Josep Maria Padrosa, exdirector del CatSalut, en una imagen anterior

Josep Maria Padrosa, exdirector del CatSalut, en una imagen anterior Cedida

Examen a los protagonistas

Josep Maria Padrosa

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Josep Maria Padrosa se jubilará el próximo lunes. El alto cargo cesará como gerente del Hospital de Olot, y dará paso a su relevo. Eso sí, el también mando recibirá su retiro con la inquietante noticia que es uno de los investigados por la presunta corrupción en las ambulancias catalanas. 

Padrosa deberá explicar ante el juez Santiago Pedraz qué vio u oyó cuando era director del Servicio Catalán de Salud (CatSalut) cuando se licitó el servicio de transporte sanitario en 2015. Por lo pronto, se sabe que el concurso fue bronco, y que hay sospechas de que hubo presunto amaño para beneficiar a una de las empresas aspurantes que a la postre ganó: Ambulancias Egara. 

Los implicados han pregonado hasta ahora su inocencia y la limpieza del concurso. Pero que no hubiera irregularidades, que se tendrán que probar en sede judicial, claro, no significa que la licitación fuera limpia. 

Baste una comparativa con la licitación presente, de esta semana, en la que se han fallado los contratos sin grandes polémicas. Una externalización pública debe ser limpia, pero también parecerlo. 

Y no, el concurso anterior de ambulancias de Cataluña no pareció limpio. Quizá por esa razón ha terminado enmarañado en una pieza separada del caso 3% en la Audiencia Nacional. 

En este marco, Josep Maria Padrosa se tendrá que explicar en el juzgado Central de Instrucción número 5. El directivo sanitario tendrá que dar cuentas de por qué cree que el CatSalut condujo con tino el tender público. La Fiscalía Anticorrupción cree que no fue así. 

Argumentos aparte, y termine como termine esa causa, parte del daño ya está hecho: hay sospecha de amaño, y ello lamina la credibilidad de toda administración.