Larry Fink, consejero delegado de Blackrock

Larry Fink, consejero delegado de Blackrock

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El mayor fondo del mundo toma posiciones para liderar la fusión BBVA-Banco Sabadell

Blackrock se refuerza en el capital de ambas entidades, especialmente en la opada, con el objetivo de ser con claridad el primer accionista de la entidad resultante con alrededor de un 7%

20 junio, 2024 00:00

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El principal actor mundial de la industria de la inversión quiere ser protagonista de una de las mayores operaciones de concentración bancaria de Europa en los últimos años, la que trata de armar BBVA con la adquisición y posterior absorción de Banco Sabadell. Blackrock toma posiciones mientras los reguladores trabajan en el análisis de la OPA hostil presentada por la entidad vasca para ser determinante no sólo en el eventual éxito de la oferta sino en el banco del futuro.

Desde que se inició el proceso de acercamiento de BBVA al Sabadell para volver a intentar la fusión que fracasó a finales de 2020 y, especialmente, desde que la maniobra adquirió carácter hostil, tras el rechazo del consejo de administración del banco vallesano, Blackrock ha sido especialmente activo a la hora de aprovechar su posición de privilegio como accionista significativo de ambas entidades. 

Su objetivo se ha centrado en elevar su peso en el capital de Banco Sabadell, que era notablemente inferior al que mantiene en BBVA con el fin de que, en el caso de que finalmente la operación llegue a buen puerto, su participación no se vea diluida en la entidad resultante. 

De este modo, si la OPA se liquidara con éxito, Blackrock contaría con una participación en el entorno del 7%, lo que le convertiría automáticamente en el primer accionista con notable diferencia sobre el resto.

El presidente de BBVA, Carlos Torres (i), y su homólogo en Banco Sabadell, Josep Oliu (d)

El presidente de BBVA, Carlos Torres (i), y su homólogo en Banco Sabadell, Josep Oliu (d) Fotomontaje de CG

Cabe tener en cuenta que tanto BBVA como Banco Sabadell son compañías que no cuentan con un socio de control o de referencia ni tampoco con un núcleo duro de accionistas. Se trata de lo que se conoce familiarmente en el mercado como "empresas sin dueño", algo que podría cambiar de alguna forma si la tentativa de BBVA por adquirir su competidor se salda con éxito en este caso. 

Blackrock no es un fondo especialmente activo en las miles de compañías en las que cuenta con participaciones significativas, en el sentido de estar presente en los consejos de administración o formar parte de otros órganos de gobierno. 

Arrastrar al resto

De hecho, también figura entre los principales socios del resto de entidades financieras cotizadas en España. Sin embargo, la estructura accionarial de todas ellas es diferente, dado que sí cuentan con un socio o un núcleo duro de accionistas, que relegan el papel de Blackrock a inversor institucional con un cierto poder a la hora de servir como referencia a otros socios de su perfil.

Su papel como socio de Banco Sabadell puede ser determinante a la hora de establecer el resultado de la misma. No sólo por el porcentaje de títulos que controla y decide si aceptan la oferta sino por la influencia que puede tener su decisión en otros fondos que decidan seguir su camino como referente de la industria que es.

La OPA presentada por BBVA, y ya admitida a trámite por la CNMV, condiciona su éxito a hacerse con al menos el 50,01% del capital de Banco Sabadell. Sólo en ese caso, la entidad que preside Carlos Torres seguiría adelante con la segunda fase del plan, consistente en promover la absorción de la que ya sería su participada, operación que tendría garantizada desde el punto de vista societario al contar con una posición mayoritaria. 

En este punto, será determinante el papel de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia y las condiciones que podría imponer a una operación que ya está analizando, un trabajo que va para largo y podría extenderse incluso hasta bien entrado el próximo año. 

Una de las entradas de la sede de BBVA, en Madrid

Una de las entradas de la sede de BBVA, en Madrid

Además, la normativa permite retirar la condición del porcentaje mínimo de aceptación a última hora, con lo que por el momento no es más que un elemento orientativo de la oferta.

Sea como fuere, y atendiendo al perfil de las inversiones de Blackrock, la preferencia de la gestora es liderar la estructura accionarial de una entidad de mayor tamaño y con la posibilidad de influir en la gestión con independencia de su presencia en el consejo, dado que el banco resultante mantendría la condición de "empresa sin dueño".