Grupo Zeta y su inacabable reconversión

Grupo Zeta y su inacabable reconversión

Confidente VIP

Grupo Zeta y su inacabable reconversión

El holding de comunicación ha renovado sus deudas con un grupo de diez bancos seis veces desde 2009

24 enero, 2018 00:00

El conglomerado mediático Grupo Zeta anda metido en un proceso de reajustes que parece no tener fin. Hace 15 días anunció el cierre de los semanarios Tiempo e Interviú.

La medida obedece a las constantes pérdidas que vienen arrojando sus cuentas de explotación. Esta semana informó a la plantilla de El Periódico de Catalunya del cese del 45% de los trabajadores o la reducción en la misma proporción de la masa salarial, lo que acarreará la salida de un centenar de profesionales por medio de bajas voluntarias y expedientes de regulación. Semejante criba no dejará de redundar, presumiblemente, en la calidad del producto. Es el segundo ERE que padece la nómina de El Periódico. El anterior acaeció nueve años atrás.

De concretarse el anuncio en salidas de empleados, Grupo Zeta reducirá su censo laboral a 1.150 personas, frente a los 2.435 que tenía diez años atrás.

Si la situación del principal órgano informativo del grupo es problemática, la de la matriz Grupo Zeta no anda mucho más boyante. La compañía ha novado su pasivo bancario hasta en seis ocasiones, porque su capacidad de generar caja era insuficiente para atender los vencimientos. La primera fue en junio de 2005, la segunda en marzo de 2009, la tercera en diciembre de 2012, la cuarta en julio de 2013, la quinta en julio de 2015, y por fin, la sexta y última, por el momento, en junio de 2017.

Hipoteca sobre los activos y las acciones

La postrera ha consistido en renovar un crédito sindicado de 90,8 millones de euros con diez entidades crediticias, Caixabank al frente de ellas. El crédito se amortizará en plazos sucesivos hasta 2025. Para lograr el préstamo, Zeta ha tenido que otorgar diversas garantías. Éstas afectan a los principales activos inmobiliarios y mobiliarios del grupo, sobre los cuales se ha constituido hipoteca. Además, se han pignorado las acciones de la sociedad.

En definitiva, si Antonio Asensio Mosbah, dueño absoluto del conglomerado, no cumple los plazos acordados, la banca acreedora podrá apoderarse de todos los edificios, las inversiones e incluso del propio Grupo Zeta.

El acuerdo con la banca ha obligado a reformular las cuentas consolidadas de 2016, que Zeta acaba de depositar en el Registro Mercantil de Barcelona.

Facturación a la baja

El documento revela que Zeta sigue perdiendo presencia de mercado. Sus ingresos consolidados cayeron de 188 a 173 millones. El año cumbre de la casa fue 2004, cuando llegó a los 433 millones. Entre ambos ejercicios se ha dejado el 60% del giro.

Los resultados de explotación 2016 se mantuvieron en la senda positiva y pasaron de 9,2 a 10,1 millones. El beneficio neto distribuible se contrajo a menos de la mitad, al caer de 12,4 a 5,8 millones. Y ello tras ingresar 736.000 euros de subvenciones a fondo perdido de las administraciones catalanas.

La evolución de los últimos años es dispar. Entre 2012 y 2014, obtuvo pérdidas por importe de 19,3 millones. Entre 2010 y 2011, ganancias de 11 millones. Y entre 2006 y 2009, otra vez quebrantos, que se elevaron a 87 millones.

El patrimonio neto se reduce a 26 millones. Los activos bajan de 205 a 196 millones. De esta última magnitud, 32 millones corresponden a bases imponibles negativas. Según el auditor “no existen las circunstancias requeridas por la normativa contable vigente para su reconocimiento”.