerlo. Está bien desmentir los tópicos. 

Eugenio Fuentes

Eugenio Fuentes IVÁN GIMÉNEZ

¿Por ser falsos?

En todo tópico existe una base de realidad. Los tópicos fueron acertados en un momento dado, pero ya no. Lo que pasa es que se han ido repitiendo, han sido aceptados por todos sin que nadie se atreviese a cuestionarlos. El problema es que arrastramos estos mismos esquemas desde hace dos siglos sin darnos cuenta de que la novela negra no solo ha evolucionado, sino que lo que podía valer en términos literarios hace cien años no es necesariamente lo que debe valer ahora. Lo que más me sorprende es que se siga afirmando que la novela negra tenga que ver con compromiso social y político y que se basa en el realismo. No es así en absoluto.

Me da la impresión de que la novela comercial está más sujeta a ser definida en términos de género que la considerada literaria. Tenemos a la novela histórica y a la novela negra diferenciadas de la llamada literatura literaria.

Efectivamente, es así. Las narraciones históricas y policiacas parecen estar predestinadas a esta clasificación, pero también es cierto que muchos de sus autores redundan en estos condicionantes y los refuerzan. Obviamente, no todos los autores lo hacen. En el ensayo hago referencia a la novela Tomás Nevinson de Javier Marías: es una novela negra pura. No hay dudas: tiene todos sus ingredientes. Lo mismo podría decir de Los reyes de la casa, de Delphine de Vigan. Es una novela negra canónica, con intriga, investigación policial, una trama que gira en torno al secuestro de una niña…

Sin embargo, que yo sepa, ninguna de estas dos novelas ha sido colocada en las librerías en las estanterías de novela negra y policial. De esto se trata: de preguntarse y cuestionarse qué está pasando con el género negro, qué libros inscribimos dentro de él, por qué consideramos algunos sí y otros no. Es obvio que existe una eclosión tremenda de narrativa negra. En las bibliotecas los libros más demandados son los policíacos. Sin embargo, falta teoría y falta crítica. No existe suficiente interés teórico. 

¿Que la novela Marías o la de Vigan no hayan sido colocadas entre las novedades de novela negra se debe a prejuicio? 

-Sin duda, hay prejuicios. Es fundamentalmente una cuestión de prejuicios. La prueba es que, cuando un escritor de novela negra escribe otra cosa, cuando se sale del género, se le mira con recelo. Se le cuestiona por haberse salido de ese redil en el cual se presupone que debe permanecer. Esto es fruto de prejuicios que no tienen razón de ser. Es incomprensible que, en un mundo mestizo, sigan existiendo clasificaciones tan rígidas. Se habla mucho de mestizaje, pero seguimos con las clasificaciones genéricas. Ya es hora de revisarlas.

'Los bajos fondos del corazón'

'Los bajos fondos del corazón' TUSQUETS

Usted rastrea la historia de la novela negra y encuentra, para sorpresa de los lectores, los primeros elementos policiacos en la historia de Salomón. 

Fui el primer sorprendido. Sucedió por casualidad. Estaba leyendo un libro cuyo título no recuerdo. No era la Bíblica. La cuestión es que se citaba el texto de Salomón. De inmediato acudí al texto original y me di cuenta de que era la primera vez en la historia de la literatura que aparecía un enigma. ¿Por qué ha muerto el niño? ¿Quién es ese niño? ¿Cómo ha muerto? Son todas las incógnitas a las que se enfrenta el personaje de Salomón, que tiene que averiguar qué ha pasado e impartir justicia. Pero para averiguar la verdad no debe ni puede acudir ni a la intuición, ni a la divinidad, ni a la magia ni a ninguna revelación o epifanía que venga del cielo. Que yo sepa, esta es la primera vez en literatura en que aparece el enigma, pero también el misterio.

¿Son dos conceptos distintos?

Absolutamente. El misterio es el elemento esencial de la novela policiaca. Es un ingrediente puro, imprescindible. Y lo encontramos en Salomón. No digo con esto que estemos delante de la primera novela negra, sino que encontramos elementos como el enigma y el misterio, con los que trabaja la novela negra. Esto hay que tenerlo en cuenta y darle la importancia estilística y temática que tiene.

El misterio tiene que ver con la ambigüedad, que es uno de los elementos clave de cualquier novela.

El misterio permanece y, además, implica al corazón. El enigma es puramente  intelectual. Se resuelve a través del intelecto. El enigma del alfabeto egipcio se resolvió cuando Champollion descifró la Piedra Roseta, ¿no? Una vez que se tuvo el conocimiento, el enigma desapareció. Sin embargo, el misterio es aquello que es irresoluble, que siempre queda. Tiene que ver con preguntas: ¿De dónde venimos? ¿Cómo empezó todo?

