Esegur, la empresa portuguesa por la que pelean la española Trablisa y el gigante sueco Loomis / CG

Esegur, la empresa portuguesa por la que pelean la española Trablisa y el gigante sueco Loomis / CG

Business

Trablisa se juega el control del primer operador de seguridad privada de Portugal

La lusa Esegur ultima su venta con dos únicas ofertas sobre la mesa, una presentada por el líder mundial sueco, Loomis, y el segundo por la empresa radicada en Mallorca

4 octubre, 2019 00:00

Baile de sillas en el sector de la seguridad privada. Trablisa, una empresa familiar con sede en Mallorca, ha llegado a la última fase de la venta del principal operador del sector en Portugal, Esegur. La operación concluirá en las próximas semanas y la compañía española puja por todos los activos de la lusa contra el gigante sueco Loomis.

Su rival es una multinacional con presencia en todo el mundo que busca hacerse con Esegur para consolidar su liderazgo en el mercado portugués. Ha sacado la cartera para marcar distancias con la segunda compañía de seguridad privada de ese país, Prosegur. Fuentes cercanas a la operación señalan que las cifras que se mueven son altas. La oferta habría superado los 30 millones de euros.

Competencia económica

Los mismos interlocutores señalan que esta cifra pasa entre un 25% y un 30% la propuesta que ha presentado el grupo español. Además, cuenta con la ventaja competitiva que representa el respaldo financiero de la matriz internacional. Cabe tener en cuenta que Loomis factura más de 1.500 millones de euros, una magnitud que está a años luz de Trablisa.

El grupo mallorquín ha triplicado su facturación en los últimos tres años, pero cerró 2018 con unos ingresos de 125 millones. La puja por Esegur es su primer intento de internacionalización, aunque en los términos planteados se trata de una batalla de David contra Goliat, tal y como comentan los operadores del sector.

La crisis de Esegur, la crisis de Portugal

La portuguesa controla el mercado de seguridad privada de su país natal, pero sus ingresos se quedan en tan sólo 40 millones de euros. Esta cifra representa una cuarta parte de lo que había llegado a ingresar en los momentos álgidos de su actividad, y explicaría los motivos que le han llevado a la enajenación.

Fuentes del sector afirman que la venta de Esegur representa uno de los últimos coletazos de la grave crisis que afectó a Portugal en 2008. De forma especial, la evolución de sus socios del establishment luso, ya que Caixa Geral de Depositos y Banco Espírito Santo se repartían la propiedad de la compañía al 50%.

Ahora, la primera sigue siendo pública y pertenece al Estado, mentiras que Espírito Santo ha pasado a manos del fondo de inversión Lone Star. Le cambió el nombre y se denomina Novo Banco.

Efectos de la quiebra de Ombuds

Otro de los efectos colaterales negativos con los que Trablisa se encuentra en esta operación es la reciente quiebra de Ombuds, el cuarto grupo de seguridad privada de España. La firma de la familia Cortina y el fondo JZI también se acercaron al mercado portugués en sus momentos de expansión, pero este intento de negocio no acabó precisamente de forma exitosa. Dejó una mala experiencia y una reputación cuestionada para todas las empresas del sector de España.

Dos trabajadoras de Ombuds, cuyo concurso gestiona Baker Tilly, en una protesta ante la Ciutat de la Justícia de Barcelona / CG

Dos trabajadoras de Ombuds, cuyo concurso gestiona Baker Tilly, en una protesta ante la Ciutat de la Justícia de Barcelona / CG

Otros interlocutores financieros aseguran que los grupos de seguridad privada llevan tiempo instalados en una batalla de precios en el país que añaden riesgo al negocio. Explican por este motivo la caída de las españolas SegurIber, Falcon, Seguridad Integral Canaria y, en los últimos meses, Ombuds. Asimismo, no descartan nuevos episodios de concursos de acreedores.  

Globalización del sector

La eventual unión de Esegur y Loomis representaría una fusión entre el primer y tercer grupo de seguridad privada en Portugal. Prosegur quedaría en la segunda posición y dejaría el sector en el país vecino en manos de dos grandes multinacionales con operaciones a nivel global. El mismo modelo que parece imponerse en todos los mercados.