Marta Rovira
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Con la legislatura en Cataluña todavía por iniciarse, ERC empieza a dar muestras de su escasa fiabilidad como aliado del PSC. Las desmedidas cesiones de los socialistas para obtener su apoyo a cambio de la investidura de Salvador Illa como presidente de la Generalitat -entre ellas, un concierto económico privilegiado para Cataluña o nuevas medidas para imponer el catalán en todos los ámbitos de la sociedad- no han bastado para que la formación de Marta Rovira y Oriol Junqueras les correspondan con cierta lealtad. Su propósito de participar en las performances del supuesto recibimiento al prófugo Carles Puigdemont este jueves es una clara muestra de ello.
ERC cerrará filas con el líder de Junts y, presumiblemente, será partícipe de la suspensión de la sesión de investidura de Illa en el Parlament en caso de que el fugado de la justicia -si finalmente regresa a España- sea detenido. Un aplazamiento que los posconvergentes, empujados por su mal perder, persiguen a toda costa, para evitar que el Govern recaiga en manos de los socialistas.
Se da la circunstancia de que esta complicidad de ERC con sus antaño socios de Junts se producirá sólo unas pocas horas después de que los republicanos, con la propia Rovira al frente, participaran ayer en el acto simbólico de la firma de su acuerdo con el PSC, sellado y anunciado hace una semana. Al igual que en el Congreso, donde los republicanos son socios del PSOE, a los socialistas catalanes también les espera una legislatura tortuosa con tales compañeros de viaje.