Giovanni Nucci: “A los niños les encantan los mitos y la poesía”
El escritor, que ha publicado en Siruela un libro de la Historia de Roma y dos adaptaciones sobre los héroes de Homero para darlos a conocer entre los niños y los adolescentes, reflexiona sobre la fuerza de la cultura clásica
23 noviembre, 2023 17:06Giovanni Nucci sabe cómo explicar los clásicos a los niños, a los jóvenes y a los que ya no son tan jóvenes. Comenzó con los más pequeños; sus primeros lectores, en los que descubrió el poder de fascinación que todavía hoy causan los mitos grecolatinos. Sus libros fueron un éxito en su país natal, Italia; de ahí que después le invitaran a probar a escribir para un público más amplio. El resultado son Las aventuras de Ulises, un libro que disfrutan los adolescentes y los adultos; en el que Nucci narra la historia del héroe de la Odisea. Después de este título vinieron Las aventuras de Aquiles y Fundaremos la ciudad más grande del mundo, una obra dedicada a los mitos que construyeron su ciudad, Roma. De la mano de la editorial Siruela, Nucci seduce ya a los lectores en castellano.
-¿Cómo surge la idea de dar a conocer a los más jóvenes los mitos y la literatura clásica?
-Fue un encargo, la verdad. Empezó entre 1997 y 1998. Por entonces, yo trabajaba en Mondadori como editor y la editorial había comprado en Inglaterra una serie de títulos para niños pequeños. Se tradujeron y funcionaron muy bien. Así que decidieron publicar obras de este tipo, pero en esta ocasión, en lugar de comprarlos en el mercado extranjero, quisieron hacerlos directamente. Y así fue como me ofrecieron la oportunidad de escribir libros para niños [de esa propuesta salieron títulos como Apollo e gli inganni di Ermes o Amore e psique, quando l’amore puó tutto].
Yo había estudiado en el liceo clásico [correspondiente al bachillerato de Humanidades], pero era muy mal estudiante. El mundo clásico no era un tema que me apasionara y que hubiera estudiado con mucho interés. De adulto, leí las Metamorfosis de Ovidio y me enamoré. Para mí, es el más grande todos. Homero tiene una trascendencia increíble, pero, desde un punto de vista exclusivamente literario, Ovidio es el más relevante. Marca, sin duda, la diferencia. Estos primeros libros para niños tuvieron mucho éxito y me encargaron más. El primer libro que escribí y que fue propuesta mía fue Ulises.
-¿Por qué optó precisamente por la figura de Ulises?
-Yo también trabajaba para la editorial EO. Le conté a su editor el éxito que habían tenido aquellos libros infantiles y me dijo: “¿Por qué no pruebas a escribir algo distinto, siempre siguiendo ese tema?”. Y así pensé en dedicarle un libro a Ulises. ¿Por qué Ulises? Porque creo que es el personaje que les puede parecer más cercano a los chicos.
-Si bien sus libros, tanto el de Ulises como el que dedica a Aquiles, son lecturas que se dirigen también a un público adulto. No son lecturas para niños.
-Sí, de hecho te diría que estos libros no son una lectura para adolescentes o, por lo menos, no son libros escritos exclusivamente para ellos. De los tres que aquí ha publicado Siruela seguramente el que mejor funciona entre los jóvenes es el de Ulises, porque es el más irónico. Pero no tienen sus lectores preferentes entre los adolescentes. Mis principales lectores son las maestras y las profesoras, que los utilizan como material didáctico en distintos niveles de enseñanza; el libro de Aquiles funciona para las superiores, la historia de Ulises atrae también a los niños de primaria por la sencilla razón de que no deja de ser una historia de aventuras.
-Además de ser el personaje más atractivo, Ulises es también el más conocido
-Sin duda, es más conocido que cualquier otro personaje del mundo de los mitos. En parte porque es el protagonista de una novela. Porque la Odisea es una novela. Allí los dioses juegan un papel secundario. La Odisea no es un libro particularmente religioso. Es un libro sobre un individuo. Una novela en torno a la creación de una conciencia individual: Ulises es el primer héroe que, a lo largo de su viaje, conquista la consciencia de sí mismo. Al inicio, no es nadie y, al final, se convierte en Ulises.
-¿Personajes como Ulises o Aquiles, provenientes de la literatura griega clásica, se conocen cada vez menos? ¿Por qué ya no se leen a los clásicos?
-Es cierto que los clásicos cada vez se leen y se conocen menos, pero aquí hablamos de otra cosa. Hablamos de mitos y los mitos son historias que nos pre-existen. Quizás la mía sea una posición un poco espiritual, pero lo que quiero decir es que, como decía Milan Kundera, la literatura escenifica todas las posibilidades de la existencia. Cuando uno lee Madame Bovary o Anna Karenina se reconoce en el personaje y reconoce las experiencias de vida que se narran. Con el mito, que precede a la literatura, pasa algo similar: pone en escena todas las posibilidades del inconsciente.
