El Barça se va con un empate de Balaídos (2-2). También con una muy mala imagen. El equipo de Hansi Flick cuajó su peor partido con balón. El centro del campo pasó totalmente inadvertido. Tampoco los azulgranas presionaron como siempre. El Celta de Vigo superó con clarividencia al Barça, un equipo con varios señalados.
El primero de todos, Gerard Martín. El lateral izquierdo salió como titular en lugar de Alejandro Balde, que arrastraba unas molestias musculares. El ex del Cornellà se fue de rositas. Se libró de la expulsión. Iago Aspas, a sus 37 años, se las sabe todas y lo puso contra las cuerdas. Flick no tuvo más remedio que cambiarlo al descanso. Podría haber sido expulsado en los primeros tres cuartos de hora.
Otro de los señalados es Jules Koundé. El central reconvertido en lateral estuvo descentrado. Lo admitió tras el empate: "No he hecho para nada un buen partido. Es un error grosero que no puede ocurrir. Falta de concentración. Asumo ese error, el partido lo hemos empatado en parte por culpa mía".
El 'mea culpa'
Koundé entonó el mea culpa tras los 90 minutos. Un fallo al no entregar el balón a Iñaki Peña y dormirse en los laureles permitió acercarse en el marcador al Celta y alterar la dinámica del partido.
Marc Casadó también se fue frustrado del partido. Falló más pases de lo habitual. Siempre bien colocado, interceptó muchos balones. No obstante, intentó evitar el desmarque de un rival con un agarrón que le costó la expulsión. Dejó al Barça con un hombre menos y el equipo lo pagó muy caro. Le remontaron en dos minutos.
La medular, inexistente
Aunque Casadó fue el único en dar la cara junto a Gavi. No se puede decir lo mismo de Pedri. El mediocentro canario estuvo completamente desaparecido en Balaídos. Desubicado en el sector derecho, el mago de Tegueste no apareció ni dio continuidad al juego. Estuvo muy lejos de la versión mostrada hasta el momento.
Tampoco se libra de Dani Olmo, que empezó como titular después por primera vez desde su lesión. Flick, en ausencia de Lamine Yamal, lo ubicó como extremo izquierdo. El mediapunta egarense sufrió mucho en banda. No intervino donde más le gusta y es determinante, en la zona de tres cuartos.
Con Fermín López, más de lo mismo. Flick le dio entrada en el minuto 75 para revolucionar el partido y, lejos de provocar el efecto deseado, el Celta fue más incisivo y peligroso que nunca. Tanto, que le dio la vuelta al partido. Fermín es un puñal en campo contrario, pero no es determinante en la construcción del juego. Y era lo más necesario.
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El sexto y último jugador señalado es Frenkie de Jong. Desde su regreso, solo se le recuerda un buen partido: el clásico en el Santiago Bernabéu. Su presencia no ayuda a los azulgranas. Menos aún, su físico. De Jong entra con miedo a las disputas físicas. Ese temor por volver a lesionarse del tobillo le frena en seco.
Ya no queda nada de ese De Jong vertical. De sus cabalgadas. Siempre será un jugador que amanse la bola, que la duerma. Que se acerque a la pelota cuando la jugada pide alejarse. Pero ya lo advierte Flick, si no se sale al cien por cien, no se ganarán partidos. Su caso es el más evidente.