Grífols asume que la acción seguirá en mínimos tras aflorar 1.100 millones de pasivo
La farmacéutica ve alejarse el objetivo de reducir su apalancamiento al límite que permitiría la vuelta de los dividendos
6 abril, 2024 00:00La venta de la mayoría de su participación en Shanghai RAAS sigue en el horizonte de Grífols como la principal tabla de salvación para aliviar algo su delicada situación financiera, aunque los planes de la farmacéutica se han complicado a raíz de las modificaciones que ha tenido que introducir en los cálculos de la deuda y el resultado operativo (Ebitda), que han elevado su apalancamiento a 8,4 veces, más de dos por encima del reportado por la compañía.
Una cifra que queda notablemente alejada del objetivo de reducir la relación entre la deuda y el Ebitda a cuatro veces, establecido por los bancos acreedores como límite para poder retomar el reparto de dividendos.
Objetivos inalcanzables
Grífols contaba con que la operación de venta del 20% de su participada china a Haier, con la que prevé ingresar en torno a 1.800 millones de euros, permitiera aproximar de forma notable su apalancamiento a cuatro veces. Una meta a la que también podría contribuir alguna otra operación de venta de activos que Grífols tiene en fase de estudio.
Así lo aseguró a finales del pasado febrero el director financiero del productor de hemoderivados, Alfredo Arroyo, durante su intervención en la conferencia con analistas celebrada para presentar las cuentas anuales de 2023.
Las cifras presentadas al mercado mostraban un apalancamiento de 6,3 veces, considerablemente inferior a la de más de nueve que llegó a registrar la empresa y que situaba a Grífols a tiro del objetivo.
Arroyo detalló que la totalidad de los ingresos por la enajenación sería destinado a amortizar deuda, lo que también despejaba el panorama de vencimientos previstos para 2025, que hubiera condenado a la compañía a sentarse a renegociar la financiación con la banca.
Atraer inversores
La posibilidad de retomar el dividendo era contemplada como un elemento para atraer nuevos inversores y contribuir a que el valor recuperara el tono tras los contundentes descensos experimentados a raíz de la crisis originada por los ataques de Gotham City.
La reexpresión de las cifras de deuda ha venido dada por los requerimientos de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) que, a su vez, se derivan de las primeras solicitudes de información adicional que el supervisor remitió a la empresa, en el marco de la investigación que puso en marcha tras el episodio del informe del fondo bajista.
El supervisor concluyó que no era necesario que la farmacéutica reformulara sus cuentas, algo que figuraba como una nefasta posibilidad entre los inversores; sin embargo, el organismo que preside Rodrigo Buenaventura sí detectó algunas deficiencias relevantes que le llevaron a solicitar nueva documentación a Grífols.
La información remitida al supervisor, que se hizo pública este jueves, al cierre de los mercados en Europa, afloraba algo más de 1.000 millones de deuda, procedentes del recálculo de algunas variables del Ebitda, que obligaban a revisar al alza la ratio de apalancamiento.
La compañía aclaró posteriormente que no se trata de un endeudamiento en que hubiera incurrido recientemente la compañía; lo cierto es que no aparecía consignado en los balances presentados originalmente por Grífols al mercado, lo que le permitía presentar un apalancamiento inferior al real.
Precisamente, uno de los aspectos en el que incidía el informe que Gotham publicó el pasado 9 de enero era que el dato de la ratio de deuda en relación con el Ebitda que declaraba la empresa no era el real y que éste podría estar cercano al doble del publicado por Grífols.
Descensos del 35%
De haber sido así, el apalancamiento se hubiera ido cerca de 13 veces, lo que situaría a Grífols en un escenario prácticamente insostenible.
El nuevo cálculo de la empresa está notablemente alejado de este guarismo pero también dista del facilitado en los resultados anuales presentados originalmente. Aunque la comunicación a la CNMV ha hecho que algunos fondos deshagan sus posiciones cortas al no darse el peor de los escenarios, la presión sobre el valor no cesa y aun acumula un descenso superior al 35% desde que inició su particular via crucis.