De tal palo tal astilla: 'Alphonse', una serie muy francesa
Protagonizada por el gran Jean Dujardin, la serie hará las delicias de quien considera París como el inicio y el fin de todas las cosas
2 febrero, 2024 18:36Amazon Prime ha colgado, un poco de tapadillo (hay que buscarla para encontrarla), una curiosa miniserie francesa titulada Alphonse, protagonizada por el gran Jean Dujardin (no sé ustedes, pero a mí me hace mucha gracia) y escrita y dirigida por Nicolas Bedos (Neuilly sur Seine, 1979), quien, en estos momentos, no es precisamente el tipo más popular de Francia: aunque no alcanza las cimas de grosería social y sexual de Gerard Depardieu, el señor Bedos ha sido acusado por cuatro mujeres de abusos y violación, habiéndose convertido así para la industria audiovisual de su país en un personaje tan molesto como nuestro Carlos Vermut. Puede que a ello se deba el discreto estreno de Alphonse en Amazon Prime: se colgó en octubre y yo la descubrí la semana pasada. Y les aseguro que, pese a la dudosa catadura moral de su autor, la cosa vale bastante la pena y Dujardin, responsable de la idea original de la miniserie (seis capítulos), está que se sale.
Advertencia: todo es tremendamente francés y no hay ni una sola referencia que no tenga París como origen. En ese sentido, los reacios al franchutismo se la pueden saltar sin problemas y se ahorrarán, probablemente, algún berrinche causado por un sentido del humor que a veces no funciona, una visión supuestamente alegre del sexo que en el fondo no lo es tanto y cierta misoginia por parte del autor, quien trata con mucho más cariño y respeto a los personajes masculinos que a los femeninos (no se sabe si por superioridad machista o por pura ignorancia). Pero vayamos a la trama, que tiene su gracia y un original punto de partida:
El pobre Alphonse (Dujardin) trabaja vendiendo relojes de marca a gente de postín para una compañía especializada en ese tema. Un mal día queda con unos supuestos compradores internacionales que resultan ser unos gánsteres que le roban la mercancía y lo muelen a palos. Alphonse es despedido, extremo que oculta a su mujer (Charlotte Gainsbourg), con la que lleva más de veinte años y que lo trata de manera asaz despectiva, como si lo considerara un fracasado carente de ambición. A todo esto, el padre de Alphonse, Jacques (un espléndido Pierre Arditi), sufre un infarto en el cumplimiento del deber (mientras una clienta le practica una felación, pues lleva toda la vida viviendo de las mujeres, especializándose a su pesar, gracias al paso del tiempo, en señoras talluditas o, directamente, viejas) y su hijo, que lleva años sin dirigirle la palabra porque fue un progenitor nefasto, descubre el oficio de papá y, habiéndose quedado sin trabajo, opta por iniciarse en él, heredando a la clientela paterna. Se supone que es algo temporal, pero Alphonse le acaba cogiendo cariño al oficio y heredando la peculiar ética profesional de su padre, un hombre convencido de que atiende a una necesidad social, sentimental y humanitaria. Como dice Jacques, “el gran don de nuestra estirpe es la polla”.
Lesbiana esporádica
La desfachatez del planteamiento es, probablemente, lo mejor de la propuesta. Así como las interpretaciones en general, que son espléndidas e incluyen las de dos glorias del cine francés como Nicole García y Marie Christine Barrault. Pero el desarrollo de la trama plantea un par de problemas:
1/ Una cierta canonización del gigolo como benefactor de la sociedad y bálsamo para ancianas de las que la sociedad prefiere pensar que pueden prescindir del sexo y hasta del cariño.
2/ La loable reivindicación del sexo y la ternura en la tercera edad se echa un tanto a perder cuando te das cuenta de que todas las mujeres de la serie tienen un punto de fuga y no acaban de estar del todo bien de la cabeza: una paga para que Alphonse se haga pasar por el desgraciado al que amó locamente y se acabó casando con su hermana, otra le otorga el papel del marido muerto (que en realidad no está muerto, sino que se fugó con una vecina), la de más allá solo desea practicar felaciones a un uniformado para recordar al oficial francés que salvó la vida de su madre después de la guerra, cuando la querían linchar por haberse liado con un oficial alemán…Y así sucesivamente. Aquí no se salva ni la mujer de Alphonse, lesbiana esporádica y tirando a inhumana que parece desconocer el significado de la palabra ternura. Solo la madre italiana de Alphonse (Laura Morante), que lo abandonó a él y a su padre cuando su hijo era un crío (ya se verá que el abandono no fue tal en realidad, sino una consecuencia funesta de las circunstancias) aparece como un personaje positivo y adorable (lo cual puede remitir al desafortunado dicho “Todas putas menos mi madre”).
Pese a que la premisa es mejor que el desarrollo, Alphonse se ve con agrado y tiene grandes momentos, pese a una indudable misoginia que puede alejar a las mujeres de su visionado, especialmente si están al corriente de las, aparentemente, discutibles actividades sexuales de Nicolas Bedos, su director y guionista. La recomiendo, pues, con ciertas reservas, y reconozco que me la tragué entera por mi pasión por el señor Dujardin y porque el punto de partida de la propuesta me parece, en su desfachatez, tan original como digno de atención. Las ansias de brillantez, eso sí, suelen imponerse a unas dosis de humanidad que, sin perder el tono de comedia, le hubiesen venido muy bien a la serie.
Para saber los próximos pasos del señor Bedos, estemos atentos a las páginas de sucesos.