El presidente del Gobierno de España, Pedro Sánchez, y el de Colombia, Gustavo Petro / EFE

El presidente del Gobierno de España, Pedro Sánchez, y el de Colombia, Gustavo Petro / EFE

Examen a los protagonistas

Gustavo Petro

7 mayo, 2023 00:00

En caso de duda, métete con la madre patria

Pasó por Madrid el presidente de Colombia, Gustavo Petro, y proclamó su solidaridad con Pedro Sánchez, en particular, y el progresismo, en general. Ya puestos, aprovechó para seguir el ejemplo del mandatario mexicano López Obrador y afearnos la conducta a los españoles por lo mal que se portaron nuestros antepasados (bueno, serían los suyos, los míos se quedaron en casa) durante la Conquista de las Indias. Hasta hizo una referencia al “yugo español”, como si fuera un lazi cualquiera. Y para demostrar su campechanía y su Ni Dios ni amo, prescindió del frac en un acto en el que era de obligado lucimiento. No es que insistiera demasiado en lo del “yugo español” pero, francamente, se lo podría haber ahorrado. Especialmente ahora, cuando todos sabemos que le concedió la nacionalidad colombiana al célebre skinhead Xavier Vendrell, antiguo terrorista reciclado en político de ERC que, hasta ahora, ha logrado salirse de rositas de todos los fregados procesistas en los que se ha metido y que no son precisamente pocos.

Ciertamente, lo de su homólogo mexicano es mucho peor. Tiene el país permanentemente hecho unos zorros, lleno de pobretones y asediado por el narco, pero cuando no se le ocurre nada para disimular su flagrante ineptitud, la toma con España. Según él, los actuales ciudadanos de nuestro país, empezando por el presidente del Gobierno, deberíamos pasarnos la vida pidiéndole disculpas por las travesuras de nuestros muchachos en los tiempos de Pizarro y Cortés. También le gusta mucho asegurar que México era una sociedad paradisíaca hasta que llegaron los españoles a ponerlo todo patas arriba y convertir a sus habitantes al catolicismo mientras la soldadesca practicaba el sano mestizaje con las nativas (no como los ingleses, que se traían a la parienta de casa y mataban a todos los indios, sin distinción de sexo). En esa sociedad paradisíaca se practicaban sacrificios humanos, pero supongo que AMLO lo considera parte de la idiosincrasia de sus ancestros (suponiendo que dichos ancestros lucieran apellidos tan inequívocamente aztecas como López y Obrador, lo cual es mucho suponer). Para ciertos gobernantes sudamericanos, en caso de duda, hay que ciscarse en la madre patria. Como si no hubiese pasado cierto tiempo desde el romance de Cortés con la Malinche.

Ahora que el presidente de Colombia se ha sumado a las maniobras distractoras del mexicano, cabe preguntarse quién será el próximo mandamás sudamericano que viene a visitarnos y, entre papeo gratis y papeo gratis, nos recuerda lo mal que nos portamos hace más de cinco siglos. Como actitud conciliatoria, eso sí, es absolutamente ineficaz y contraproducente, aunque siempre encuentra la comprensión y simpatía de los separatistas catalanes (que disfrutan enormemente sintiéndose parte de una colonia) y de algunos majaderos integrados en lo que ahora se conoce equivocadamente como Nueva Izquierda. Creo que ha llegado el momento de decirles a los AMLOS de este mundo que sus lloreras hace tiempo que no cuelan y que más vale que nos dejen en paz y se dediquen a barrer sus países, que falta les hace.