Cuando tú lees un mito, reconoces una verdad muy profunda y esto hace que todavía hoy nos sigan interpelando, independientemente de la familiaridad que se tenga con un autor, sea clásico o moderno. Y esto se debe a que los mitos, antes que escribirse, se contaban oralmente y nunca se han dejado nunca de contar. Homero fue el primero que recogió estas historias y las trasladó al papel. Lo mismo hizo Ovidio yhan hecho tantos otros autores que, a lo largo del tiempo, han retomado estas historias y las han vuelto a narrar. Yo soy uno de los últimos en hacerlo; tampoco soy el mejor. En Italia tuvimos Roberto Calasso, que fue un escritor y ensayista excelso y que hizo de la escritura del mito el punto álgido de su carrera.
-Me habla del mito. Pero vuelvo a preguntarle por la lectura de los clásicos.
-Ahora ya no se leen como antes, es evidente. De todas maneras, hay que señalar la importancia de las traducciones: para que los clásicos se lean deben haber buenas traducciones. Cuando me puse a trabajar en el libro de Aquiles encontré una traducción de la Iliada firmada por Palluano, un latinista italiano. Se publicó en una colección que hacían conjuntamente Einaudi y Gallimard, y que debía ser una especie de Pléyade a la italiana. Ahora es imposible encontrar la traducción de Palluano. Y es espléndida.
Para hacerme con ella tuve que comprar un ejemplar de aquella Ilíada y pagar lo que no está escrito porque, como te puedes imaginar, el libro está completamente descatalogado. La Ilíada contiene fragmentos largos y encontramos en ella escenas espectaculares, si bien hay partes aburridas y repetitivas; la Odisea, por el contrario, es un libro estructuralmente extraordinario. La complejidad de la trama y su desarrollo es de una modernidad sorprendente. Es un libro que se puede seguir leyendo en el presente, pero para hacerlo las buenas traducciones son esenciales.
-¿Ulises es uno de los primeros sujetos literarios modernos?
-Por supuesto. La Odisea es también una novela moderna. Si hoy alguien presentase un libro con su estructura a un editor en Italia se lo rechazaría. Quizás la situación de España sea mejor, pero el nivel de los escritores italianos actuales es bastante bajo. Se busca lo comercial. Ningún editor apostaría por un libro en el que el protagonista no aparece hasta el tercer capítulo. Sería demasiado complejo en comparación con lo que ahora se publica. Piénsalo: en los primeros tres capítulos, Ulises no aparece, su hazaña no ha dado inicio y nos encontramos con su hijo, que lo busca. Son capítulos esenciales, pues no están diciendo que la novela gira en torno al descubrimiento de la identidad.
-Hablemos de Penélope, un personaje que ha sido reivindicado con particular énfasis desde los estudios feministas
-Yo no estoy muy de acuerdo con este tipo de lecturas. Me explico: mi posición es literaria y, por tanto, considero que si un personaje es secundario no podemos dotarle de una importancia que no tiene. Es cierto que la mirada machista ha ensombrecido y malinterpretado determinados personajes, como es el caso de Penélope. Pero si es secundario no podemos dotarle de una relevancia que no tiene. Esta revaloración de Penélope viene acompañada del comentario crítico acerca del hecho de que todos los héroes son hombres, pero, no es así.
Tenemos a Casandra, a Medea, a Clitemnestra… Todas acaban mal, pero todos los héroes acaban también mal. Por eso son héroes. En Italia ha tenido cierta suerte la lectura que se ha propuesto de la Ilíada bajo la perspectiva de Briseida, pero, ¿qué sentido tiene? Briseida es un personaje maravilloso, pero tiene el rol que tiene en la novela. ¿Qué sentido tiene convertirla en lo que no es? Obviar su condición de esclava, cuyo dueño está enamorado de ella, vacía de fuerza la historia.
-Una lectura feminista permite poner de relevancia de qué manera esos personajes son fruto de un contexto social cultural patriarcal.
-Sí, pero, si es cierto lo que decía antes de que el mito cuenta el inconsciente, narra lo más profundo del ser humano, esta cuestión social del patriarcado se vuelve secundaria. Pensemos en Penélope: uno la puede ver como una figura súbdita con respecto a Ulises, pero también como una representación de una feminidad múltiple, que es la que nos proyecta Homero a través de las mujeres que Ulises encuentra en su viaje. Cada mujer representa algo distinto y, de esta manera, lo que nos dice Homero es que lo femenino es mucho más complejo que lo masculino, que es uno, sin diversidad ni complejidad.
