El extraño 'post humor' de Jim Cummings
El representante del llamado 'post humor' logra con 'The Wolf of Snow Hollow' descolocar y desquiciar al espectador
14 julio, 2021 00:00Una de las principales señas de identidad de eso que en el sector audiovisual ha sido bautizado como post humor consiste en generar inquietud y vergüenza ajena en el espectador ante lo que está sucediendo en la pantalla del cine o del televisor. Con el llamado post humor, uno no sabe a menudo si reír o llorar, y ahí está precisamente su gracia, como hemos podido comprobar los que nos hemos tragado las series de Larry David, Louis C.K. o nuestro Juan Cavestany (Vergüenza, ciertamente, daba mucha vergüenza) o las películas del francés Quentin Dupieux o el propio Cavestany. En Estados Unidos, quien para mí se lleva la palma en el cultivo de ese humor demente que no se sabe muy bien a quién va dirigido es un señor de Nueva Orleans llamado Jim Cummings (1985), del que creo que ya les hablé a raíz de su película Thunder road (2018), estrenada aquí directamente en televisión y que me dejó un recuerdo imborrable. Eso sí, después de verla, supuse que la productora se habría arruinado y que a ese hombre nadie volvería a pagarle nada jamás. Afortunadamente, me equivocaba, pues Movistar acaba de colgar su segunda obra maestra, The Wolf of Snow Hollow, y me entero de que ya ha rodado la tercera, The Beta test. Lo cual me permite intuir que, pese a mis muy justificadas dudas al respecto, hay un público, por reducido que sea, para las chaladuras de este hombre.
Si el protagonista de Thunder road (interpretado por el propio Cummings, quien también escribe y dirige) era un policía rural de una torpeza inverosímil cuya vida empieza a irse por el retrete el día en que se lanza a cantar la canción homónima de Springsteen en el funeral de su madre, convirtiéndose ipso facto en la rechifla de sus colegas, el de El lobo de Snow Hollow es otro policía rural igual de torpe, odiado por su ex mujer y sufrido estoicamente por su hija adolescente, que, además de aguantar la insistencia de su padre senil en seguir al frente del cuerpo de policía local, se ve inmerso en un caso que, como todos, le supera: la aparición de un hombre lobo en un sitio que vive de las visitas de los esquiadores. Instalado en un permanente estado de histeria, el hijo del sheriff (Cummings, claro, que aquí también hace de todo) alterna sus reuniones de Alcohólicos Anónimos con sus pesquisas para aclarar el extraño caso del supuesto licántropo. Conceptualmente, Cummings da un paso adelante en su extraña carrera hacia la locura audiovisual, mezclando géneros (el post humor, el thriller y el terror) con una ambición majareta ante la que me saco el sombrero.
Lamentables personajes que enternecen
Tras tragarme The wolf of Snow Hollow, me dije: Ahora sí que has firmado tu sentencia de muerte, Jim, después de esto, te van a echar a patadas de cualquier productora a la que te acerques. De ahí mi grata sorpresa al ver que ha conseguido rodar otra de sus cosas, que hasta se presentó en el festival de Berlín (aunque no encontré en ninguna parte ni un comentario al respecto). En The Beta test, por lo que he podido averiguar, sigue la mezcla de géneros y Cummings deja de hacer de policía para interpretar el papel de un agente artístico de Hollywood metido en una oscura trama de crimen y adulterio, aunque algo me dice que su histeria y sus rabietas ante el modo en que le trata la vida se mantendrán inalterables.
Ya me disculparán mi insistencia en venderles al señor Cummings, pero es que no tengo prácticamente a nadie con quien hablar de él, pues sus películas las han visto cuatro gatos y dos las abandonaron a media emisión. A mí el tipo me parece un genio, aunque no sé exactamente de qué, y diría que sus lamentables personajes hasta me enternecen. Quedo a la espera de que The Beta test aparezca en la parrilla de Movistar o cualquier otra plataforma, momento en el que, no lo duden, soy muy capaz de volver a darles la chapa con mis impresiones al respecto. Y que conste que lo hago por su bien.