Es decir: el misterio es mucho más profundo que el enigma y es lo que marca la diferencia en términos literarios. No se puede comparar una novela que se queda solo en el enigma, como es el caso de la obra de Agatha Christie, con aquellas que abrazan el misterio y en las que encontramos personajes que nos siguen acompañando después de que la lectura ha concluido. Pienso en John Banville. Más allá de los géneros, están las novelas que no te dan todas las respuestas y aquellas que sí te las dan. Christie te las da, Banville no. Yo no quiero que me las den. Porque si quiero respuestas voy a los libros de autoayuda, no a la literatura, cuya función es la de plantear preguntas, no la de dar respuestas. Las preguntas que te plantea un libro te llevan a otro libro, en una sucesión infinita y absolutamente prodigiosa.

'El interior del bosque'

'El interior del bosque' TUSQUETS

Otro clásico donde encontramos una de las primeras tramas de investigación y misterio es Edipo Rey.

-Es cierto. Yo no he escrito sobre este clásico porque Carlos García Gual ya había tratado muy bien el tema, señalando que Edipo es la primera figura literaria que asume la figura del investigador, del juez y del verdugo. Hablamos de dos clásicos. Salomón fue escrito hace 25 ó 26 siglos, aproximadamente en el mismo momento en que Sófocles escribió Edipo Rey. Son dos obras que son pilares de la civilización, por lo menos, de la sociedad occidental europea. Venimos de ahí, de la tradición judeo-cristiana y de la tradición greco-romana. 

Usted señala que la novela negra reconocida como tal llegó tarde…

Sí, llegó en el XIX

También afirma que a la novela negra le faltó –y le falta– un gran creador que firmara una obra maestra indiscutible, como sí sucede con el género epistolar con Las amistades peligrosas o el género fantástico con Frankenstein.

-Efectivamente, no ha llegado ni ese genio creado ni esa obra indiscutible. No tenemos, como sí tiene la novela de aventuras, La isla del tesoro; en la novela negra o policial, no hay una obra cumbre.

¿No le sirve Edgar Allan Poe?

Poe escribió solamente tres o cuatro cuentos y todos ellos giraban en torno del enigma. Además, Poe no tiene grandes personajes y, cuando hablo de grandes personajes, pienso en Sherlock Holmes o en Lisbeth Salander.

¿La protagonista de Millennium?

-Sí, me parece un personaje fantástico. Con ella, Larsson se anticipó a todos con un personaje que es una hacker informático. Alguien que sobrevive al maltrato, a la que entierran viva, a la que apalean… Es un personaje estupendo, pero no podemos decir que las novelas de Larsson sean obras maestras. Están todavía está por escribir. 

'Perros mirando al cielo'

'Perros mirando al cielo' TUSQUETS

¿Y si le cito a Chandler o a Hammett?

-Me quedo con Chandler. Su Philip Marlowe es un personaje más romántico, más inestable, más frágil que los personajes de Hammett, que son más duros y sólidos. ¿Cuál es la obra maestra de Hammett? ¿Cosecha Roja? Quizás, pero no es una obra maestra que pueda entrar en el canon de la literatura universal. Desde el XIX  se han escrito grandes novelas negras. Por lo general, el nivel ha ido mejorando, pero todavía falta…

Autores que podemos definir como canónicos han hecho incursiones en el género. Pienso en Balzac, a quien usted dedica algunas páginas.

Balzac es reconocido como el gran realista, pero Un asunto tenebroso es una novela con elementos negros indiscutibles. Podemos citar a más autores: Pessoa, por ejemplo, tiene Quaresma, descifrador, donde reúne relatos policiacos. Y luego está Crimen y castigo, una obra indudablemente canónica en torno a un tipo que para conseguir dinero asalta a una usurera, la mata y luego hace frente a la presión de la investigación de Petrovich, el policía. Pero como hablamos de la obra de un gran autor, legitimado y canónico, el género literario de Crimen y castigo queda en un segundo plano. El enigma, el misterio, los elementos de la novela negra, están presentes a lo largo de toda la historia de la literatura en las grandes obras, sean consideradas policiacas o no. Lo curioso es que Harold Bloom, que no era alguien sospechoso de alabar novelas si no le convencían o de buscar el aplauso general, dijo que Crimen y castigo era la mejor novela de asesinato que se ha escrito.