Lo femenino es más complejo y más difícil de comprender, por lo menos desde el punto de vista masculino. Si tenemos en cuenta esto veremos que Ulises es el único capaz de comprender esta complejidad y, por esto, él mismo es incomprensible para otros hombres. No cede nunca el rol que posee Penélope, el rol de esposa, a las otras mujeres. Tanto Calipso como Nausica quieren ocupar el lugar de Penélope, pero Ulises no se lo cede. Calipso representa a la diva, la pasión, pero, por prometerle a Ulises la eternidad, su amor es imposible. Penélope es lo contrario: la tela que teje y desteje puede leerse como la lenta construcción de un amor conyugal, que es el amor que está.
-Pero también como acto de resistencia: coser y descoser le permiten permanecer sola, independiente, tejer su propio destino.
-La resistencia la vemos también en Ulises ante Nausica. Es una chiquilla y, precisamente por eso, Ulises no se acuesta con ella. Se aman. Entre ellos hay una relación intensa, pero él la respeta. Mo es casual. Ulises sabe que la tiene que respetar. Penélope es la que sustenta el reino diez años. El Estado se sustenta sobre lo femenino. Piensa en Hera, la mujer de Zeus; ella tiene unida la familia y, de esta manera, da solidez al Estado.
-Como el concepto kafkiano, homérico es uno de los pocos términos providentes de la literatura que ha entrado en el lenguaje común.
-Porque los mitos son historias tan verdaderas, tan profundas, que te pertenecen sin haberlas leído. Esto es algo que he entendido en mis encuentros con los chicos: cuando voy a algún colegio a hablar con ellos me doy cuenta de que si les hablas de los mitos obtienes enseguida su atención. De una manera u otra se reconocen en esos personajes y en esas historias.
-¿Los niños siguen apreciando la oralidad? Se habla mucho de las pantallas, pero a los menores les sigue gustando que les cuenten historias.
-La narración oral funciona, gusta y despierta el interés de los más pequeños. Y te diré más: si hay algo que gusta a los niños es la poesía, escuchar poesía. Porque, antes que la narrativa, existía el mito y existía la poesía y ambos están muy unidos. Es como si el mito y la poesía habitaran una parte de la mente que no es la de la razón, sino que es la de la sensibilidad, la de los sueños, la de la imaginación. Es un lugar que nosotros escondemos, pero que es predominante en nuestra vida. Por esto, a los niños les gusta escuchar historias de mitos y les gusta escuchar poesía.
-Pero les damos sobre todo novelas, narraciones.
-Es un tema puramente comercial.
-Usted ha dedicado también un libro a Roma y a sus mitos.
-El libro lo escribí hace doce años para recuperar los mitos que constituyen mi ciudad y que conforman nuestra manera de verla. Lo que sucede es que han pasado doce años y mi amor por Roma se ha ido desvaneciendo. Roma está en muy malas condiciones. Es una ciudad sucia, mal gobernada. Lleva así desde hace más de dos décadas, pero ahora está en su nivel más bajo. La unión de Afrodita y de Marte representa muy bien el carácter de Roma, toda su grandeza y sus problemas, su belleza y sus conflictos.
-En tanto que autor de libros para niños y jóvenes, ¿ha llegado el momento de reivindicar de verdad la literatura infantil y juvenil?
-En Italia los escritores para niños son considerados escritores de serie B. Esto no pasa ni en Inglaterra ni en Francia. Escribir para niños no es fácil, y no todo el mundo sabe hacerlo. Yo soy consciente de mis límites. Un grande es Roald Dahl, Gianni Rodari… Yo no poseo ese don para la inmediatez lírica propia de la literatura para niños. Me cuesta muchísimo llegar a ese público y, por esto, muchos de mis libros gustan a los adultos antes que a los niños o los adolescentes. No hay que olvidar que la literatura para jóvenes lectores tiene ejemplos brillantes, y la incomprensión que recibe en un país como Italia, profundamente católico, tiene que ver con el hecho de que todavía se piensa que los libros para niños tienen que enseñar algo o tener una moral. No es así. La literatura tiene que estimular, divertir, entretener a los niños.
-Y esto sucede en el país de María Montessori….
-Son pocos los colegios montesserianos. Su legado no es tan decisivo como debería. Y a eso se une el hecho de que la cultura italiana no tiene ninguna preocupación por la infancia ni desde el punto de vista cultural ni político. Por eso en Italia no nacen más niños. Y eso que tenemos increíbles editores para niños y jóvenes que publican extraordinariamente bien, consiguiendo vender mucho. La edición infantil y juvenil es la única que crece y ha seguido creciendo sin parar en los últimos treinta años.