Dos trabajadores en una obra, uno de los sectores con más empleos para la inmigración / EFE

Dos trabajadores en una obra, uno de los sectores con más empleos para la inmigración / EFE

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La inmigración regresa a España a niveles precrisis y sostiene el envejecimiento

El Banco de España manifiesta que el "dinamismo" en los movimientos de extranjeros fue determinante para "contrarrestar el deterioro del saldo vegetativo"

12 septiembre, 2019 12:23

El empuje de los extranjeros sostiene la pérdida de población en España. Mientras que el saldo vegetativo del país --diferencia entre nacimientos y defunciones-- sigue replegándose, la entrada de inmigrantes recupera el pulso tras el éxodo de los años más agudos de la crisis económica. Así, en 2018 el número de habitantes se incrementó en 276.186 personas, el mayor aumento desde 2008.

Durante el año pasado, España recibió 333.672 personas de origen extranjero, que compensaron la caída de población interna de 56.262 personas. Según la última actualización del INE, la población del país era hasta junio de 46.934.632 habitantes. Así, el Banco de España recalca en su informe sobre ‘La evolución reciente de la población en España’ cómo “el elevado dinamismo de los flujos migratorios en 2018 contrarrestó el deterioro del saldo vegetativo”.

Contrapunto al envejecimiento

Por tanto, la inmigración supone un contrapunto al progresivo envejecimiento del país, que repercute en que la tasa de dependencia --personas por encima de los 64 años-- se haya incrementado casi un 6% en los últimos diez años. De hecho, el dato de nuevas entradas ha sido mayor de lo previsto por el INE, gracias a la contención de las salidas y el incremento de las llegadas durante un 2018 en el que España fue el motor de crecimiento económico de la Unión Europea.

Sin embargo, el mayor desequilibrio en el fenómeno migratorio guarda relación con el destino. Según apunta el Banco de España, “las entradas de inmigrantes se produjeron en las regiones que ya tenían un mayor porcentaje de población extranjera, como suele suceder habitualmente, dada la importancia de los efectos de red”. Es decir, Cataluña y Madrid suelen ser los puntos preferentes, agravando la brecha con el interior del país. Así, ahonda el informe, estos se han decantado por “dirigirse hacia las regiones con mayor crecimiento del empleo”, especialmente el relacionado con el sector servicios.

Dependencia de la economía

A pesar de que la tasa de paro es mayor entre los inmigrantes, la recuperación del mercado de trabajo en España durante 2018 generó un incremento de las llegadas, que habían mermado entre 2012 y 2016, hasta el punto de que una quinta parte de la población de entre 25 y 49 años ha nacido en un país extranjeros, según señala el estudio del Real Instituto Elcano sobre ‘Inmigración en España: una nueva fase de llegadas’.

“Durante la fase de recuperación económica iniciada en 2014 han ido ganando peso relativo las entradas procedentes de países iberoamericanos”, destaca el Banco de España, al tiempo que se han dado “aumentos de menor intensidad” procedentes de Centroamérica y África. Por países, los mayores incrementos provienen de Colombia --9,5%-- y Venezuela --8,4%--.

Sobre este fenómeno de inmigración extracomunitaria, el informe de Elcano apunta que atiende a una motivación “básicamente económica y de primera generación, formada por adultos jóvenes en busca de un empleo, pero en este período se ha formado ya una segunda generación de hijos de migrantes --nacidos en España o a su vez inmigrados en su infancia o adolescencia-- cuyo éxito profesional será la clave de su integración social”.