El Barça, a un empate de consumar su venganza contra Qatar
El equipo de Xavi Hernández tiene la oportunidad de devolverle al PSG todas las artimañas pasadas sobre el terreno de juego
16 abril, 2024 02:08Noticias relacionadas
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El FC Barcelona necesita un empate en Montjuïc contra el PSG para clasificarse a las semifinales de la Champions League. El cuadro dirigido por Luis Enrique visita el Estadi Olímpic con ganas de remontada, tras el golpe sobre la mesa de los pupilos de Xavi Hernández en el Parque de los Príncipes. Pero la rivalidad va más allá del pique amistoso entre técnicos. Sobre todo, la tensión entre clubes viene de lejos. La venganza se sirve en un plato frío, dicen. Y todos los culés ya se han sentado en la mesa hambrientos de vendetta.
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Contra todo pronóstico, el navío barcelonista superó al nuevo proyecto de Nasser Al-Khelaifi, capitaneado por Luis Enrique y alumbrado por Kylian Mbappé. Algunos presagiaban una hecatombe azulgrana incluso más dramática que la derrota sufrida en el Camp Nou en 2021 (1-4). Se esperaba que donatello reeditara su hat-trick, pero se fue con las manos vacías de su propio feudo. Ni siquiera un nimio tiro a puerta de la estrella gala.
Balance a favor del Barça
El conjunto catalán y el equipo francés se han cruzado cinco veces en las rondas del KO de la máxima competición continental, con tres triunfos en el global de los azulgranas y dos de los parisinos. En 1995, el PSG se impuso en los cuartos (3-2) y no volvió a correr la misma suerte hasta 2021 (5-2).
Entre medio, casi una década de superioridad del Barça. En 2013, el valor del gol doble clasificó al equipo entrenado por Tito Vilanova a semifinales (3-3). Dos años más tarde, la MSN no dio chance al cuadro de Laurent Blanc (5-1). Unai Emery rozó el sorpasso en 2017, pero el tridente mágico a las órdenes de Luis Enrique protagonizó una remontada insólita e irrepetible en el Camp Nou (6-5).
2017, el estallido de la guerra
Ni con todo el dinero del mundo, una máquina de billetes denominada Qatar Sports Investments, el Paris Saint-Germain pudo hacerle sombra al mejor Barça en Europa. De hecho, trece años después de la adquisición de la entidad parisina por parte de Oriente Medio, las vitrinas del Parque de los Príncipes todavía carecen de la orejona. Ese complejo de inferioridad desencadenó las primeras fricciones en los despachos entre la entidad francesa y la catalana.
Esa guerra fría empezó a tomar forma en 2014, cuando la institución culé trató de fichar a Marquinhos. La directiva de Sandro Rosell se encontró con unos homólogos franceses cerrados en banda a todo atisbo de negociación. Tres años más tarde, en 2017, estalló la primera bomba. Josep Maria Bartomeu, sucesor de Rosell en la dirigencia, intentó pescar sin éxito a Marco Verratti, uno de los cracks más preciados en les Parisiens. Su representante declaró en una entrevista que el centrocampista italiano "está como en prisión". Una cárcel de oro hasta la finalización de su contrato, en 2021.
La respuesta parisina, catalizada la propiedad qatarí, dejó helado a todo el barcelonismo en verano de 2017. El PSG rompió la banca y se llevó a Neymar Jr a golpe de talonario. El club dirigido por Al-Khelaifi pagó la cláusula del astro brasileño, tasada en 222 millones de euros. Bartomeu retaba a la plana mayor francesa días antes: "Si el PSG quiere a Neymar, que pague la cláusula". Desde Luis Figo, el barcelonismo no había sentido una traición semejante
Batallas de mercado
Un año más tarde, desde París volvieron a la carga para firmar a Ivan Rakitic, motor incombustible de la medular azulgrana desde su adquisición en 2015. A diferencia de su excompañero, el centrocampista croata rechazó la propuesta. "Nunca dudé. Fueron días para reflexionar un poco y saber que soy un afortunado. Estoy en el mejor club del mundo, representar al Barça es lo que quiero y es lo más bonito que hay", aseveró en una entrevista en 2019.
Por esas fechas, Frenkie de Jong aterrizó en la capital catalana tras darle plantón al PSG. Desde el Parque de los Príncipes, como en el Manchester City y el Bayern de Múnich, suspiraban por contratar a la joya neerlandesa. Sin embargo, un último viaje a Ámsterdam del presidente Bartomeu, Pep Segura, Éric Abidal y Ramon Planes en enero de 2019 convenció definitivamente al mediocentro.
Messi, la guinda
Por si faltaban motivos para enemistar a Barça y PSG, el adiós de Messi fue la gota que colmó el vaso en 2021. Un verano después de malvender a Rafinha por 3,5 millones a la institución parisina, Joan Laporta tuvo que renunciar al sueño de renovar al 10 por motivos económicos. Por si esto fuera poco, la pulga se marchó a coste cero y se reencontró con Ney en la ciudad del amor. El mazazo fue doble para la parroquia culé: despedirse del mejor de la historia y verlo vistiendo una camiseta que generaba repulsa en el barcelonismo.
Y no nos olvidemos del Barça Femenino, cuyos fanáticos sufrieron la fuga de Lieke Martens rumbo al Paris Saint-Germain en 2022 como agente libre. Messi no tuvo más remedio que encontrar acomodo en la capital francesa. En cambio, la delantera neerlandesa declinó renovar por la sección azulgrana y cobrar el doble en la Division 1 Féminine.
Dembelé, la última artimaña
Para más inri, Ousmane Dembelé sucumbió a la llamada de Luis Enrique y su propuesta económica en agosto de 2023. El PSG cumplió con su tradición anual de fastidiar al FC Barcelona y de un clausulazo --50 millones-- el mosquito voló de la Ciudad Condal a París. La entidad azulgrana ingresó 35,4 millones del traspaso, y el futbolista y su representante, los 14,6 restantes.
Tras años de jugarretas, humillaciones mediáticas y desencuentros en el mercado de traspasos con Nasser Al-Khelaifi y su séquito, un equipo instalado en la penuria económica y lejos de la opulencia tiene la oportunidad de redimirse deportivamente y dar un golpe sobre la mesa. El Més que un club también implica ser más que el PSG, un nuevo rico que se estrella una y otra vez contra su gran obsesión: la Champions League.