Xavier Trias
El candidato sin partido
Hace un tiempo, la inefable Pilar Rahola escandalizó a los pelagatos catalanes afirmando que alguien que ganara 6.000 euros al mes pertenecía a la clase media, tirando a baja y que, seguramente, tendría problemas para llegar a fin de mes. Desde que la echaron de TV3 y de La Vanguardia (8TV y El Nacional no deben ser lo mismo a nivel crematístico) y se ve obligada a vivir principalmente del coronel Abramovich, alto mando del MOSSAD (me lo acabo de inventar, pero no suena del todo inverosímil, ¿verdad?), ya no va soltando esas burradas de millonetis, pero parece que lo suyo hizo escuela. Fijémonos, si no, en Xavier Trias, candidato a la alcaldía de Barcelona en las inminentes elecciones de finales de mayo, quien el otro día aseguró que alguien que gane 3.000 euros al mes es, prácticamente, un pobre menesteroso que las pasa canutas para tirar adelante la economía doméstica. Luego se desdijo, pero la bomba ya había caído sobre las miles de familias catalanas que tienen que apañarse con sueldos mileuristas para intentar sobrevivir dignamente. Supongo que los buenos burgueses no se pueden reprimir y que, en estas circunstancias, se ponen en la piel de María Antonieta cuando dijo aquello de que si los pobres no tenían pan, que comieran brioches.
Xavier Trias es, probablemente, el candidato más singular de la contienda municipal. Más que nada, porque parece ser el único que no cuenta con ningún partido político que lo respalde. En los actos y mítines de sus adversarios suelen figurar bien las grandes las siglas de su partido, mientras que, en los suyos, estas no figuran por ninguna parte. Sabemos que estamos, en teoría, ante el representante de Junts x Cat, el club de fans del Hombre del Maletero, pero no porque Trias nos lo recuerde precisamente. Es como si el partido al que pertenece le pareciera veneno para la taquilla y prefiriera ir por su cuenta y riesgo, a ver si con esa actitud de hombre provecto y cabal que ya fue alcalde consigue ganarse la simpatía del elector, al que más vale, según él, no recordarle que forma parte de la pandilla de chapuceros que organizó el referéndum de independencia del 2017. Émulo político del célebre gato de Schrodinger, el doctor Trias forma parte y al mismo tiempo no forma parte de Junts x Puchi, y su actitud nos indica que lo mejor que podemos hacer es olvidarnos de esas siglas de las que él es el primero en olvidarse cuando sale a dar la chapa con sus promesas electorales.
El hombre lleva tiempo adoptando un perfil bajo y sin dejarse ver con gente que solo puede traerle problemas. ¿Solidarizarse con Laura Borràs? Puede que en voz baja y a una prudente distancia, pero nada de acompañarla al juzgado en una de esas performances de estilo romaní que tanto gustan a sus camaradas. ¿Es independentista? Dentro de un orden. Representa, eso sí, a todos esos burgueses malcriados que sueñan con la libertad del terruño mientras la cosa no implique asaltos a su patrimonio o correr el riesgo de acabar entre rejas (o en el maletero de un coche). El hombre se ha propuesto que lo votemos por su cara bonita y que nos olvidemos de que forma parte de lo que forma parte.
No sé qué tal le saldrá la jugada, pero hay que reconocer que es de lo más original que se ha visto en la política europea durante estos últimos años. No todo el mundo puede inventarse el personaje del candidato fantasma.