Para que lo diga Harold Bloom…

No solo él. Pierre Lemaitre también reconoce el valor de Crimen y castigo y señala que muchas veces se acude a ella para dar carta de nobleza al género negro. Nabokov y Viktor Slovski también reivindicaron en clave negra la novela de Dostoievski. No lo digo yo, lo dicen algunos de los grandes nombres de la crítica literaria. Al releer Crimen y castigo para escribir este ensayo me di cuenta de que, si la novela se publicase ahora con otro nombre y otro autor, pero con el mismo argumento y los mismos personajes, nadie dudaría en incluirla en la mesa de novedades de novela policiaca. 

'Piedras negras'

'Piedras negras' TUSQUETS

La novela negra ha impregnado entonces otras narrativas que luego se han escapado de esta definición, pero que nacen precisamente de ella,

Efectivamente. Se han cogido los temas de la novela negra para darles una vuelta. ¿Cuántas novelas hay que se inician con una muerte? Y no hablo de una muerte cualquiera, sino misteriosa, violenta…. Vuelvo a lo que decía Fresán: de lo que se trata es que el género venga a ti. Y esto es lo que ha hecho la literatura más destacada, que usa elementos del género negro, pero para huir de él. El género negro está en todas partes y es muy difícil establecer fronteras. Por eso es necesario revisar y repensar la definición de novela negra.

Hablando de autores: usted recupera y reivindica a Lourdes Ortiz

A muchos lectores no les sonará su nombre, pero fue la primera escritora o, por lo menos, la primera escritora en castellano en crear la figura de una detective que es mujer. Yo leí sus libros cuando era joven. Recuerdo el personaje de Bárbara Arenas, a la que Ortiz caracterizó con rasgos de los detectives masculinos, y que está a mitad camino entre Miss Marple y las detectives de las novelas actuales. Hay que reivindicar a Ortiz, sobre todo a la hora de entender la eclosión de las escritoras policiacas. Ortiz fue la primera.

Pues sus libros no se han reeditado 

No. De hecho, la edición que yo manejé para escribir el ensayo tiene por lo menos cuarenta años.

Usted subraya que la novela negra no es necesariamente realista.

No creo que la novela negra sostenga las columnas del realismo, al contrario. En mi opinión, los personajes se mueven en el territorio de la pasión, de la inestabilidad, por territorios más propios del romanticismo que del realismo. La figura del detective está más cerca del pirata de Espronceda que de Eugene de Rastignac. Sus personajes son irascibles; sus relaciones con los demás son violentas; en su conducta no está presente la moderación propia del realismo.

'Contrarreloj'

'Contrarreloj' TUSQUETS

El detective no es un ser que aspire a insertarse en la sociedad, hacerse más rico o conquistar algo de estabilidad; es un ser desarraigado… La escritura policiaca no está hecha para la burguesía. Baja muchas veces el listón para llegar a todo el mundo porque es un género popular. Sin embargo, se subraya constantemente el carácter realista de la novela policiaca. Sin duda, hay un cierto realismo al describir las calles, el ambiente, el vestuario o al elegir temas candentes, . Pero el tratamiento literario de los personajes y de los temas es romántico. Busca la excepcionalidad.

Su ensayo termina señalando que la narrativa negra tampoco es una novela social porque indaga en el malestar individual.

Durante la última década, según los informes de la ONU, se han producido 500.000 muertes no naturales, es decir, violentas, por motivos no bélicos, sino personales. Con la masacre que ese está produciendo en Gaza y la guerra de Ucrania han aumentado las muertes por motivos bélicos, pero hace una década las muertes por violencia familiar, entre conocidos, por violencia machista o enfrentamientos personales… triplicaban las muertes por razones bélicas. Yo también creía que la novela negra era una novela social y política, pero cambié de opinión a raíz del caso de la compañía aérea German Wings. Andreas Lubiz estrelló ese avión –que salió de Barcelona– contra una de las laderas de los Andes.

Tiempo después, yo hice el mismo trayecto y me pregunté qué había llevado a ese hombre a estrellar el avión y a convertirse en uno de los mayores asesinos de los últimos tiempos junto a Anders Breivick, que mató a ochenta jóvenes en la isla de Utoya, en Noruega. Al darle vueltas al asunto me fui dando cuenta de que son las cuestiones individuales, personales y sentimentales las que verdaderamente nos hacem sufrir. Una pelea por una linde, una disputa por una herencia o sentirse apartado y marginado provoca más dolor que una subida de interés del Banco Central. La novela negra tiene muchos elementos que le permiten contar la realidad social, pero lo que de verdad impulsa sus historias es la indagación en los conflictos personales, en los daños del corazón.