Tarjeta roja: Pedri González
El centrocampista canario está de bajón, sus últimos partidos distan mucho de su mejor momento y ante el Celta mostró su peor versión
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Ni Koundé ni Casadó. Los errores puntuales penalizan al Barça pero no deben servir para obviar la responsabilidad de los jugadores que deben llevar el peso del juego. Pedri González no pasa por su mejor momento en el Barça. Ahí radica una de las verdaderas razones que explica un empate muy doloroso contra el Celta: los azulgranas ganaban (0-2) a falta de 10 minutos para terminar el partido.
El mal reusultado, un empate con sabor a derrota, tiene una justificación global. El Celta se mostró superior al Barça en muchas fases del juego. Más intenso, más ambicioso, superior en los duelos para ganar balones divididos... los números hablan por sí solos. El Barça ganó la posesión (40-60), pero perdió en remates (15-9), córners (5-1) y fueras de juego provocados (3-2). Los vigueses tuvieron más energía. Más ganas de ganar.
Lento, espeso y cansado
Tras un partido tan malo es difícil personificar en un solo señalado. Es obvio que la expulsión de Casadó fue crucial --aunque no tanto por quedarse el equipo con uno menos, sino por perder precisamente a un jugador como él--, como, sobre todo, el "error grosero" --así lo definió su autor-- del propio Koundé. Tampoco estuvieron al nivel Frenkie de Jong y Fermín, que entraron en el minuto 75, justo antes de que se desmontase el partido. Ni Gerard Martín, al que parece quedarle grande este Barça. Ni brilló un Dani Olmo castigado en banda izquierda y cediendo su lugar a un Gavi muy voluntarioso, que se dejó la piel como siempre --especialmente en la presión--, pero que no aporta lo mismo que Olmo en generación de juego y de ocasiones.
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— FC Barcelona (@FCBarcelona_es) November 23, 2024
Todos y cada uno de los citados jugadores podrían haber hecho más en Balaídos. Pero lo que más preocupa no es ninguno de ellos, sino el mal momento de Pedri, que encadena varios partidos sin carburar del todo. El canario es un genio, pero no está dando la talla y el equipo lo nota. Se resiente. En Anoeta estuvo por debajo de los centrocampistas de la Real Sociedad y ante el Celta se ha vuelto a ver superado. Se le ve más lento de lo normal, menos inspirado y muy cansado. Esperemos que sea simplemente un mal día y que no tenga nada que ver con la mala vida que, demasiado a menudo, se le atribuye al mago de Tegueste. Debe reaccionar porque cuando Pedri no juega, el Barça tampoco juega. Y menos si falta Lamine Yamal.