La fundadora de Tragaluz negocia su aterrizaje en Ibiza
La empresaria Rosa Esteva idea un proyecto urbanístico para convertir en “un referente” de la isla a la Cala Salada, en la que controla 24 hectáreas
14 diciembre, 2021 00:00“Quiero que Cala Salada sea un referente de Ibiza”. Con este propósito, Rosa Esteva ha planteado un proyecto urbanístico que quiere llevar a cabo de la mano del ayuntamiento de la localidad, Sant Antoni de Portmany, para rehabilitar la playa y convertirla en “la mejor” de la isla del archipiélago balear.
La dueña del restaurante Mordisco y fundadora del grupo Tragaluz y el hotel Omm (actualmente Sir Victor) se ofrece a aportar terrenos, financiación y asesoramiento para reformar la playa e instalaciones como las del restaurante existente --Cala Salada Beach Club, titularidad de la familia Riera Sala, según el Registro Mercantil-- y su terraza. “Yo tengo 24 hectáreas y puedo ofrecer que la playa sea interesante, con aparcamiento, un restaurante que tenga una granja agrícola de cosas buenas, que no se estropeen…”, manifiesta la empresaria en conversación con Crónica Global.
“Salvar la isla”
Esteva señala que su propósito no es lucrarse, sino mejorar el entorno. “No quiero hacer negocio, quiero salvar la isla”, asegura. “Si quieren que yo ayude, ayudo. En todo”, sentencia.
Desde este objetivo común, el de “que no se estropee Ibiza”, la restauradora se muestra dispuesta a “negociar” con el consistorio. “Y si tengo que ayudar y no ganar, si tenemos que gastarnos dinero y que Ibiza sea bonito, también”, aclara.
Un turismo más responsable
La empresaria lamenta que “la playa actual es una mierda” debido a la llegada de embarcaciones turísticas “cada media hora”. Indica que las aglomeraciones, las colas para poder sentarse y los tapones por exceso de coches aparcados, entre otros, son habituales en este enclave privilegiado. “Si hay un incendio, nos morimos todos”, advierte.
“La gente no quiere volver”, afirma. Por ello, propone una inversión conjunta “en estética”, con una terraza atractiva y parasoles colgantes como las de otras calas con un modelo turístico más sostenible y lograr así “que la gente que venga tenga ganas de quedarse”.
La Barcelona de Esteva
Además de la colaboración a nivel económico y de las tierras, Esteva, de 80 años, puede aportar su experiencia tras una larga trayectoria en la que levantó el imperio gastronómico del Tragaluz, ahora en manos de Miura, que llegó a operar una veintena de restaurantes. Sus empresas han llegado a emplear a un total de 1.500 personas.
La hostelera, que continúa al frente del Mordisco, recuerda que con este restaurante logró “que Barcelona fuera diferente". “Ibas a restaurantes y todo era manteles. Yo pensé, me aburre, me apetece comer bien cada día”, rememora. Sin embargo, lamenta que actualmente “Barcelona está vergonzosamente mal” y que ha empeorado “mucho”. En cambio, considera que “Madrid y Girona están, sin comparación, mejor” que la capital catalana.
Ilusión y firmeza
Sobre su estilo en la cocina y al frente de proyectos empresariales, resalta la importancia de hacer las cosas con ganas, cariño, ilusión y… ¿un toque de autoridad? “No, yo no mando. Bueno, sí mando, siempre, porque es como una familia: una familia tiene un padre, una madre…”.
Para Esteva, esa es la clave, una confianza absoluta en un equipo que entiende como una parte más de su familia, en la que incluye también a los clientes: “A los camareros les pido que no digan ‘siéntese aquí’. Recíbelos como si viniera tu madre a verte”. Un estilo estricto, perfeccionista, pero cercano que asegura que continúa imperando en el Mordisco. El mismo talante que ahora ofrece brindar al rincón de Ibiza que se ofrece a mejorar.