El presidente de BBVA, Carlos Torres Vila / EP

El presidente de BBVA, Carlos Torres Vila / EP

Examen a los protagonistas

Carlos Torres

1 junio, 2024 00:00

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En no pocas ocasiones, una gran operación empresarial se ha frustrado por el simple motivo de no haberse explicado con sencillez, claridad y transparencia. Como en tantos otros, en este punto los mercados y los inversores son implacables: si no entienden bien una transacción o maniobra, nunca apostarán por ella. 

Con esta base, la reunión exclusiva y restringida al extremo que el presidente del BBVA, Carlos Torres, mantendrá el próximo lunes con algunos de los actores más influyentes del panorama social y económico de Cataluña con el fin de exponerles la eventual fusión con Banco Sabadell, OPA hostil mediante, es una prueba concluyente de que el ejecutivo ha comenzado la casa por el tejado.

Trasladado a un símil deportivo, Torres se planta en la capital catalana con la necesidad de remontar varios goles en contra, fruto de no haber cuidado adecuadamente las formas de una operación siempre tan delicada como la compra de una sociedad con fuerte arraigo en un determinado territorio. Por eso resulta conveniente llevar a cabo el "trabajo de campo" antes de que los acontecimientos se precipiten. 

De lo contrario, lo más normal es que los detalles de la operación sin el adecuado contexto tengan como respuesta la frontal oposición que ha recibido BBVA a su nuevo intento de absorber la entidad que preside Josep Oliu. Y, por si fuera poco, a través de la primera OPA hostil en el sector financiero en cuatro décadas. 

Con independencia de que lograr los apoyos sociales hubiera sido complicado en cualquier caso, resultaría más conveniente que la cita del lunes hubiera ocupado el lugar de aquella comparecencia ante los medios del día 9 de mayo, con el anuncio de la oferta aún humeante, en la que Torres cometió incluso algún exceso verbal que ha situado al departamento jurídico del banco que ansía comprar con todas las alertas activadas

Detrás de los negocios, detrás de cifras en ocasiones tan gigantescas que dificultan la orientación, siempre hay personas. Y siempre recibirán de mejor grado una conversación que una sucesión de datos y cifras, detrás de las cuales aparecen muy habitualmente, a falta del contexto adecuado, sospechas de los peores escenarios.