Joan Laporta ha bajado el tono. Aunque el presidente del FC Barcelona es de los que suelen decir lo que piensan y pocas veces se muerde la lengua, en este caso es diferente. El martes, en su comparecencia ante decenas de medios de comunicación, el dirigente culé se presentó con la lección muy bien aprendida. Prácticamente adoctrinado, incidió en dos premisas clave de su mensaje que no pasarán desapercibidas para el lector de Culemanía: 1) Dejó claro que se obtendrán resultados positivos ordinarios (sin remarcar que los extraordinarios quedan al margen, y estos sí que podrían seguir negativos). 2) Evitó cualquier tipo de referencia, confrontación o palabra altisonante dirigida a Nike. Ni a la supuesta competencia, como Puma o Meyba. 

Este segundo punto es el que nos lleva a profundizar en una relación histórica, que se remonta al año 1997, entre Nike y el FC Barcelona. El que acabaría siendo presidente del club en 2010, Sandro Rosell, negoció aquel primer acuerdo como ejecutivo de Nike directamente con José Luis Núñez, entonces máximo mandatario culé. La firma norteamericana ya se salió con la suya. A cambio de una buena prima, obtuvo un contrato por 10 años. Desde entonces, el sistema siempre ha sido el mismo: una gran inyección de dinero inicial como bonus de renovación --signing bonus-- y otro contrato por una década. Laporta firmó el siguiente en 2006 y Bartomeu lo renovó en 2016 con efectos de 2018 a 2028. 

El papel clave de BLM en las negociaciones 

El Barça trata ahora de agilizar la nueva renovación mediante diferentes estrategias de presión. Los timings previstos consistirían en negociar a partir de 2026, ya que el nuevo acuerdo vence en 2028, pero Laporta quiere renovarlo ya. Ello otorgará al Barça la correspondiente prima de renovación y un suculento aumento en las cantidades anuales, que seguramente seguirán condicionadas a dos factores: el rendimiento del equipo --en los últimos años ha penalizado mucho el caer eliminados en la fase de grupos de la Champions dos años consecutivos-- y el papel que tenga BLM en la explotación del negocio.

La creación de BLM fue uno de los aspectos que se inventó Bartomeu para potenciar los ingresos del Barça y que menos gustó a Nike. Aquello comportó que el último contrato estuviese plagado de los denominados "bonus y malus". Si el Barça ganaba títulos, Nike pagaba más. Pero si el Barça no ganaba, al menos, una Liga cada tres años y no llegaba siempre a la fase final de la Champions, cobraba mucho menos. Desde el Barça tenían claro que debían coger el toro por los cuernos. "Solamente con los ingresos que generaba la tienda, Nike prácticamente amortizaba el coste anual del patrocinio", asegura un miembro de la anterior directiva culé. 

La presión del Barça: tres demandas en 2021

La realidad es que la delicada situación económica del Barça activó a la junta de Laporta al poco de regresar al club. El presidente se topó con un proceso judicial abierto, iniciado por el Barça contra Nike, y vio ahí una fórmula de meter presión para acelerar una renovación muy necesaria: necesitaban dinero como fuese. Se pusieron más demandas en 2021 a raíz de los distintos incumplimientos que Nike protagonizaba. En el club sentían que la firma americana ninguneaba su marca, ya que no permitía su explotación en el extranjero. Ni se encuentran tiendas del Barça fuera de España ni se encontraban camisetas azulgranas en la mayoría de tiendas que tiene Nike repartidas por el mundo. Eso restaba visibilidad a la marca Barça y también comportaba menos ingresos para el club. 

Alexia, Gavi, Aitana y Balde promocionan la nueva camiseta del Barça FCB

Ante esta situación, Laporta y su departamento jurídico, dirigido por Pere Lluís Mellado, optaron por interponer tres demandas más que datan de 2021. Una (317/2021-D3) para determinar el alcance y contenido de los derechos de Nike. Otra (244/2021-2G) por supuesto incumplimiento de Nike de la cláusula 3.2 del contrato por dejar de abonar una contraprestación del patrocinio de forma unilateral. Y una tercera (281/21-3), ante un juzgado de lo mercantil, en reclamación de daños por la infracción del artículo 101 TFUE por el que la Comisión Europea sancionó a Nike y comportó unos daños reputacionales al Barça que el club cifró en 17 millones de euros. Al parecer, Nike fomentaba la venta de productos co-branded del Barça en perjuicio de los productos mono-branded del club. 

Rescición unilateral de contrato y camiseta 

Viendo que estas estrategias de presión no surtían el efecto deseado, Laporta y su equipo jurídico fueron más lejos. Decidieron declarar la rescisión unilateral del contrato con Nike a razón de sus constantes incumplimientos. El Barça entendía que la reiteración en la actitud de Nike era suficiente para extinguir el contrato. Y no solo eso, también intentaron boicotear la producción de la camiseta para la temporada 2024-25 por parte de Nike, pidiendo medidas cautelares a la justicia para poder hacerlo el Barça por su cuenta, o con otra marca. El juzgado de lo mercantil número 7 de Barcelona y, posteriormente, la sección 15ª de la Audiencia Provincial resolvieron en contra del Barça y a favor de Nike

Laporta, que todavía no conocía esta resolución de los tribunales en aquel momento, decidió trasladar su estrategia de presión a los medios de comunicación. El presidente fue especialmente vehemente en sus declaraciones contra la firma deportiva durante una entrevista en los micrófonos de Rac1 junto a Jordi Basté. Allí acusó a Nike de diversos incumplimientos y confesó que el Barça negociaba con otras marcas y que también sopesaba la posibilidad de fabricar su propia marca de ropa. 

La presión de Nike: el mercado de verano 

Nike ha mantenido el silencio mediático, pero ha sido muy diligente en los tribunales, demostrando por qué es la marca deportiva número 1 en el mundo. Sus abogados han tumbado todos los argumentos jurídicos del Barça, al menos por el momento, pero los interlocutores de la firma en Estados Unidos han decidido que no conviene mantener el conflicto. Que la situación se debe solucionar y que a Nike le interesa mantener el patrocinio del Barça para combatir el potencial de Adidas en España, sponsor técnico del Real Madrid y la selección española. Por este motivo, hace unos meses accedieron a negociar un acuerdo de renovación anticipado.

Nico Williams, en su llegada a la concentración de la selección española EFE

Las negociaciones están en curso, pero así como el Barça ha empleado diversas artimañas legales y mediáticas para presionar, también lo está haciendo Nike. La multinacional de Oregon ha aprovechado la delicada situación económica del Barça para exigir unas condiciones más elevadas al club a cambio de firmar en verano, lo que habría ayudado con el fichaje de Nico Williams. Finalmente, Laporta se ha opuesto a la firma en aras de obtener el mejor acuerdo de patrocinio posible. Al menos, ese es el argumento que ha dado antes los medios. El Barça no cede a la presión de Nike y seguirá negociando con la aspiración de firmar un acuerdo antes del 30 de septiembre --fecha final para la formulación de cuentas-- que haga honor al anuncio de Laporta: "Será el mejor acuerdo de patrocinio del mundo". 

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