La noche más violenta de Barcelona tras la sentencia del 1-O
Radicales organizan barricadas en llamas en el centro de la ciudad, durante la jornada con más disturbios tras la condena a los líderes del 'procés'
19 octubre, 2019 01:37La quinta jornada de disturbios en Barcelona, la del viernes que coronaba la pretendida huelga general, comenzó con una barricada en la plaza Urquinaona con Via Laietana, cuando los asistentes a la manifestación de la tarde --tras la llegada de las seis columnas de la Marcha por la Libertad procedentes de otros tantos puntos de Cataluña-- se instalaron en el centro de la capital. Un grupúsculo de radicales se incorporaron desde Passeig de Gràcia y Pau Claris, al grito de “somos antifascistas”. El perfil, el mismo que el de los cuatro días anteriores: menores o estudiantes muy jóvenes, ataviados con atuendo oscuro, y diversos elementos para no ser identificados; pasamontañas, pañoletas, gafas de ventisca y cascos. Pero la jornada fue la más violenta y larga de todas.
Pese a que durante los últimos días se ha especulado con la presencia de individuos que siembran el caos en la ciudad procedentes de otros países, la gran mayoría hablan castellano y catalán. Son españoles, cambian indistintintamente de idioma, y se toman el alboroto como una gincana. Cargan con mochilas en las que portan palancas para arrancar adoquines que luego lanzan contra agentes de la Policía Nacional, y Mossos d'Esquadra, aunque la presencia de estos últimos en los alrededores de plaza Catalunya este viernes fue prácticamente nula hasta bien entrada la noche.
Pelotas de goma y balas de foam
Los agentes dispersaron a los radicales con balas de foam, pelotas de goma y gas pimienta. De hecho, durante la tarde, una de las manifestantes resultó herida en un ojo. La muchedumbre se agolpó a su alrededor, mientras ésta, muy joven, se estiraba en el suelo, tapando la zona afectada y profiriendo alaridos de dolor.
Los allí congregados preguntaban dónde estaban los servicios de emergencias, que, al igual que los Mossos, estaban ausentes de plaza Catalunya, Portal de l'Àngel, y plaza Urquinaona con Via Laietana; epicentro de las protestas de la jornada, hasta pasadas las 22:30 horas, cuando la policía autonómica puso en funcionamiento el camión con cañón de agua --conocido popularmente como botijo--, apareció una ambulancia, y varios furgones se plantaron ante una barricada que los radicales habían montado en la calle Pelai. En total, se registraron 60 heridos en la capital catalana durante los altercados, y al menos 31 personas detenidas en el conjunto de Cataluña.
¿Dónde están los bomberos?
La actuación de la Policía Nacional, que estableció un perímetro de seguridad alrededor de la jefatura de Via Laietana, y sus calles aledañas, impidió que los radicales se acercaran las instalaciones policiales. Así que los manifestantes fueron montanto barricadas, a las que prendían fuego por distintos puntos del centro. De Pelai a Universitat, y de allí a Balmes con Gran Via, entre otras muchas calles colindantes. Los agentes intentaron disolver a los manifestantes con balas de goma, y estos respondían a botellazos --dejando el centro de la ciudad plagado de cristales rotos-- y gritos de "fuera las fuerza de ocupación".
Los efectivos de cuerpos de bomberos tardaron en aparecer. Cientos de contenedores ardían cortando las calles y asustando a turistas y barceloneses que corrían para refugiarse en bares que bajaban las persianas a media altura para proteger a sus clientes. La principal preocupación de unos y otros era cómo volver a sus casas o alojamientos, con la ciudad colapsada y en llamas, por quinto día consecutivo, a lo que se sumaba la reducción del transporte público por la adhesión a la convocatoria de huelga independentista.
Un polvorín en el centro de la ciudad
Mientras la jornada de paros ha transcurrido de forma pacífica, al igual que la manifestación que ha partido de los Jardinets de Gràcia, los radicales, que han protagonizado disturbios en la ciudad desde principios de semana, incrementan su violencia en las calles de Barcelona. El centro se había convertido en un polvorín, antes de que cayera la noche, en el que la misión fundamental era escapar de pelotas de goma, gases lacrimógenos, lanzamiento de adoquines y botellas de vidrio, así como esquivar las llamas.
Altercados que se sucedieron otra vez durante horas, en las que los manifestantes campaban a sus anchas sembrando el caos y el miedo en la capital catalana. Pasadas las 23:00, la actividad de fuerzas de seguridad y efectivos de bomberos se intensificó para dispersar a los radicales y sofocar las llamas. Unos incidentes que también dejan siete agentes heridos, y numerosos destrozos en mobiliario urbano, comercios, y adoquines arrancados, esparcidos por el suelo.