Moncloa necesita una subida de la recaudación inédita para cuadrar los Presupuestos / EP

Moncloa necesita una subida de la recaudación inédita para cuadrar los Presupuestos / EP

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El Gobierno necesita elevar la recaudación en un año como en los cuatro anteriores juntos

El objetivo de unos ingresos tributarios récord para cuadrar los Presupuestos supone un desafío a uno de los tradicionales caballos de batalla de la administración

1 noviembre, 2020 22:10

Los Presupuestos aprobados por el Gobierno de Pedro Sánchez, considerados como los más expansivos de la historia, presentan al ejecutivo un reto de dimensiones igualmente inéditas: lograr una recaudación tributaria superior a los 222.000 millones de euros. Al margen de la confusión que a veces generan los grandes números, el desafío equivale a elevar la cifra en un solo año en la misma proporción que en el acumulado de los cuatro anteriores, en los que, además, se han registrado los mayores avances en este capítulo desde principios de siglo.

Con el foco puesto en esta meta, focalizada en compensar el notable incremento de gasto público contemplado en las cuentas para el próximo año, Moncloa ha diseñado todo un programa de alzas impositivas en busca del registro histórico que supone, además, batallar contra uno de los talones de Aquiles de la Administración: una recaudación fiscal baja en relación con la de los países del entorno.

 

 

Partidos y asociaciones reaccionan a la presentación de los PGE / EUROPA PRESS

Ciclo expansivo

El Gobierno cuenta, además de con la revisión al alza de varios tributos, con la baza de un ejercicio 2021 para el que prevé un crecimiento del Producto Interior Bruto (PIB) que podría rozar el 10% en el mejor de los casos. Cifra que, no obstante, es inferior a la acumulada en los últimos cuatro años, próxima al 15%.

En este periodo de bonanza, entre 2016 y 2019, los ingresos tributarios se incrementaron algo más de un 14%. El ejercicio más destacado fue el de 2018, con alzas del 7,5%. Aquel año, la administración logró superar la barrera de los 200.000 millones de euros, hito que no conseguía desde 2007. Toda una muestra de lo complicado que resulta.

 

Los Presupuestos aprobados por el Gobierno de Pedro Sánchez, considerados como los más expansivos de la historia, presentan al Ejecutivo un reto de dimensiones igualmente inéditas: lograr una recaudación tributaria superior a lo222.000 millones de euros. Al margen de la confusión que a veces generan los grandes números, el desafío equivale a elevar la cifra en un solo año en la misma proporción que en el acumulado de los cuatro anteriores, en los que, por cierto, se han registrado los mayores avances en este capítulo desde principios de siglo.

Con el foco puesto en esta meta,e 2016 y 2019, los ingresos tributarios se incrementaron algo más de un 14%. El ejercicio más destacado fue el de 2018, con alzas del 7,5%. Aquel año, la Administración logró superar la barrera de los

Un aumento superior al 13%

El anteproyecto de Ley de Presupuestos Generales del Estado (PGE) contempla que la previsión de ingresos tributarios totales para 2021 será un 13% superior a la de 2020. Sin embargo, todo apunta a que el salto deberá ser aún mayor, dado que el Gobierno toma como referencia una estimación para el conjunto del año (dado que aún no ha terminado) y todo apunta a que el resultado final quedará por debajo debido a los efectos de la crisis del coronavirus.

Así, los últimos datos publicados por la Agencia Tributaria reflejan que la recaudación en los nueve primeros meses del año ascendió a 134.950 millones de euros, un 9,5% inferior a la registrada en el mismo periodo de 2019. La previsión que maneja el Gobierno contempla un descenso al final de 2020 en torno al 5%.

Un 7% menos que en 2019

Una previsión que, en circunstancias normales, estará lejos de cumplirse. Incluso en la complicada hipótesis de que en el último trimestre los ingresos replicaran a los obtenidos en el periodo octubre-diciembre del pasado año, la recaudación total de 2020 estaría algo más de un 7% por debajo de la del ejercicio precedente.

Por lo tanto, el salto para alcanzar el objetivo de recaudación reflejado en los PGE se iría por encima del 16% en un solo ejercicio. Un “más difícil todavía” como el de las habilidades de los equilibristas en el circo.

 

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Base imponible baja

Bien es cierto que el Plan Presupuestario remitido a la Comisión Europea a mediados de octubre recoge un incremento de los impuestos superior a 7.000 millones de euros. Pero los expertos auguran que el Gobierno de Sánchez no será diferente de los anteriores en lo tocante a chocar con los problemas de la Administración a la hora de incrementar esta partida.

Un problema que no tiene tanto que ver con que los impuestos sean demasiado reducidos sino con el punto de partida de una base imponible reducida en relación con la que presentan los países de su entorno.

El foco en las rentas altas

El ejemplo paradigmático está en la subida fiscal contemplada para las rentas altas, del 2,5% al 3,5% en el Impuesto de Patrimonio a partir de 10 millones de euros. La medida permitirá elevar la recaudación poco más de 50 millones de euros al año. Según los datos de la Agencia Tributaria, en 2018 apenas 600 contribuyentes declararon rentas por encima de 30 millones de euros (lo que se conoce comúnmente como “ultra ricos”), en torno a un 30% por debajo de los registros de países como Francia y Alemania.

Algo similar ocurre con el Impuesto de la Renta de las Personas Físicas (IRPF), que representa aproximadamente el 50% de la recaudación total. De aprobarse el proyecto de PGE, el tributo subirá para las rentas superiores a 300.000 euros.

Traslado a los precios

El incremento del Impuesto de Sociedades llega en un momento en el que muchas empresas no tributarán por este concepto debido a que la crisis impedirá que cierren el año con beneficios, sin contar las que directamente han desaparecido (en términos netos, más de 100.000 en lo que va de año).

Las grandes corporaciones, hacia las que va dirigida fundamentalmente la medida, repercutirán en muchos de los casos el alza fiscal al precio de los productos, lo que podría detraer el consumo y, por lo tanto, hacer menos eficaz la otra gran baza del Gobierno en materia de impuestos: la revisión al alza del IVA a algunos bienes y servicios.