Conseguir un apartamento, piso o casa a primera línea de costa es una odisea que muchos no desean ni a su peor enemigo. Si los precios de las grandes capitales españolas están por las nubes, las del litoral catalán no se quedan cortas.
Aunque siempre hay algún oasis, el último informe de la Generalitat es más que claro. Entre el centenar de municipios tensionados para el alquiler, sólo hay cuatro pueblos de la costa que no lo están. Un oasis en medio de un mar de miles de euros por metro cuadrado.
Los cuatro pueblos más asequibles
Ninguna de estas localidades está en la costa de Barcelona, pero sorprendentemente hay tres en la Costa Brava y sólo una en la Dorada, Vandellós y L'Hospitalet de l'Infant. Los de la provincia de Girona son El Port de la Selva, Colera y Portbou.
De estas cuatro ciudades hay una que destaca por encima del resto por el precio, y no, no es la que uno puede imaginar. De hecho, el precio medio del metro cuadrado del área de la central nuclear está a más de 2.000 euros, según el portal inmobiliario Fotocasa.
El municipio costero más barato
El más barato de todos es, por tanto, de la Costa Brava, y es el último pueblo costero de Cataluña antes de llegar a Francia, Portbou. Allí, tanto alquilar como comprar una vivienda sale bastante barato.
No se puede decir que sean muy económicos, pero comparados con el resto de municipios del litoral catalán, destaca. El metro cuadrado sale a 1.449 euros y el precio medio de una vivienda es de 142.258€.
¿Una casa con vistas?
Estos precios son casi un chollo para muchos, porque en este municipio son pocas las viviendas que no tienen vistas al mar. Portbou se eleva desde la orilla del Mediterráneo por toda la ladera de la montaña, unas colinas que no son otra cosa que los Pirineos en su encuentro con el mar. Este detalle, así como su bahía en forma de luna, le dan al pueblo una belleza muy peculiar.
Allí mismo, en la arena, se encuentra un chiringuito mítico que abre incluso los días de invierno. Pero si uno quiere platos más elaborados, siempre puede pasear por el paseo marítimo y disfrutar de los platos que ofrecen sus restaurantes.
Un poco de historia
Para los interesados en la historia, Portbou también tiene grandes atractivos. Por un lado, la estación de tren, la última de Cataluña antes de llegar a Francia y que recuerda precisamente a la estación que lleva este mismo nombre situada a Barcelona.
Este edificio fue testigo además de historias muy trágicas. Durante la Guerra Civil muchos se apeaban en el andén para emprender su exilio al país de vecino. De hecho, todavía se puede ir andando hacia allí por algunos de los caminos abiertos en su día y ver los restos de alguna torre de vigilancia, además de la antigua frontera.
Un hecho trágico
Por último, hablar de Portbou sin hacer referencia a su cementerio es casi un sacrilegio. Se trata de un pequeño camposanto de diferentes niveles orientado hacia el mar y Francia, donde se tiene unas vistas increíbles del Mediterráneo.
Muy cerca de allí, además, se puede ver el homenaje al filósofo Walter Benjamin. El alemán huyó del nazismo de su país natal y a su llegada a Cataluña, tras cruzar la frontera, se encontró con la victoria franquista. La idea de tener que vivir por un mundo gobernado por fascistas, lo llevó a lanzarse de uno de los acantilados de Portbou.
Cómo llegar
Arribar al pueblo costero más barato de Cataluña requiere un tiempo. A pesar de estar a cinco minutos de Francia y a 40 de Girona, se tarda un poco más en llegar desde la capital.
Desde la Barcelona son más de dos horas en coche por la AP-7. Se toma la salida 4 con destino Roses y se prosigue el camino por la N-260 hasta Portbou. También se puede ir en tren media distancia. En este caso, se tarda cerca de tres horas.