Carlos Navarro, El Yoyas, pillado en Tarragona REDES

Carlos Navarro, El Yoyas, pillado en Tarragona REDES

Examen a los protagonistas

Carlos Navarro "el Yoyas"

Vida y milagros de un gañán

30 junio, 2024 00:00

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Pocos personajes más desagradables que Carlos Navarro Merino (en arte, El Yoyas) han pasado por el mundo de la telerrealidad. Nacido en Barcelona en 1971, no constan estudios de ningún tipo en relación al sujeto, aunque llegó a publicar dos poemarios: Bueno, bonito y barato (2004) y A pie de calle (2011). Por cierto, también probó suerte en el mundo de la música, grabando en 2006 su hit Voy trepidando. Y en el de la política, como demuestra su paso por Ciudadanos entre 2010 y 2012, que, si no fue la primera señal de que ese partido se acabaría yendo al carajo, que baje Francesc de Carreras y lo vea. Pero, básicamente, todos recordamos (aunque no queramos) al personaje televisivo que se dio a conocer en la segunda edición de Gran Hermano (de la que fue expulsado por su mal carácter, sus rebotes violentos y su insistencia en recordarnos que él siempre arreglaba los problemas de su vida repartiendo unas yoyas, que es lo que los demás conocemos como hostias o, sin necesidad de blasfemar, sopapos).

Entre 2001 y 2004, el señor Navarro se plantó en el programa de Xavier Sardà Crónicas marcianas, donde siguió comportándose como un gañán y un energúmeno. Y entre 2008 y 2011 fue acogido por Jordi Évole en su Salvados (ahí te luciste, follonero). Luego montó en Barcelona La taberna del Yoyas, negocio aparentemente ruinoso, y se acabó colando en un programa de difusión estrictamente catalana al que lo invitaban para sacar de quicio a los tertulianos lazis (el problema es que también conseguía irritar a los que no éramos indepes).

Finalmente, acabó teniendo problemas con la justicia (lo raro es que no los tuviera antes) por zurrar a su ex mujer, con la que había tenido dos hijos, y al nuevo novio de ésta. Se decretó su entrada en prisión en el 2022 y el hombre se dio el piro, hurtando su cuerpo al sistema hasta hace unos pocos días, cuando la policía autonómica catalana le echó el guante en una casa de la familia (año y pico para pillarlo en una propiedad familiar: mis felicitaciones a los Mossos d´Esquadra, que hago extensiva a su portentosa inactividad en Gerona de los últimos días, donde han dejado que se quemaran tres casas para, en teoría, evitar males mayores: otro éxito del consejero en funciones Joan Ignasi Elena, ese hombre que siempre parece que venga de zamparse una butifarra amb seques).

Nada más acceder al trullo, el Yoyas ha declarado que se come mejor que en la mili. No ha intentado ni alegar inocencia. Igual ha conseguido hacer realidad la ilusión de toda una vida: convertirse en un galeote de presidio.