La Generalitat usa 18 impuestos para recaudar sólo un punto más que la media española
Foment desnuda la política fiscal del gobierno catalán y señala que se debe ganar eficacia, junto a un nuevo modelo de financiación autonómica
14 junio, 2019 00:00“No es una queja, ni una denuncia, pero sí una reflexión clara”. Es la aseveración de Josep Sánchez Llibre, el presidente de Foment, que sabe lo que significa buscar más ingresos fiscales para una administración como la Generalitat, que sigue pendiente de un nuevo modelo de financiación autonómica. Pero esa reflexión, constatada a través de los datos, tiene una gran carga de profundidad: Cataluña usa hasta 18 tributos propios para recaudar, sólo, un punto más que la media del resto de Comunidades Autónomas.
La bronca interna en el propio campo independentista en los últimos años ha sido enorme respecto a la tributación de la Generalitat. Fue objeto de debate entre Esquerra Republicana y CiU en el mandato de Artur Mas. Lo fue, después, entre Junts pel Sí, a coalición que agrupó a Convergència y a ERC, y la CUP. Y lo sigue siendo ahora con la crítica de grupos como Catalunya en Comú al Govern de Quim Torra, y del consejero de Economía, Pere Aragonès. Se ha discutido sobre una posible subida del impuesto de sucesiones; sobre un nuevo ascenso del tramo autonómico del IRPF; sobre los tributos que gravan las bebidas azucaradas, y de todo ello se ha hecho un gran debate con tintes ideológicos. ¿Pero, y la eficacia?
Impuestos propios
Foment del Treball ha elaborado un amplio estudio sobre la fiscalidad en España y en las diferentes Comunidades Autónomas. Ofrece propuestas y señala que el objetivo no es reducir los ingresos, sino “aumentarlos”, pero de forma más equitativa. Una de las conclusiones es taxativa: “Resulta imprescindible revisar los impuestos propios de la Generalitat. Cataluña es la Comunidad Autónoma que tiene más tributos propios, 18 en total, pero la recaudación sólo es superior en un punto más (3,2%), respecto a la media del resto de autonomías (2,2%)”. ¿Mucho ruido interno para nada, sólo de cara a la galería?
Sí y no. Porque la subida en el tramo autonómico del IRPF ha logrado un efecto contraproducente. Apenas recauda, pero sirve como espantajo para que muchos ejecutivos entiendan que es mejor cambiar su domicilio. Empresas y particulares se desplazan a Madrid, con una fiscalidad más acorde para poder competir con otros mercados.
Rectificar a tiempo
Lo señaló este jueves Valentí Pich, el responsable de la comisión de fiscalidad de Foment. “No se trata de rebajar los tipos, sino de intentar incrementar los ingresos”. En esa misma línea se pronunció Salvador Guillermo, secretario general adjunto de Foment, al entender que una economía moderna lo que debe hacer es “mirar, como hacen las empresas, lo que proyectan y ponen en práctica otros países, porque son los competidores”.
No se trata de iniciar una carrera a la baja, sino de abrir los ojos, ver qué funciona y rectificar a tiempo. Cataluña, respecto al IRPF, tiene el tramo autonómico más alto. Y el tipo máximo llega al 48%, muy por encima del tipo máximo de Madrid, que es del 43,5%.
El problema, sin embargo, no es sólo ese tipo máximo, sino el mínimo. “En Madrid el impuesto es progresivo, pagan menos las rentas más altas, pero también menos las rentas más bajas”, recuerda Guillermo.
El efecto espejo del IRPF
El tipo mínimo en Madrid es del 18,5%, mientras que en Cataluña es del 21,5%. “Los más pobres en Madrid pagan menos que en Cataluña”, insiste Guillermo. Hay diferencias entre las diferentes Comunidades Autónomas. En Andalucía, el tipo máximo es el mismo que en Cataluña, del 48%, pero el mínimo es del 19,5%.
Al margen de la recaudación, de si supone sólo un punto más que la media española, el efecto real es lo que Foment llama el “efecto espejo”. Y que, aunque no sea concluyente a corto plazo, sí lo pueda ser a medio y largo plazo. “La recaudación que se obtiene por los tipos máximos es pequeña, pero su efecto espejo es relevante ante los ejecutivos que deben decidir sobre dónde situar una nueva actividad. Seguramente a corto plazo su resultado es inapreciable, pero a medio y largo plazo puede ser relevante y en sentido contrario”, señala el informe de la patronal. Es decir, la imagen que se proyecta también es importante, es lo que ofrece o no confianza a los inversores. Y eso es básico, insiste la patronal, cuando se habla de la inversión extranjera directa, principalmente en la Comunidad de Madrid, que “proyecta una imagen de menor fiscalidad”.
Sucesiones y donaciones
En el caso del impuesto de sucesiones hay imagen y realidad contable y sonante. “En relación al impuesto sobre sucesiones y donaciones, Cataluña está situada dentro de la media española. No obstante, se debe incidir que en una Comunidad como Madrid tiene un carácter testimonial para los supuestos más comunes”, entre los familiares directos. Foment pide un tipo del 5% para los familiares directos, y un 10% para el resto de familiares.
Lo que Foment está desnudando es la eficacia de los gobiernos de la Generalitat: ni recaudan más, ni logran deshacerse de una imagen de tributación excesiva. ¿Entonces, qué hacen exactamente?
Modelo de financiación autonómica
Esa es la pregunta que sobrevuela Cataluña en los últimos años, con todo centrado en el proceso soberanista. Lo que sí señala Foment es que cualquier gobierno intentará buscar vías de mayores ingresos, siempre que la principal se vea afectada. Y eso se debe a la parálisis del modelo de financiación autonómica, que se debía haber revisado en 2012. Llegó la crisis, el corsé de la Comisión Europea a España, y el corsé sucesivo del Gobierno central a las Comunidades Autónomas, que realizaron el mayor esfuerzo para controlar el déficit.
Foment entra en la fiscalidad de España y pide que se “ataque” con determinación la economía sumergida que, según estudios de la UE, podría suponer hasta el 25% del PIB español, cuando la media en Europa es del 15%. El plan es rebajar ese porcentaje a esa media europea en un plazo de cuatro años. El cálculo es que se podrían lograr hasta 40.000 millones en ingresos adicionales cada año por la tributación de todo lo que aflore.
La patronal está dispuesta a trabajar para lograr ese nuevo modelo de financiación autonómica, que reivindica. Pero quiere pasar, de forma definitiva, al debate sobre “el gobierno de las cosas”, como también ha pedido el Círculo de la Economía. ¿Y el Gobierno de la Generalitat?