El FC Barcelona todavía tiene deberes pendientes. Muchos y muy densos. El presidente del club, Joan Laporta, anunció el pasado martes la obtención de un resultado positivo ordinario por parte del club, pero no desveló ningún número. Tampoco matizó que el resultado global del ejercicio 23-24 podría acabar con pérdidas si se suman algunos conceptos de gastos extraordinarios. Pendientes de los auditores, Grand Thornton, el Barça trabaja contrarreloj para cerrar los acuerdos que aseguren beneficios globales antes del 30 de septiembre, fecha límite para la formulación de cuentas, según el Real Decreto que regula el Plan General de la Contabilidad.
Los acuerdos en los que trabaja la junta de Laporta son básicamente dos: la renovación del contrato con Nike para cobrar un signing bonus de unos 100 millones de euros y la configuración de la nueva estructura accionarial de Bridgeburg Invest, la sociedad tras la marca del negocio digital del club, Barça Vision, antes conocido como Barça Studios. Los ejecutivos responsables de la parcela económica del club lideran unas negociaciones que, en un escenario ideal, deberían resolverse dentro de tan solo 20 días. Un imposible, teniendo en cuenta que en junio ya las daban por resueltas y después de todo el verano siguen enquistadas.
Fechas clave
El jueves 26 de septiembre es la fecha en que está prevista la próxima reunión ordinaria de junta directiva. Los directivos serán informados de cómo han avanzado ambas negociaciones, de si se pueden hacer ya oficiales y de si finalmente hay un resultado positivo global o, simplemente, ordinario en las cuentas 23-24. Asimismo, se determinará la fecha para la próximas asamblea de socios compromisarios.
A día de hoy, hay una fecha marcada en rojo en el calendario: el 20 de octubre. Ese fin de semana se juega un Barça-Sevilla en Montjuïc y la previa del partido se presenta como el escenario idóneo para presentar los resultados y el nuevo presupuesto antes los socios, así como para hacer balance de la última temporada y de un mercado de fichajes tan intenso como decepcionante.
La palanca de la ilusión
En el supuesto de que Laporta y los suyos logren cerrar todos los acuerdos pendientes, se prevé el escenario perfecto para un nuevo derroche de ilusión a raudales. El presidente, optimista por naturaleza, lo está deseando. Nike y Bridgeburg son a día de hoy las mejores vías para vender que el saneamiento económico del club ya es una realidad, aunque el club seguirá siendo esclavo de la palanca de los derechos televisivos (-40 millones al año), y de una deuda por encima de los 1.000 millones de euros, con Goldman Sachs como principal acreedor tanto a nivel particular, como de forma mancomunada con el crédito de 1.450 millones del Espai Barça.
En caso de conseguirlo, Laporta podrá garantizar la inscripción de Dani Olmo el próximo 1 de enero así como la llegada de nuevos fichajes para reforzar posiciones debilitadas. Especialmente urgente parece el refuerzo del mediocentro, el lateral y el extremo izquierdo. La posición de central se prevé que estará completa cuando regresen Christensen y Araujo.
Movimientos electorales
Paralelamente, la oposición a Laporta está cada vez más activa. Joan Camprubí, Víctor Font, Marc Ciria y otros posibles aspirantes a la presidencia --Toni Freixa ya ha confirmado que no lo volverá a intentar-- están muy atentos al posible fracaso del actual presidente. Si no se cierran los acuerdos de Nike y Bridgeburg tendrán todavía más argumentos para aumentar los decibelios de su crítica.
Laporta, que no es ajeno a esta situación, ya trabaja una estrategia de contragolpe que podría ser muy efectiva: adelanto electoral al verano de 2025, el próximo. El actual presidente se presentaría con anuncios muy contundentes como el mejor estadio del mundo --será el más grande de Europa--, el mejor acuerdo de patrocinio del mundo con Nike, el posible fichaje de Haaland, la apuesta por la mejor Masía del mundo y el principio del saneamiento económico como pilares de campaña. Habrá que ver si sus opositores son capaces de desmontarlo.
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