Sede del BBVA, que ha planteado un ERE para 3.200 empleados en el marco del histórico ajuste laboral que está llevando a cabo la banca / EP

Sede del BBVA, que ha planteado un ERE para 3.200 empleados en el marco del histórico ajuste laboral que está llevando a cabo la banca / EP

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La banca destruirá en un año más del 11% de los empleos del sector

Los ajustes de plantilla que negocian las entidades o que ya han acordado, en el marco de la crisis y los procesos de consolidación y digitalización, acabarán con más de 20.000 puestos de trabajo

14 abril, 2021 00:00

La tormenta perfecta desatada en torno al ámbito financiero llevará a la banca española a protagonizar el mayor ajuste laboral de su historia. En apenas un año, las grandes entidades ejecutarán reducciones de plantilla que acabarán con algo más de 20.000 empleos, lo que supone algo más del 11% de toda la fuerza laboral del sector, que ya se había visto reducida en un tercio como consecuencia de la anterior crisis.

La relación del actual proceso con el derivado de la recesión que se inició a finales de la pasada década también resulta notablemente significativa. Tanto es así que cuando concluya el actual proceso de ajuste, la gran banca habrá eliminado el equivalente al 20% del empleo que destruyó en la suma de los últimos diez años. Eso sí, con la diferencia de que ahora lo habrá hecho en poco más de doce meses.

Negociaciones en marcha

En las últimas horas, ha sido el BBVA el que ha comunicado a los sindicatos el inicio de un expediente de regulación de empleo que afectará aproximadamente a 3.200 trabajadores, tanto de sucursales como de servicios centrales.

Este martes también ha arrancado de manera oficial la negociación del nuevo Caixabank, resultante de la absorción de Bankia, con los representantes de los trabajadores, en un ajuste que está por concretarse pero en el que, prácticamente desde que se acordó la fusión por parte de los consejos de administración de las entidades, allá por el pasado mes de septiembre, se barajan cifras que oscilan entre los 7.000 y los 8.000 empleados.

Ajustes por concretarse

Antes, Santander y Banco Sabadell ya pasaron por el envite de la reducción de sus plantillas, con un resultado conjunto próximo a los 5.500 puestos de trabajo eliminados.

Para más adelante se espera un proceso de la misma naturaleza como resultado de la fusión entre Unicaja y Liberbank, que fue aprobada por las juntas de accionistas de las entidades poco antes de Semana Santa y que se encuentra a la espera de las autorizaciones pertinentes, principalmente la de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) para concretarse.

Combinación de factores

En este caso, se espera un recorte que afectará a algo más de 2.000 trabajadores de ambos bancos, que se definirá cuando concluya la operación desde el punto de vista mercantil.

La combinación de los efectos de la crisis derivada del coronavirus con los procesos de creciente digitalización y el de consolidación para reforzarse en un entorno prolongado de tipos de interés negativos ha desembocado en este movimiento sin precedentes por su elevada intensidad.

Más de 110.000 empleos

En términos absolutos, la incidencia de la anterior crisis fue superior en el sector financiero en términos de empleo pero a un ritmo notablemente más diferido. Según las cifras que manejan los sindicatos, la banca destruyó algo más de 110.000 empleos a lo largo de diez años desde que se inició la recesión, a finales de la pasada década.

Por entonces, aquella crisis supuso acabar con todo un sistema como el de las extintas cajas de ahorros, constituido por algo más de medio centenar de entidades de diversos tamaños, que terminaron bien convertidas en bancos tras diversos procesos de concentración entre ellas (las llamadas “fusiones frías”), bien absorbidas por la gran banca.

Reforzar el capital

En ambos casos, se dieron procesos traumáticos que supusieron una notable reducción de puestos de trabajo, en los que los empleados de las entidades de menor tamaño salieron especialmente perjudicados.

En la actualidad, el sector vuelve a afrontar una situación de crisis, provocada por las consecuencias de la expansión del coronavirus. Aunque en esta ocasión el sector ha sido parte de la solución y no del problema como lo fue en la anterior recesión, lo cierto es que el escenario requiere de un especial refuerzo en términos de capital y solvencia ante los efectos de esta situación, que podrían traducirse en factores como un elevado incremento de la morosidad.

Competencia tecnológica

Desde hace unos años, las autoridades europeas también han insistido a las entidades en la necesidad de fortalecerse para poder asumir el escenario continuado de tipos de interés negativos, que se espera que se prolongue hasta bien pasada la mitad de la década que acaba de iniciarse. Y también con vistas a poder competir con los gigantes tecnológicos estadounidenses, que amenazan con provocar una auténtica revolución en un sector en el que están empezando a prestar servicios.

Precisamente como consecuencia de lo anterior, la creciente digitalización de los sistemas y las prácticas bancarias, acelerado por si fuera poco por las restricciones derivadas de la pandemia, completan un panorama que ayuda a entender el porqué de un ajuste tan radical en un espacio de tiempo tan reducido.