Los coworking 'pescan' en la empresa tradicional para sobrevivir a la pandemia
Las nuevas restricciones y el impacto de la crisis para muchos autónomos genera un cambio de roles entre los clientes de estos centros de trabajo
1 noviembre, 2020 20:30“Las empresas van ahora con el freno pisado. No tienen claro cómo van a volver, con qué capacidad y si harán rotaciones entre sus empleados”. Es el resumen de las consecuencias de la pandemia en la vuelta al trabajo en las oficinas y el impacto para un sector, el del coworking, que estaba en auge y ahora es uno de los más perjudicados. La implantación del teletrabajo, las nuevas restricciones y el mazazo económico para muchos autónomos ha dejado estos espacios contra las cuerdas.
La crisis del coronavirus ha provocado la salida de gran parte del público tradicional de los coworking: profesionales liberales y autónomos jóvenes que comparten espacio de trabajo. Ante este panorama, los centros tratan de captar empresas tradicionales, como bufetes de abogados, para llenar sus plantas con el reclamo de abaratar gastos.
Muchos centros, pocos propietarios
En España existen 2.300 locales de coworking, de los que solo 1.175 están activos, se distribuyen en 189 ciudades y tienen capacidad para 33.000 puestos de trabajo, según datos de la plataforma CoworkingSpain. Sin embargo, el sector destaca por la alta concentración de espacios en pocas manos: el 60% de la planta pertenece al 10% de los operadores, unos 360.000 metros cuadrados. Los principales propietarios son WeWork, que tras un crecimiento espectacular en todo el mundo tuvo que frenar su salida a bolsa por las dudas de los inversores; Utopicus (grupo Colonial) y Spaces (IWG).
“En marzo teníamos peticiones para ocupar el 80% del edificio y estábamos mirando abrir un segundo espacio en Barcelona, ahora se ha quedado en stand by”, resume el manager de la francesa Wojo, Fernando Sánchez. La firma acaba de abrir en la capital catalana su primer centro fuera del país galo, con 8.300 metros cuadrados y capacidad para 900 personas en el distrito del 22@. Con todo, reconoce que la ocupación es baja por el momento en un contexto marcado por nuevas restricciones y escalada de contagios.
Captación de nuevos clientes
“Es un momento complicado, pero nuestros planes pasan por estar en Barcelona, al menos, durante los próximos 15 años. Esto es coyuntural”, resume Sánchez, que detalla que el objetivo pasa ahora por ampliar mercado y ofrecer soluciones inmobiliarias a diferentes empresas: “Hay compañías susceptibles a este modelo de negocio. Lejos de la imagen del profesional tecnológico hay alternativas de corte tradicional, como los bufetes de abogados”.
Según el informe El estado del coworking en España 2019-2020, Barcelona cuenta con 353 locales, frente a los 290 de Madrid. Sin embargo, si en 2019 había 818.000 metros cuadrados disponible en conjunto, este año se ha experimentado una rebaja de la superficie activa hasta los 615.000. Fue el pasado abril cuando la demanda toco suelo, un 37% por debajo de 2019 por el lastre de la pandemia. Con todo, septiembre cerró un 218% por encima del mismo mes del año pasado. Desde el sector lo atribuyen al interés de muchas empresas por desprenderse de activos y apostar por espacios con precio cerrado y que permita la rotación de empleados.
“Se están acercando empresas que no encajarían con la idea inicial del coworking y empleados de multinacionales que se han cansado del teletrabajo”, explica Sánchez. Además, el sector está acusando restricciones como el cierre de bares y restaurantes, que ha dejado sin servicio a los ocupantes de las oficinas: “El que se planteaba comer al lado y volver, ahora combina media jornada presencial y la otra media desde casa”.