La alcaldesa de Granollers, Alba Barnusell, interviene durante la ‘Festa de la Rosa de Granollers’ organizada por el PSC

La alcaldesa de Granollers, Alba Barnusell, interviene durante la ‘Festa de la Rosa de Granollers’ organizada por el PSC Alberto Paredes / Europa Press

Examen a los protagonistas

Alba Barnusell

Llegir a Català
Publicada

La alcaldesa de Granollers, Alba Barnusell, afronta uno de los desafíos más complejos de su mandato: la gestión del conflicto laboral con la Policía Local. Y aunque nadie puede negar que se trata de un escenario espinoso —con múltiples actores, intereses enfrentados y una larga historia de desencuentros—, la respuesta institucional no ha estado a la altura del momento.

Durante meses se ha intentado reconducir la situación mediante la vía del diálogo. Ha habido voluntad, reuniones y gestos que indicaban cierta intención de desencallar el conflicto. Sin embargo, el silencio administrativo con el que el Ayuntamiento ha respondido a algunos de los episodios más delicados —como la retirada del cartel sindical tras la intervención de la Policía Científica de los Mossos— ha terminado por agravar el malestar en el cuerpo.

El consistorio puede defender que está entre la espada y la pared, que no puede interferir en decisiones operativas ni romper equilibrios internos. Pero cuando la plantilla lleva al Ayuntamiento ante la justicia por presunta vulneración de derechos fundamentales, algo ha fallado. Y no solo en la gestión del día a día, sino en el control del relato, en la comunicación política y en la prevención del conflicto.

Barnusell sigue contando con el respeto institucional y la experiencia para abordar esta crisis. Pero cuanto más se prolongue esta inacción, más difícil será recomponer la confianza.