La prima de riesgo de España escala a niveles de Grecia y pone a las empresas en alerta
El repliegue de los tipos de interés esperado para la segunda mitad del año genera un efecto en el indicador de riesgo español opuesto al de la mayoría de sus socios en el euro lo que, junto a la errática marcha bursátil, ha encendido las alarmas en el ámbito empresarial
10 febrero, 2024 00:00Noticias relacionadas
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El año 2024 ha arrancado con síntomas preocupantes para la economía española con vistas a un ejercicio que, ya por sí, se avecinaba complicado por las previsiones de freno en el crecimiento. La última referencia que ha hecho encenderse las alarmas ha sido la evolución de la prima de riesgo, que no sólo vuelve a aproximarse a la zona de 100 puntos básicos sino que, además, se sitúa ya en las mismas cotas que la de Grecia, lo que le lleva a asomarse al abismo en el que se encuentra la muy endeudada Italia.
Lejos de replegarse ante el esperado cambio de ciclo en la política monetaria, como ha sucedido con la mayoría de los socios con los que comparte el euro, el diferencial de la deuda a largo plazo respecto al alemán se ha elevado durante las últimas semanas para separarse casi 30 puntos en relación al portugués y situarse a la altura del griego.
Síntomas de debilidad
La prima de riesgo helena prácticamente duplicaba la española no hace demasiado tiempo. Disparada desde la anterior crisis financiera, cuando Grecia tuvo que ser rescatada por la Unión Europea y sometida a un severo ajuste de gasto público, la progresiva aplicación de las medidas de austeridad y la solvente salida de la crisis del coronavirus la ha conducido a situarse claramente por debajo de la italiana, actualmente en el entorno de 160 puntos básicos, y a mirar cara a cara a la española.
Un síntoma de debilidad que se une a otros como el errático arranque de año en los mercados de renta variable y las cifras del paro, que reflejan un cierto agotamiento en el ritmo de creación de empleo.
En círculos empresariales coinciden en señalar que las sensaciones con vistas a los próximos trimestres no son positivas y que la incertidumbre que se cierne sobre el país, ante la falta de reformas de calado y el complicado ajuste para retomar las reglas fiscales comunitarias tras el paréntesis de la pandemia son lastres demasiado pesados y que están pasando factura.
Este viernes, el presidente de la CEOE, Antonio Garamendi, ha revelado que las inversiones en España retrocedieron un 25% el pasado año y ha achacado esta evolución a la ausencia de estabilidad que, a su juicio, padece actualmente el país, lo que daña a la confianza, que ha definido como el elemento clave para mantener las inversiones.
Exceso de ruido político
"Algo no funciona bien, de entrada, cuando tenemos una prima de riesgo muy por encima de la de Portugal. Pero si luego ves que su déficit público es casi diez veces inferior al nuestro, incluso te parece que la diferencia es aún demasiado corta", apuntan desde un conocido lobi empresarial.
Con la prudencia acostumbrada, en la gran empresa apuntan al exceso de ruido político como factor que penaliza tanto la imagen de España en el exterior como esa confianza mencionada por Garamendi para apostar por el país.
"Se pudo ver en citas como el Spain Investors Day y, sobre todo, en Davos. Cuando te preguntan más por el debate en Bruselas sobre la Justicia o por qué estamos peleados con el Gobierno por la fiscalidad que por los planes de negocio, no suele ser buena señal", apuntan desde una entidad financiera.
Igualmente generan inquietud en la comunidad inversora hechos como el traslado de la sede social a Países Bajos por parte de Ferrovial o las amenazas de paralizar las inversiones en España a cargo de Repsol, a cuenta precisamente de la subida de la presión fiscal.
Sin Presupuestos ni reformas
Mientras, se afronta ya la segunda mitad del mes de febrero y aún no hay proyecto de Ley de Presupuestos, pendiente por el momento de las cifras de techo gasto que han sido recientemente rechazadas en el Senado donde, a diferencia del Congreso, el Partido Popular, que lidera la oposición, cuenta con mayoría absoluta.
"Son demasiados factores en contra, en mitad de un panorama que ya viene complicado por las tensiones geopolíticas", recuerdan desde una de las cuatro grandes consultoras mundiales. "La liquidez es aún abundante pero llevamos dos años de guerra en Ucrania, Oriente Medio sigue incendiado y este año hay unos 80 procesos electorales en todo el mundo, incluido EEUU en la recta final de 2024", añade la fuente.
Sin compras del BCE
Un escenario demasiado complejo y, por ello, inoportuno para añadirle síntomas de inestabilidad. Todo esto se refleja en las variables de los mercados y se traduce en el coste de una deuda a largo plazo que ya se negocia en el secundario, en el caso del bono español a diez años, por encima del 3,3%, sus máximos de los últimos tres meses, precisamente el periodo en el que comenzó a pronunciarse el cambio de tendencia en la curva de tipos.
Sin el apoyo comprador del Banco Central Europeo (BCE), todo apunta a un encarecimiento de la financiación de la abultada deuda pública instalada cómodamente desde hace tiempo por encima del 110% del PIB, una de las más elevadas en términos relativos de la zona euro.