Una imagen de la película 'The Assistant', con la sombra del caso Harvey Weinstein / FILMIN

Una imagen de la película 'The Assistant', con la sombra del caso Harvey Weinstein / FILMIN

Letras

La sombra de Harvey Weinstein

La película 'The assistant' aborda el abuso sexual, que siempre deriva en un abuso de poder, con la sombra del caso Weinstein

3 marzo, 2021 00:00

Hay que irse haciendo a la idea de que muchas películas que antes podíamos ver en los Renoir o en los Verdi se acabarán estrenando en alguna plataforma de streaming, y eso si hay suerte. Es el caso de la muy interesante The assistant (La ayudante), primer largometraje de ficción de la australiana Kitty Green (Melbourne, 1984), quien antes rodó tres documentales entre los que destaca Ukraine is not a brothel (Ucrania no es un burdel), sobre la sección ucraniana del colectivo feminista Femen. The assistant ha encontrado un buen refugio en Filmin, plataforma tan modesta y eficaz como la película que, paso a paso, se está haciendo un sitio entre las multinacionales más conocidas y triunfales. Estamos ante una película acerca del abuso sexual en la que queda meridianamente claro que dicho abuso es, principalmente, de poder. Planea sobre la trama la ominosa sombra de Harvey Weinstein, aunque nunca se le cite por su nombre ni se le vea ni resulte evidente que se está hablando de él: podría ser cualquier otro cerdo infecto del mundo del espectáculo; lo único que sabemos de él es que le pone cuernos a la parienta sin parar, que se aprovecha de jóvenes aspirantes a actriz, que se considera intocable --sus secuaces se enfrentan a su lamentable conducta con un fatalismo digno de mejor causa-- y que, por lo menos al final de la proyección de The Assistant, se sale de rositas.

La primera ficción de la señora Green es, de hecho, de un fatalismo desolador. En sus 87 minutos, nada destacable cambia en esas oficinas de una productora de Nueva York a las que ha llegado la protagonista del film, Julia Garner (a la que descubrimos como astuta y peligrosa redneck en la magnífica serie de HBO Ozark), intentando labrarse un futuro en el mundo del cine. Cuando la conocemos, es el último mono de la empresa y se dedica a traer cafés, adecentar el despacho del magnate (donde suele encontrar pendientes o gomas para el pelo que no deberían estar allí), encajar sus chorreos cuando éste considera que no se ha quitado de encima a su irritada esposa con la eficacia requerida y ser tratada con displicencia por cualquiera que esté ligeramente por encima de ella en el organigrama de la compañía.

Una pieza de cámara

Ella quiere progresar, llegar a ser productora algún día. Por eso se levanta de noche en su apartamento de Astoria, Queens, para ir a una oficina en Manhattan de la que saldrá también de noche: si quiere llegar a alguna parte tiene que ser la primera en llegar y la última en salir. Sabe que el mundo del cine es duro, pero hay algo en la actitud de su jefe que le saca de quicio, lo cual acabará dando origen a la secuencia más dura de la película: una conversación con el jefe de personal en la que éste le dejará bien claro cómo está el patio y le informará de que, si no quiere su trabajo, hay otras 400 personas que han enviado su currículum y que lo aceptarían encantadas.

The Assistant es un drama doméstico narrado desde el minimalismo y la introspección. Fábula moral sin moraleja, se limita a mostrar una realidad lamentable sobre la que nadie había dicho nada hasta que surgió el movimiento Me Too y Harvey Weinstein pagó por todos los abusones que, desde los tiempos del cine mudo, han ocupado los elegantes despachos de las grandes productoras cinematográficas en Hollywood y en todo el mundo. Huyendo del panfleto y de la denuncia redundante, Kitty Green ha fabricado una admirable pieza de cámara en la que Julia Garner confirma lo que ya prometía en Ozark, que es una de las actrices jóvenes más sutiles, dúctiles e interesantes del actual panorama estadounidense.

Lo dicho: hace un tiempo habríamos ido a ver The Assistant a los Renoir y los Verdi. Ahora la tenemos a un clic de distancia en nuestro ordenador. Razón de más para no perdérsela.