Una fiesta de tarde en Pachá Barcelona, que pasa a una sociedad instrumental / PB

Una fiesta de tarde en Pachá Barcelona, que pasa a una sociedad instrumental / PB

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Pachá Barcelona pasa a manos de una sociedad instrumental

La icónica discoteca de las dos cerezas se vende a un inversor tras zafarse del fondo soberano de Singapur: Costa Este sigue en la gestión

9 junio, 2021 00:00

Pachá Barcelona se ha vendido a una sociedad instrumental. La icónica discoteca de las dos cerezas ha recalado en el porfolio de un inversor tras cerrar una operación con Grupo Costa Este, el operador de la noche de los hermanos Ramón y Javier Bordas, que lo ha gestionado durante años. El líder del ocio nocturno catalán continuará al frente de un club que resistió a la puja de GIC, el fondo soberano de Singapur y dueño del aledaño Hotel Arts

Según ha podido saber este medio de fuentes del mercado, la compra de Pachá Barcelona está vinculada, precisamente, al derecho de adquisición preferente que activó Costa Este cuando el propietario del Hotel Arts trató de comprar el local y el resto del Frente Marítimo por 76 millones. La firma de los Bordas puso 13 millones de euros sobre la mesa y salvó el establecimiento. Ahora ha traspasado la propiedad a un tercero, indican voces del sector. 

El inversor que les financió

Este tercero es, por medio de una sociedad instrumental, el empresario inversor que financió el derecho de adquisición de Pachá. El empresario habría ayudado a los hermanos Bordas a pagar 13 millones para permanecer en el lugar y, después, habría ejecutado los préstamos de mutuo acuerdo con la pareja de directivos. Con ello, el patrono se habría quedado Pachá Barcelona en propiedad en una operación que todas las partes tildan de "amistosa". 

Ello no significa que Costa Este se marche. La enseña de los Bordas continuará al frente de un exitoso modelo de negocio. Lo hará en calidad de gestor o explotador del establecimiento. De hecho, el negocio ya ha comenzado a facturar de nuevo tras el obligado parón por la pandemia del coronavirus porque dispone de cocina y licencia de restaurante, lo que le permite ofrecer sesiones de vermut y tardeos hasta la una de la madrugada, cuando la restauración debe cerrar --por ahora-- en Cataluña. Mientras, las salas con licencia de discoteca siguen en silencio pendientes de que el Ministerio de Sanidad y Consumo dé marcha atrás a una orden de agosto de 2020. 

Costa Este: "Seguimos"

Preguntado por la cuestión, Ramon Bordas ha confirmado la operación, aunque la ha acotado a un movimiento amistoso y discreto con un "fondo" del que no podía aportar detalles por las cláusulas de confidencialidad que rigen los acuerdos de esta índole. Sí ha asegurado el cofundador de Grupo Costa Este que la compañía "continúa al frente" de Pachá Barcelona, el único club en operación de la firma de las dos cerezas en Barcelona. 

El modelo de negocio del restaurante, lounge y discoteca, por lo tanto, sigue. Ello es importante por cuanto significa que Grupo Costa Este logrará mantener un activo en mitad de la macrorreforma del Frente Marítimo que proyecta el dueño del Hotel Arts, y que se plasmará en una marina de alto nivel con más espacio de juego, ampliando el Casino de Barcelona, y boutiques de primeras firmas. 

El sector: "Es legal y comprensible"

Fuentes del sector han explicado que la operación en Pachá Barcelona "es legal habida cuenta de que Costa Este ejerció su derecho de adquisición preferente en la subasta de Patrimonio del Estado en 2020". Las voces consultadas han indicado que el conglomerado de los hermanos Bordas "podía vender la discoteca porque un derecho económico es transmisible con arreglo a la normativa vigente". 

Otras voces de la industria del ocio nocturno han recordado que la posición del líder de la noche catalana "es mucho mejor que la de sus rivales", pues "al menos pueden operar de forma restringida con las licencias de restaurante, algo que sus rivales no pueden hacer". La vuelta al negocio de plazas como Pachá Barcelona, Opium, Nuba y Bling Bling contrasta pues con la atonía de competidores como Apolo y Razzmatazz, que llevan más de un año en silencio --la primera ha reabierto solo para conciertos puntuales-- y en una grave situación financiera.