El dato que avala a Reynés: la producción eléctrica con gas se dispara un 162% desde 2016
Los ciclos combinados pasan de ser la quinta fuente de generación a la primera en apenas seis años, con un avance que supera más de cinco veces al de la eólica
15 noviembre, 2022 00:00La actual crisis energética en Europa no sólo pone de manifiesto la importancia de contar con una posición independiente, sino también el papel a representar por el gas natural en los próximos años como tecnología de respaldo. En el caso de España, la generación de electricidad en ciclos combinados, que emplean esta materia prima como combustible, se ha disparado más de un 162% desde 2016.
La evolución no resiste comparativa con ningún otro elemento del mix eléctrico, en el que el gas natural ha pasado de ser la quinta fuente de producción a liderar el sistema.
Del quinto al primero
En los últimos 12 meses, los ciclos combinados han generado 63 gigawatios/hora (GW) de electricidad en el sistema peninsular, según los datos de Redeia (antigua Red Eléctrica). Esta cifra se sitúa un 4,7% por encima de la registrada por la energía eólica, a la que el gas ha arrebatado la posición de liderazgo del mix que ostentaba en los últimos ejercicios, sobre todo a partir de la pandemia.
En estos seis años en los que los ciclos han escalado de la quinta plaza a la primera, la aportación de la energía eólica al total del sistema se ha elevado cerca de un 24,5%, o lo que es lo mismo, 6,6 veces menos que en el caso de los ciclos combinados.
Las siempre frías cifras avalan el argumento sostenido por el presidente de Naturgy, Francisco Reynés, que viene insistiendo en el papel determinante que debe tener el gas en el periodo de transición hacia las energías renovables y que el pasado viernes alertó sobre que esta circunstancia hará que durante los próximos años haya que seguir hablando de una energía cara.
Durante su intervención en las jornadas anuales del Colegio de Economistas de Cataluña, el ejecutivo explicó que las tensiones como consecuencia de la guerra en Ucrania han disparado tanto los precios como la volatilidad en los mercados, lo que ha afectado al coste del gas.
Refuerzo de la transición
Pero además, esto se combina con el hecho de que esta materia prima representa actualmente algo más del 24% del mix de generación eléctrica; un porcentaje que no ha bajado, en cualquier caso, del 20% en los últimos años.
Estos números refuerzan el papel del gas como tecnología de respaldo para la transición energética, que tendrá que seguir durante los próximos años en España dado que, como recordó Reynés,”no hay carbón y a partir de 2027 desmontaremos las nucleares”.
Combinación negativa
De hecho, el peso del carbón en el mix durante los últimos 12 meses se ha elevado 3,5 puntos, hasta rozar el 8% y, aun así, se sitúa prácticamente en la mitad que el que tenía justo antes de la pandemia; en los seis últimos años, se ha reducido más de cuatro veces debido al cierre masivo de plantas térmicas que se ha registrado en España.
La combinación de un entorno de precios del gas elevados y su más que evidente confirmación como fuente imprescindible para asegurar el suministro da como resultado un horizonte de energía cara para los próximos ejercicios.
Además, cabe tener en cuenta que España cuenta con el tope al precio del gas para generar electricidad, dentro de la llamada excepción ibérica, como arma para paliar estos efectos en el precio del recibo; sin embargo, no deja de ser una medida temporal que, en principio, dejará de estar vigente antes del próximo verano.
Los ciclos combinados también han sido las plantas cuya aportación al sistema se ha incrementado en mayor proporción desde el año anterior a la llegada de la pandemia. El volumen de electricidad generado con gas se ha incrementado un 24% desde 2019.
Menor demanda
Una cifra que compara con el incremento del 18,5% de la eólica, mientras que la nuclear se ha reducido algo más de un 3% y el carbón ha sufrido un desplome del 48% desde aquel ejercicio pese al repunte experimentado en 2022.
La demanda eléctrica también se ha reducido desde 2019, algo más de un 4,5%, en parte debido a que la actividad económica aun no ha terminado de recuperarse, aunque también influye un mayor ahorro como consecuencia del incremento de la eficiencia.