Sol Daurella
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Resulta poco habitual que una decisión empresarial de calado tenga impactos inmediatos en los resultados de una compañía. En este caso, Coca-Cola Europacific Partners (CCEP) se ha introducido en el conjunto más reducido. Sus cuentas semestrales tienen como uno de los factores clave para el incremento del beneficio y de los ingresos la reciente adquisición del negocio embotellador del gigante de los refrescos en Filipinas, que terminó de cerrarse a finales del pasado año.
Ha sido precisamente la aportación de la nueva unidad la que ha permitido compensar en parte el rendimiento del negocio en Europa, que ha sido inferior al de la primera mitad del año anterior debido a las circunstancias climatológicas, en este caso, un cierto retraso en la llegada de las elevadas temperaturas.
El consejo que preside Sol Daurella lleva un tiempo apostando por los mercados de Asia-Pacífico como la mejor manera de profundizar en la diversificación de su cartera y, de este modo, esquivar los efectos negativos cuando una de las plazas clave atraviesa por dificultades.
La operación de Filipinas no estuvo exenta de complicaciones, pero ha abierto de par en par a CCEP las puertas de un mercado emergente, con un potencial de crecimiento notable, con cifras de consumo y demanda notablemente al alza y que, además, muestra síntomas de sostenibilidad en el tiempo. En definitiva, una maniobra profundamente estudiada y que no ha tardado en dar sus frutos, para permitir a CCEP, por lo pronto, confirmar sus previsiones para el año en un contexto que no ha sido precisamente el más favorable de los últimos tiempos.