Jaime Siles
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La irrupción de IFM como accionista de referencia de Naturgy ha tenido habitualmente, sobre todo en los inicios del proceso, una falsa sensación de que el inversor australiano llegaba poco menos que a tierra conquistada. Algo poco recomendable cuando la compañía energética cuenta desde hace tiempo con un núcleo duro estable y, sobre todo, un primer accionista sólido como Criteria Caixa, que no están dispuestos a ceder terreno, y menos aún al último que aterriza.
Aunque con el paso del tiempo IFM ha ido moderando su actitud, lo cierto es que la aparente beligerancia y pretensión con la que llegó ha tenido un cierto coste económico. En primer lugar, porque la consideración de oferta "no amistosa" y los mecanismos de defensa de los accionistas hicieron que el resultado no fuera el esperado; y después, porque el ansiado sillón que finalmente obtuvo Jaime Siles, responsable del fondo en España y de la estrategia trazada por IFM en Naturgy, requirió de un esfuerzo inversor adicional que quizá con otra actitud no hubiera sido tan necesario.
La inversión de IFM en Naturgy y su considerable volumen no hace sino poner en valor las empresas españolas y el interés que despiertan entre los principales actores de la industria. En ese punto, el esfuerzo del fondo australiano es loable y digno de aplauso. Pero no conviene olvidar cuestiones como la rentabilidad y la capacidad de influir en la gestión. Y en esas áreas, el margen de mejora es amplio.