Una viñeta de 'Baños de pleanar', de Isaac Sánchez

Una viñeta de 'Baños de pleanar', de Isaac Sánchez DOLMEN EDITORIAL

Artes

'Baños de pleamar' o las memorias codificadas de Isaac Sánchez

El ilustrador recrea los veranos de su infancia en los chiriguitos de playa de Badalona en un tebeo donde con una recreación visual realista rememora su pretérito a partir de un diálogo entre dos voces narrativas

27 noviembre, 2023 19:01

Años de ficción literaria y más de un siglo de ficción cinematográfica nos han familiarizado con la representación de la memoria. No hay un truco que se nos escape. Nos las sabemos todas. En las novelas se combinan estrategias un poco pedestres (como el flash-back) con otras cartesianas (dedicar los capítulos pares al presente y los impares al pasado, como solía hacer la novela histórica antes de que se ahogase en las cenizas de su agotamiento) o más sutiles: con movimientos de frases que parecen contener el su anverso el tiempo presente y en el reverso la memoria (al estilo de Proust).

En el cine los dispositivos narrativos son parecidos, pero los recursos visuales son mucho más numerosos. Un escritor no puede cambiar el tipo de letra o el color de la página para señalarle al lector que estamos ante una regresión temporal, en cambio el cineasta tiene a sus disposición muchas posibilidades de distorsionar el enfoque, la fotografía o la banda sonora para informar al espectador que lo que está viendo no pertenece al presente de los personajes sino que observa un pasaje de su memoria. 

Portada de 'Baños de pleamar'

Portada de 'Baños de pleamar' DOLMEN EDITORIAL

¿Cómo se las arregla un arte como el tebeo, que emplea recursos de la narración textual y la cinematográfica, a menudo combinados, para dar cuenta de la memoria? Pues de muchas maneras, y casi todas confluyen en Baños pleamar de Isaac Sánchez, donde se le propone al lector una recreación muy consciente del pasado del autor: sus días de infancia en uno de los chiringuitos de la playa de Badalona. Los chiringuitos ya son en su mayoría historia, los espacios vivos de buen tapeo, precios populares y cierto desorden han sido agotados por el modelo mucho más restrictivo, caro, y entregado a los pre-cocinados. 

Aunque la historia pasa toda en el pasado (no se puede hablar de flash-back), Sánchez nos deja claro que está recreando su infancia familiar.  El dispositivo alterna un juego de voces en diálogo con el pasado con una recreación visual realista, de trazo que recuerda a una versión dulce de Paracuellos. Y lo interesante aquí es que sabemos que es pasado no porque la narración vaya hacia atrás sino porque se infiltran cosas del presente del narrador, cosas que están al futuro de la narración. 

'Baños de pleamar'

'Baños de pleamar' DOLMEN EDITORIAL

Me explico: cuando Sánchez aborda aspectos sociales o personales complicados, el lugar de seguir dibujando en el mismo estilo, introduce en el texto un personaje de ficción que el autor conocerá muchos años después. Los miedos inconcretos se expresan a través de figuras de pesadilla a lo Lovecraft, los drogadictos que rondaban las casas (y a veces entraban en las familias) quedan representados por vampiros dignos de los tebeos de humor y terror de Bruguera, y la trama donde se cuenta la extorsión que sufrió el padre (y que terminó con la pérdida temporal de Baños pleamar) recurre a imágenes extraídas del Daredevil de Frank Miller, y de uno de sus personajes más icónicos: el mafioso Kingping.

La genialidad del recurso consiste en que es el futuro de la narración (y el presente del narrador) el que se infiltra en las viñetas para codificar en clave cultural los aspectos de la memoria más conflictivos y traumáticos. Esta sofisticación narrativa todavía destaca más en un tebeo donde sobresalen los aspectos costumbristas y la caracterización entrañable de unos personajes en un entorno deliberadamente corriente. Es la mente del autor –y no el chaval que recuerda– la responsable de la codificación. 

'Baños de pleamar'

'Baños de pleamar' DOLMEN EDITORIAL

Sea como sea, es del todo coherente que, a medida que el tebeo sale del pasado y va integrándose hacia nuestro presente, la imagen adquiera un tono documental, e incluso integre la fotografía: solo el pasado que perdimos necesita ser recreado gráficamente, el presente, nuestro presente, está fuera de la ficción, es puro presente documental.