Cataluña lleva años sumergida en la idea política de la independencia. Hace más de una década que habla del encaje de la comunidad autónoma con el resto de España. Algunos creen que hay una relación de desventaja, claro que no todo el mundo lo ve así.
En medio de este enorme bullicio político, reforzado en los últimos meses por las elecciones catalanas, hay una parte de Cataluña que mira toda con cierta distancia, la Vall d’Aran. ¿Por qué?
Rasgos diferenciales
Esta comarca situada el noroeste de Cataluña tiene un idioma propio, el aranés; es la única región de toda la comunidad que tiene un clima atlántico en vez de Mediterráneo; se dice que también es la zona preferida de los pijos para pasar el invierno, sobre todo por la pista de esquí de Baqueira-Beret; los veranos son los más frescos de la autonomía... En definitiva, parece un espacio independiente. Y, en cierta manera, lo es.
Un idioma propio
Desde 2015 esta zona tiene un gobierno propio, una especie de gobierno autonómico que le da un estatuto especial respecto al resto de regiones catalanas. El Estatut d’Autonomia de Cataluña le reconoce una identidad cultural y lingüística propia. Un claro ejemplo de ellos es que la lengua aranesa es cooficial en la comarca desde 1995.
El factor idiomático, en una autonomía como Cataluña, es un elemento fundamental de la identidad, por lo que la Vall d’Aran parece haberse ganado esta categoría especial. El aranés parece haber surgido de una derivada del occitano gascón, que lo asemeja al catalán y al francés en cierta medida, pero que también tiene una ortografía y vocabulario propio.
¿Independencia?
La defensa de la identidad aranesa ha sido una prioridad para las autoridades locales. Esta dedicación a la causa aranesa se refleja en la gestión autónoma de algunas competencias, como la sanidad, por parte del Consejo de Arán.
Su factor diferencial también se pudo ver cuando el Govern de Puigdemont anunció la celebración del referéndum independentista. En ese momento, el gobierno autónomo aranés se llegó a plantear convocar otra consulta al margen en la que se decidiera si, en caso de proclamarse la independencia de Cataluña, preferían formar parte de esta o de Aragón. No sucedió.
Un autogobierno condicionado
A pesar de este autogobierno relativo, la influencia de la Generalitat en la toma de decisiones sigue siendo significativa, especialmente en lo que respecta a la gestión de fondos y directrices políticas. Aunque el Valle de Arán tenga el derecho a decidir su futuro, como se consagró en la ley de 2015, el significado concreto de este derecho aún genera debate y reflexión.
En cualquier caso, más allá de la lengua, el autogobierno y la cultura diferenciada, esta comarca tiene mucho más. El hecho de tener un clima atlántico también favorece un paisaje muy distinto.
Cómo es: colores y ríos
Los Pirineos se elevan más en la zona de la Vall d’Aran y también se vuelven más verdes cuando llega el buen clima. Eso favorece un paisaje en el que el verde de los prados y el azul de los lagos se imponen, mientras en invierno todo se tiñe de blanco.
También tienen uno de los ríos más especiales del mundo. El Garona, que nace a 1.850 metros en la Vall d’Aran no va en dirección sur, hacia el Mediterráneo, sino que desciende hacia el norte hasta desembocar en el océano Atlántico, en el estuario de La Gironda.
La arquitectura y los pueblos araneses
Por último, destacar su arquitectura. Cruzar el túnel de Vielha es llegar a un mar de tejados de pizarra, ideales para proteger los pisos y casas de la nieve. Tampoco faltan los edificios realizados de piedra o decorados con ella.
Este tipo de construcciones lucen más en los pequeños pueblos que están distribuidos por las montañas de la comarca. Calles estrechas, pueblos de poco más de un centenar de habitantes, pendientes, puentes de diversos estilos para cruzar los diferentes ríos y riachuelos formados por el deshielo, las cascadas que genera este mismo fenómeno, las iglesias con esbeltos campanarios, forman parte del paisaje del lugar.
Cuándo ir
La mejor época para visitar estos pueblos es durante la primavera y el verano. Y si se tienen poco tiempo para ir, he aquí una recomendación. Bagergue, un pueblo de tan solo 105 habitantes, es el más alto de la Vall d’Aran situado a 1.419 metros y presume de un título muy especial.
Además, desde 2019 pertenece a la Asociación española Los Pueblos Más Bonitos de España, que es una fundación privada que se dedica a evaluar la belleza y el estado de conservación de los pueblos. Bagergue es el primero de Cataluña en acceder a esta entidad.
Así es el pueblo más bonito de Cataluña
Bagergue ostenta la máxima distinción en el movimiento Viles Florides con Cuatro Flores de Honor. Este movimiento quiere mostrar y poner en valor la riqueza natural y paisajística del territorio mediante el reconocimiento público de todos aquellos proyectos de ajardinamiento, ornamentación floral, mobiliario urbano y espacios lúdicos que, tanto en el ámbito público como privado, son un ejemplo a seguir.
Los Pueblos Más Bonitos de España nació en el 2011 con el fin de promocionar, difundir, fomentar y preservar el patrimonio cultural, natural y rural en áreas geográficas con menor nivel de industrialización y población.
Las transformaciones que ha sufrido el pueblo en los últimos años no le han quitado el encanto de pueblo de montaña, casa de piedra con tejados de pizarra y balcones de madera. Bagergue tienen la virtud de tener las mismas horas de sol en verano que en invierno.
Qué hacer y qué ver en Bagergue
En Bagergue podrás descubrir diversos rincones como la Casa Menginat, la Casa es de Pansart, la iglesia de Sant Félix del siglo XII, la Quesería más alta del Pirineo y el Museo Eth Corrau con más de 2500 piezas y utensilios antiguos donde se puede observar la historia de usos y costumbres de la Vall d’Aran. También, podrás gozar de un momento de tranquilidad y contemplación en la Ermita de Santa Margalida, situada a 1 km al Norte del pueblo de Bagergue.
Cómo llegar a la Vall d'Aran
Este pequeño rincón de Cataluña se sitúa prácticamente en la frontera con Francia, justo por encima del Parque Nacional de Aigüestortes. Si vienes desde Barcelona, debes saber que el pueblo está a 291 kilómetros y debes tomar la A-2 en un trayecto que supera las tres horas.
Si lo haces desde Lleida, el trayecto asciende a las dos horas y media, mientras que desde Tarragona son algo más de tres horas y media y desde Girona, cuatro horas y media aproximadamente.