Los nombres cortos para niños funcionan, son los preferidos de las familias. Y, visto lo que pasa en Cataluña, se puede aplicar también a los pueblos.
La comunidad autónoma tiene varios municipios de tan solo tres letras que tienen un encanto especial. Prueba de ella son las localidades pirinaicas de Alp o Das, pero hay una ciudad más grande cuya fama ya traspasa fronteras, Vic.
El imperio romano y Gaudí
A una hora de Barcelona en dirección a los Pirineos, aparece este municipio con su popular plaza y su mercado medieval. El lugar elegido por el mismísimo Antoni Gaudí para superar una terrible depresión y, a su vez, donde está lo que se podría decir, su obra más efímera. Pero tiene mucho más
Para empezar, escondido en un edificio privado, se halla uno de los dos últimos templos romanos que se mantiene en pie en España. Este antiguo monumento, dedicado al emperador Augusto en el siglo II d.C., es un testimonio impresionante de la vasta influencia romana en la región.
El templo de Vic, originalmente conocido como el templo de Ausa, se ha mantenido en un estado excepcionalmente bueno a lo largo de los siglos, a pesar de las múltiples transformaciones y usos que ha sufrido desde la caída del Imperio Romano.
Durante la Edad Media, el templo fue integrado en la muralla de la ciudad y, posteriormente, se convirtió en parte de una casa señorial. No fue sino hasta el siglo XIX, cuando se demolieron estructuras adyacentes, que el verdadero valor del templo fue redescubierto y comenzaron esfuerzos de restauración que duraron hasta 1959.
Cómo es el templo
La estructura del templo, con su cela y atrio sostenido por ocho columnas, revela la magnificencia de la arquitectura romana. A lo largo de los años, arqueólogos e historiadores han recuperado y reconstruido partes del templo utilizando fragmentos originales, lo que ha permitido que los visitantes aprecien su diseño histórico.
Pero las sorpresas no acaban allí. Alejado de la gran ciudad y a las puertas de los Pirineos, muchos acuden a la ciudad con la intención de buscar un poco de tranquilidad. Ahora, y desde hace siglos.
Un refugio para Gaudí
Por lo que respecta al genio modernista, en 1910, se dejó caer por esos lares. En realidad, pasó tres semanas en Vic, donde encontró la calma y paz que necesitaba. Sufría una depresión nerviosa y su amigo Torras i Bages le recomendó retirarse a este municipio.
Alojado en casa de la viuda de Rocafiguera, la señora Concepció Vila, no sólo encontró los ánimos sino también inspiración. Durante su estancia, diseñó farolas conmemorativas para el centenario del nacimiento del filósofo Jaume Balmes, mostrando la influencia directa de la estética y materiales romanos en su trabajo, aunque desafortunadamente, estas farolas ya no existen.
Qué (más) ver en la pequeña ciudad de Vic
Más allá del atractivo para los amantes de la arquitectura y la historia, Vic tiene grandes encantes. Su casco histórico, el corazón de la ciudad, ofrece la posibilidad de disfrutar de la gastronomía de la zona y un buen rato para ir de tiendas en calma.
Además, la facilidad de acceso desde Barcelona, ya sea por tren o en coche, hace que Vic sea un destino ideal para una escapada cultural. El patrimonio de la ciudad se extiende a través de su museo diocesano, su vibrante mercado semanal y sus calles adoquinadas que ofrecen un viaje por mil años de historia europea.
Cómo llegar
Llegar hasta allí es relativamente sencillo. Para empezar uno puede ir en transporte público. La línea R3 de Rodalies llega en una hora desde la estación de Sants de Barcelona. Desde la estación de Vic, el templo romano, por ejemplo, está a tan sólo 15 minutos.
Para los que prefieren ir en vehículo privado, la ruta desde Barcelona hasta Vic es igualmente conveniente. La autopista C-17 lleva directamente a la capital de Osona en aproximadamente una hora de viaje, dependiendo del tráfico.
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