No todo el mundo lo sabe, no siquiera muchos vecinos del municipio, pero Calafell fue un epicentro cultural en los últimos años del franquismo. Por sus playas pasaron gente de la talla de Gabriel García Márquez, Juan Marsé, Vargas Llosa, Jorge Edwards… La lista es interminable.
Todos ellos acudían allí invitados por un editor que siempre les dio cobijo (y algo de fiesta), Carlos Barral. El poeta catalán tenía allí una pequeña casa de pescadores, a pie de playa, desde cuyo balcón saltaba cada mañana para irse a pescar. Allí redactaba su familia, veraneaba y pasaba los días con sus amigos literatos.
Un Picasso en Calafell
De aquellos años queda muy poco. La vivienda está separada de la arena por un tremendo paseo. Allí, ya no vive nadie, se ha convertido en un museo que el vecino y el visitante puede visitar gratis siempre que quiere.
Entre fotografías, escritorios y teléfonos que recuerdan conversaciones e historias allí vividas ha aparecido, por eso, algo inesperado. Una obra de Picasso, hasta ahora oculta, luce de repente frente a todos, causando extrañeza, desconcierto y, una vez más en la historia de esta casa, desconocimiento.4
La casa de Barral
Si el Ayuntamiento de Calafell ha vivido hasta hace poco de espaldas al legado de Barral, desde que una iniciativa privada decidiera organizar unas charlas en un hotel cercano y recordar el epicentro cultural que fue el municipio, se ha puesto las pilas. Parece que tiene un proyecto de recuperación de la memoria de Barral y de la localidad en general. Pero la promoción sigue brillando por su ausencia. Incluso con un Picasso entre las manos.
Los que conocen la Casa-museo Barral lo han descubierto casi por casualidad. Desde hace unas semanas, al pasar por delante de la puerta, han visto algo distinto. El cartel que anuncia qué es esa casa y por qué es importante luce distinto.
Cómo es la obra de Picasso
El nombre de Barral tiene ahora un color verde y las letras no parecen hechas por cualquier ordenador o imprenta, tiene un trazado como de firma. Esa, en cualquier caso, no es la letra del poeta, sino la de otro artista de la talla de Picasso.
Como buen intelectual, el escritor no sólo se movía entre literatos, también conoció a políticos, escultores, actores, actrices y pintores. Y sí, el malagueño fue uno de ellos.
Poco se sabe por ahora de esa amistad, sólo que el genio cubista envió uno de sus dibujos a Carlos Barral. Es una obra extraña, puede parecer un limón con cara, una especie de broma con indirecta que reflejaría a la perfección el carácter del poeta de Calafell. Otros, prefieren darle otro significado.
En cualquier caso, el texto escrito en letras verdes por Picasso no engaña: “Para Carlos Barral”, con el apellido subrayado. Con esta dedicatoria estaba todo claro. Y el ayuntamiento, con estas ganas sobrevenidas de recuperar este legado, se hizo con la obra.
Nueva imagen
Lo que podía parecer una mera adquisición para exponer en la casa-museo se ha convertidor en algo más. El consistorio ha decidido hacer un lavado de cara a esta joya histórica y apostar por una nueva cartelería. Y sí, en ella participa Picasso.
Mientas las letras de Casa y Calafell son las de la tipografía de la editorial creada por Barral, el apellido aparece en verde y es la reproducción de esta obra picassiana, hasta ahora desconocida y que el ayuntamiento ha decidido recuperar.
Poco más se sabe sobre este dibujo de Picasso, ni dónde estaba ni de qué año es, pero la verdad que sirve para recordar las figuras de estos dos artistas: uno del pincel y el otro de la pluma.
Por otro lado, la iniciativa de renovar este logo de la casa da esperanzas a los fans del poeta que llevan años esperando a que el Ayuntamiento promocione el legado cultural de ese edificio. Por ahora, se ha cambiado la tipografía recuperando una obra de Picasso, está por ver si sacarán de la casita interior del inmueble todos los objetos almacenados allí y que hace décadas que no ven la luz.