Thomas Glanzmann
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El informe publicado por la CNMV sobre los resultados de Grífols no hace sino confirmar las sospechas de los inversores sobre la calidad de los estados contables de la farmacéutica, que tantos dolores de cabeza están dando a los accionistas a raíz de la denuncia pública realizada hace más de dos meses por Gotham City.
El diagnóstico del supervisor no deja lugar a dudas sobre las fallas en la gestión de la empresa y su método a la hora de confeccionar unas cuentas aprobadas cada año por el consejo de administración que lidera Thomas Glanzmann.
Muy crítico en su día contra el fondo bajista, al que acusó de llenar de falsedades el informe que publicó el pasado 9 de enero, lo cierto es que las conclusiones del supervisor ponen en evidencia a la compañía y deberían llevar a la reflexión al ejecutivo acerca de la manera en la que se han hecho las cosas en Grífols durante los últimos años.
No deja de ser un hecho el carácter de agresivo especulador de Gotham y sus aviesas intenciones con vistas a operar en los mercados. Pero la CNMV no es precisamente un peligroso bajista y ha podido desgranar, a lo largo de 11 páginas, aspectos a mejorar y, en ocasiones, corregir de inmediato de las cuentas de la cotizada.
Raramente, los mercados evalúan de manera tan firme un valor sin motivos más que fundamentados. El consejo de Grífols incurrirá en una irresponsabilidad aún mayor si no responde con hechos a los múltiples avisos que le ha lanzado la comunidad inversora. Y no sólo los especuladores.