Gonzalo Gortázar, consejero delegado de Caixabank CAIXABANK
Los resultados de Caixabank hasta septiembre no pasarán a la historia por ser los más espectaculares de la entidad desde el prisma de la evolución frente al comparable de 2024. Sin embargo, sí hablan de los efectos de la estrategia emprendida por el banco hace un año, con el arranque de su nuevo plan. Un giro necesario ante una etapa de tipos de interés a la baja que requiere mantener un crecimiento sostenible de la actividad crediticia para compensar la caída de márgenes.
La entidad liderada desde el plano ejecutivo por su consejero delegado, Gonzalo Gortázar, ha conseguido el objetivo. Y, además, sin dejar de atender las necesidades de colectivos a los que lleva largo tiempo prestando una especial atención. Desde los habitantes de la España vaciada, hasta los más mayores; desde los jóvenes (con el neobanco Imagin) hasta las pequeñas empresas y sus necesidades específicas. Y, en el tejido empresarial, a sectores como el agrícola o el turístico.
Y todo ello en un contexto que, al comentado ciclo del precio oficial del dinero, suma la complejidad de una nueva oleada de operaciones de consolidación, que afecta tanto al sector bancario español (en el que se ha dirimido la OPA hostil del BBVA sobre el Sabadell durante más de 18 meses) como al de la eurozona.
En este escenario, Caixabank muestra sus fortalezas y mantiene una posición firme, que le permite operar con absoluta independencia. Más allá de las cifras y los balances, el mercado se lo ha reconocido con avances en las sesiones que han convertido al valor en el segundo mejor del Ibex 35.
Lejos de ser flor de un día, la confianza de los inversores se traduce en una capitalización que roza los 65.000 millones de euros. Y que se ha incrementado un 132% desde finales de 2023. Nada casual en un indicador adelantado como es el mercado bursátil.
