Joan Ignasi Elena
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Cientos de agentes de los Mossos d'Esquadra llevan desde octubre sin cobrar las horas extra. Las comisarías catalanas no pueden hacer frente a las cantidades de marihuana que se decomisan cada semana, puesto que ya no queda espacio de almacenamiento. El crimen organizado, armado, cada vez es más peligroso. Cataluña se ha convertido en el campo de batalla de grupos de marselleses mafiosos y los clanes de Tarragona se matan entre ellos para liderar la venta de droga en los barrios más conflictivos de toda la provincia.
En medio de este (tremendo) panorama, ayer Miércoles Santo, el conseller de Interior de la Generalitat, Joan Ignasi Elena, solicitó formalmente al ministro de Interior, Fernando Grande-Marlaska, que se asigne un escolta para el expresidente de la Generalitat fugado Carles Puigdemont, que se presenta como número uno en la lista de Junts + Puigdemont per Catalunya.
A pocas semanas de las elecciones al Parlamento de Cataluña, el republicano insiste en que "la figura del expresident ha tomado una especial relevancia pública al ser nombrado candidato" de Junts y, a pesar de seguir prófugo de la justicia española, añade que "parte de su campaña electoral se celebrará a pocos kilómetros de Cataluña".
Así, como se trata de un servicio que se prestará muy "probablemente en el extranjero", Elena ha pedido al ministro Marlaska que encauce la petición remitida al Ministerio de Asuntos Exteriores para poner escolta a Puigdemont durante la campaña electoral que Puigdemont "se celebrará a pocos kilómetros de Cataluña".
Una solicitud que ha sorprendido a muchos sectores del cuerpo catalán, que consideran que Cataluña tiene muchos otros problemas "reales" a tener en cuenta, más allá de que el prófugo tenga un escolta más allá de nuestras fronteras.