'Lehman Trilogy', una historia (real) del capitalismo

El teatro desnuda muy bien el mundo. No siempre lo aclara ni lo embellece, a veces tan sólo lo expone con su carne cruda. Así sucede con esa historia que arranca a las 4.58 horas del 11 de septiembre de 1844, cuando Heyum Lehman, el primogénito de un comerciante alemán de ganado, pone pie en el puerto de Nueva York. El funcionario de inmigración lo despacha rápido; no entiende bien su nombre: “De acuerdo: serás Henry Lehman”. Poco después, el joven judío abre una tienda en Alabama: H. Lehman Tejidos y Confecciones. La llegada de sus hermanos dan al negocio su denominación definitiva en 1850, Lehman Brothers. La aventura, ya se sabe, tiene un abrupto final: la caída del gigante financiero el 15 de septiembre de 2008 desata una crisis global.  

Es el relato elegido por el dramaturgo Stefano Massini (Florencia, 1975) en Lehman Trilogy, que viene a descifrar la historia (real) del capitalismo a través de un texto de cinco horas de duración. Los hechos de la familia Lehman despachan aquí un original sentido de fábula, algo así como una lección de palabras. A la deriva económica –hacia la apoteosis del consumo: yo deseo, yo compro, yo acumulo- le añade las torceduras del último siglo y medio de la historia del hombre: la guerra civil americana, la gran depresión de 1873, el crack de 1929, las dos guerras mundiales, las crisis del petróleo de 1973 y 1979 y, por supuesto, el desplome financiero de hace justo una década: la quiebra de Lehman Brothers, uno de los grandes bancos de inversiones de Wall Street.    

Los seis actores de ‘Lehman Trilogy’: Pepe Lorente, Leo Rivera, Víctor Clavijo, Aitor Beltrán, Darío Paso y Litus Ruiz. SERGIO PARRA /BARCO PIRATA PROD.

Los actores: P. Lorente, L. Rivera, V. Clavijo, A. Beltrán, D. Paso y L. Ruiz. SERGIO PARRA /BARCO PIRATA PROD.

Así, Lehman Trilogy es, sin duda, el gran éxito internacional de su autor, actualmente a los mandos del Teatro Piccolo de Milán. La pieza, dividida en las secciones ‘Tres hermanos’, ‘Padres e hijos’ y ‘El inmortal’, se estrenó a finales de 2013 en el Théâtre du Rond-Point de París. Allí logró el premio de la crítica al mejor espectáculo de la temporada. También, al año siguiente, logró galardón en Italia, en una aproximación que preparó Luca Ronconi antes de fallecer. En España, el texto se estrenó en una versión en catalán a cargo de Roberto Romei en en el festival Grec de 2016. De allí saltó con éxito a las tablas del Teatro Villarroel de Barcelona. En la actualidad, está en cartel en Londres, en una sobria adaptación firmada por el cineasta Sam Mendes.      

Ahora, Sergio Peris-Mencheta acaba de ponerla a girar en español por primera vez, apuntalada por el subtítulo Balada para sexteto en tres actos. El actor y director teatral ha ajustado su duración a las tres horas y la ha llenado de canciones: pasajes de ragtime, melodías de rhythm and blues, música klezmer y cantos espirituales, entre otros. Porque el texto original de Massini se deja moldear a gusto de los responsables de la producción de turno. “Me encanta proporcionar materiales escénicos en mis obras para que tengan que elegir radicalmente qué se quedan y qué no”, ha explicado el italiano, del que ya pudo verse en 2017 en el Teatro Español de Madrid la pieza Mujer no reeducable, sobre el asesinato de Anna Politkóvskaya, en versión de Lluís Pasqual. 

Ese juego creativo en Lehman Brothers también proporciona hechuras propias a la hora de confeccionar los repartos. En su estreno, por ejemplo, el elenco sumó siete actores. Para Italia se necesitó a veintisiete intérpretes. En esta ejecución, Peris-Mencheta ha alineado a seis –Pepe Lorente, Leo Rivera, Víctor Clavijo, Aitor Beltrán, Darío Paso y Litus Ruiz–que cantan, tocan instrumentos y se meten en la piel de 138 personajes. “Son seis juglares, seis vendedores de crecepelo, seis maestros circenses, seis trileros que nos hacen viajar durante tres horas a través de la historia de la saga Lehman”, ha asegurado el director, quien se ha rodeado aquí de los solventes Curt Allen Wilmer (escenografía), Juan Gómez-Cornejo (iluminación) y Elda Noriega (vestuario).   

Imagen de la sede de Lehman Brothers en el Rockefeller Center de Manhattan.

Imagen de la sede de Lehman Brothers en el Rockefeller Center de Manhattan. 

“Desde el comienzo de Lehman Brothers nos sentimos cerca de ese pionero que se juega la vida en 1844, que llega con una maleta, pone una tienda de telas y empieza a crecer”, ha explicado Sergio Peris-Mencheta. “Pero, a medida que avanza la obra, los personajes van perdiendo su cultura, ya no es tan importante cerrar los sábados, ni por luto. Se apegan cada vez más y más al dinero, y cuando la obra se acerca a nuestros días, a una crisis de la que tú has sido víctima y colaborador necesario, dejas de empatizar”, ha añadido el director de una producción que, tras recibir el aplauso tras su paso por los Teatros del Canal de Madrid, inicia gira en el último trimestre del año por Bilbao, Granada, Sevilla y Santander, entre otros. 

“La familia Lehman no hizo más que dar lo que, en cada momento, la sociedad estaba pidiendo frenéticamente: enriquecimiento fácil y simple”, ha explicado Stefano Massini, quien en su obra trata de perfilar, con un profundo sentido humanista y sin adoctrinamiento, los mecanismos de una economía en expansión, más sutil, más precisa, más punzante. Como si el teatro fuera no más otra forma de pensar, de mirarnos por dentro. “Adelante con el nuevo plan de marketing: de ahora en adelante la consigna es fingir; fingir, sí, hacer como que cualquiera pueda comprar cualquier cosa, que el lujo sea para todos, que no existan los pobres, que nada tenga un precio, puesto que todo está al alcance de la mano…”, dice uno de los Lehman (Brothers).